Fuera del amor y paz baladí, Maduro y el presidente guyanés se salieron con la suya

Lo hecho, hecho está. El presidente guyanés se salió con la suya. Él quería una Venezuela conciliatoria, que no le cuestionara las licencias concedidas a empresas norteamericanas y francesas vaciadoras de recursos naturales, (gas petróleo y oro) ya instaladas en el Esequibo, diferir el tratamiento al problema limítrofe a futuras reuniones y desviar la atención a la incidencia norteamericana en el manejo del problema Esequibo.

Ya revisando los asuntos contenidos en las declaraciones de ambos mandatarios y la narrativa del documento pactado, parece ser que lo logró. 

El documento pactado por ambas partes señala que "ambos Estados se abstendrán, ya sea de palabra o, de hecho, de intensificar cualquier conflicto o desacuerdo derivado de cualquier controversia entre ellos".

Ahora bien, según las declaraciones triunfalistas de Maduro, parece que el problema limítrofe queda en segundo o tercer lugar y lo que asume mayor protagonismo en la controversia contemporánea, es el desacuerdo de Venezuela a que Guyana continúe explotando los recursos naturales del Esequibo, porque Venezuela no es capaz de hacer lo mismo.

Guyana firma un acuerdo con Venezuela, de abstenerse a intensificar cualquier conflicto derivado de la controversia; además que se comprometió junto a Maduro para que América Latina y el Caribe sigan siendo una zona de paz. 

"Guyana no es el agresor. Guyana no busca la guerra, pero se reserva el derecho de trabajar con todos nuestros socios para garantizar la defensa de nuestro país. Toda nuestra colaboración se basa en la defensa de nuestra integridad territorial y de nuestra sociedad", declaró el mandatario guyanés a los periodistas.

Irfaan Ali dijo a los periodistas que defendió la posición de Guyana para ejercer "su derecho soberano dentro de su espacio territorial para aprobar y facilitar cualquier desarrollo, cualquier inversión, cualquier asociación, cualquier capacitación, cualquier colaboración, cualquier cooperación, la emisión de cualquier licencia y el otorgamiento de cualquier concesión dentro de nuestro espacio territorial y dentro de nuestro espacio soberano".

Resulta pues, que, desde ese acuerdo firmado por las partes y ante las declaraciones que el presidente guyanés dio a los periodistas, Venezuela permanece amarrada y autorizando sin rezongar, que Guyana mantenga intocables los motivos de la controversia y salvaguarde temporalmente, dentro de su espacio territorial el Esequibo y sus políticas entreguistas. Pues Guyana logra en nombre de la paz, pero colgada de la Secretaría de Estado y del Pentágono, calmar y neutralizar a Venezuela.

Mucho aserrín le ponen a los análisis. Ya sin tanto eufemismo baladí al pacifismo madurista, lo hecho, hecho está. El presidente guyanés se salió con la suya y Maduro también: diferir el debate limítrofe.

 


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Memo Fernández


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