Auditórium

La Navidad con hiperinflación, y sin Dios no existe

Dios reside en lo alto, pero se inclina hacia abajo...Fin de la cita.

 

La tradición del Niño Jesús ha sido permanente todos los 24 de diciembre, pero en muchos hogares de los 23 del país los regalos brillaran en está navidad por su ausencia ante una inflación galopante, aumento diario del dólar, encarecimiento de los alimentos y la falta de un ingreso sustentable impedirán conseguir los objetivos. La Navidad con hiperinflación, y sin Dios no existe. Dos mil años llevamos celebrando la Navidad, porque un angelito, llamado Jesús, vino a salvarnos. ¡Siendo el Mesías prometido! Llegó y el mundo cambió para siempre. Qué misterio, qué enigma tan fuerte, que profundos y recónditos entresijos nos abordaron desde hace dos mil años. Otras culturas y religiones monoteístas, todavía esperan por el Mesías, otros no saben que ya está entre nosotros, "se acomodó entre nosotros" y nos trajo la paz, el amor, la justicia, el amar al enemigo -¡qué osado y atrevido!-, así de zumbado fue ese Niño Dios, y en cada Navidad lo recordamos con alegría, con luces, con guirnaldas de colores, con estrellas y ángeles, con música de villancicos y regalos que nos hacen y queremos que nos hagan más felices.

Por eso y a pesar de los pesares, debemos volver a redescubrir al Dios-Niño, el de Belén, el del portal, el sin posada, el desnudo, y el que espera sin descanso que volvamos de nuevo a Él. Ahí nos espera en su cuna de madera entre pajas y pañales, pequeño y grande, para que hagamos un esfuerzo individual, para volver a creer y amar a quien nos espera cada día, sin pedir apenas nada en su pobreza de portal.

La Navidad nos da alegría y nostalgia, tristeza y melancolía. El pueblo trabajador cuando tenia poder adquisitivo se iba de compras para tapar la tristeza que hoy le da, debido al alto costo de la vida de lo que realmente no es la Navidad. Muchos la han arrancado de lo más profundo de su corazón. Los Gastos se derrumbaron como nunca, se come menos y se bebe poco, amputando la verdadera emoción de la Navidad: un niño pobre que nace en esta empobrecida sociedad, siendo Dios, lo celebramos sin acordarnos de que vino para que fuéramos más humanos, más justos, más caritativos, más cristianos. Pero el espíritu de la Navidad se ha pulverizado en alguna medida en nuestra sociedad. No hay estrellas, no hay slogans de felicidad, de amor, de ternura… Solo luces sin sentido, no hay nacimientos, no se dice feliz Navidad, sino más bien "felices sobrevivientes", ¡cuando sin el Niño, no hay Navidad! No debemos abandonar lo trascendente, porque nadie duda que lo trascendental nos haga más felices, más auténticos y humanos. Cuando perdemos ese norte, se nota un vacío profundo y sigues el rebaño de la desesperanza, no encontrando la paz en tu interior. Cuando se siente a Dios, cuando se ve a Dios-Niño en Navidad, esa es la verdadera Navidad. No el vivir por vivir, el mal disfrutar por disfrutar, ajeno a la irrealidad cultural que nos han sembrado, y no la vivida durante generaciones, esto solo nos trae un vacío intenso que justificamos ahora con el cosmos, el universo, pura casualidad, el azar, la nada.

Claro que hay que disfrutar, comer, vivir, querer, amar, comprar, regalar, etc. Todo se puede hacer, pero con un espíritu trascendente: la trascendencia es el valor de lo importante, de lo que requiere cuidado y atención porque prevalecerá a través del tiempo. La trascendencia es saber que llegará algo o haremos algo que traerá consecuencias para siempre, que marcará el rumbo de nuestras vidas diferente, con la esperanza puesta en otra Venezuela de progreso, y prosperidad, y en otra vida, que "ni ojo vio, ni oído oyó, lo que Dios nos tiene preparados". Con lo trascendente la historia cambia en ese niño que da a luz una virgen-madre, "nos hace pasar del desánimo y el sentimiento del abandono a la alegría de la fe y del amor, nos puede resultar costoso y difícil, no importa; tenemos referentes suficientes que nos asisten y es la gracia de Dios-Niño que nos ayuda y nos cura en la Navidad". Felices Navidades a todos los lectores de www.aporrea.org porque creemos, que solo la fe hace la parranda, y la verdadera Navidad.

Percasita11@yahoo.es

 



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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