Me parece que fue en el Foro de Yenan, donde Mao dijo "quien no estudia, no habla". Es allí donde hace excelentes disertaciones y didácticas explicaciones en torno al concepto de literatura, que el propio Mao llamaba "el frente de la pluma", y la importancia de oponer la calidad a la cantidad. Clarito lo podemos ver en la anticultura de hoy, o ese mundo "cultural" signado por la mediocridad, donde para una persona tiene más importancia leerse la vida de Bad Bunny, que una novela histórica como La Madre, por ejemplo, que por cierto es un hecho real, ocurrido en una fábrica de Rusia a principios de siglo pasado. Es la gran tragedia de este siglo que ha preferido darle valor a los enunciados, porque no hay tiempo para la profundidad. O bien como decía Mafalda: hay que resolver lo urgente porque no hay tiempo para lo importante. Eso es esta nueva generación, que, atendiendo a lo urgente, es sujeto de decir cualquier estupidez, simplemente porque no investigó por cuenta propia y terminó diciendo lo que otros le dijeron que dijera; o mejor dicho, lo que las redes sociales le dijeron que dijera. Y lo primero que ignora, es que lo están manipulando, porque quien emite una información, siempre es interesada, y ya está comprobado que en el 90% de lo publicado, es mentira. Luego, por la flojera de investigar si lo que va a decir, es verdad o no, termina siempre diciendo mentiras, al servicio del mejor postor, pero que nunca le pagó una comisión por prestarse a la mentira.
Por eso uno se encuentra con cada barbaridad en las redes sociales, que no tienen lógica, sentido, y además, cargadas de un nivel de ignorancia, que en realidad debería ser un fuerte motivo de preocupación. Porque, debe verse en su justa dimensión. Algunos de los ignorantes que están todo el día en las redes sociales, en algún momento pueden ser parte de un proyecto importante, o ser ministro de algo –cuídenos señor- y hasta ostentar algún cargo en donde implique el uso de armas. Todo es posible. Se es tarado a los 20 y a los 50, es indiferente. El problema es el nivel de ignorancia, de desinformación, y la ausencia de preocupación por corroborar los hechos. Es increíble que alguien vea un video y no se pregunte si eso es verdad o mentira. Surge entonces la barbarie a la que estamos sometidos.
Y a propósito de esto, está surgiendo una nueva generación de personas que tienen dudas sobre si el Esequibo es nuestro o no. O el caso de un video que circula, hecho a venezolanos que viven en Guyana, unos 20 en total, quienes afirman estar con Guyana y hacen un llamado a que Venezuela no reclame el Esequibo. Ahí quedan dos preguntas inmediatas: o están pagados por la Exxon y el gobierno de Guyana; o tienen una total inconciencia de lo que se trata, obviamente porque se guían por lo que dicen las redes sociales.
Son cientos los venezolanos que tienen un conocimiento profundo del problema del Esequibo, pero cientos, y pecando de abusador y de grosero, solo nombro a dos: Samuel Moncada y el general Pompeyo Bolívar. La hilaridad de ambos, el manejo dialéctico de la historia, la memoria prodigiosa, la visión filosófico-política, la capacidad extrema de desmenuzar los hechos, y hasta los pasajes anecdóticos, acompañados de una fina capacidad pedagógica, obligan a la expresión según la cual, quien no sepa sobre el tema, es porque no quiere.
Es una lucha extremadamente compleja que obliga a utilizar todos los recursos para que las batallas jurídicas estén acordes con los hechos históricos y no al revés.
Me viene a la memoria los hechos del Caldas, aquella corbeta colombiana que se situó en el lago de Maracaibo, a lo Juan Charrasqueao. Era presidente de Venezuela Jaime Lusinchi, quien convocó a todas las fuerzas vivas del país, incluyendo a la Conferencia Episcopal Venezolana y Fedecámaras, para explicarles la situación y escuchar los planteamientos de cada sector. Pero incluso se consultó a las organizaciones políticas de izquierda, así como a su consorte, el partido COPEI. Porque se estaba dirimiendo un asunto de Estado, era una delicada situación que podía llevar a un enfrentamiento entre Colombia y Venezuela, y era menester que todo el mundo coincidiera en un hecho tan peligroso. Afortunadamente no pasó a mayores, pero sí hubo un consenso y una posición colectiva sobre el problema.
Se han dicho estupideces de tal magnitud como el que los votos se van a guardar para las elecciones del 2024. O que es una excusa del gobierno para desviar la atención pública; o porqué ahora, como si el año pasado fue cuando Guyana le dio las concesiones a Exxon.
El problema es que en este momento una transnacional petrolera estadounidense, está explotando un yacimiento en un territorio que está en reclamación y que está sometido a los laudos arbitrales, por lo que esa incursión, debe ser repelida. Pues es obvio que están allí explotando el petróleo porque recibieron una concesión del gobierno guyanés. Incluso yo diría que una concesión, muy, pero muy rastrera por las condiciones del contrato. Y es necesario salirle al paso a ese hecho. Y eso lo va a ratificar el encuentro de este domingo cuando todos vayamos a ejercer un derecho, pero también un deber. Porque para los que no se acuerdan, la Ley de Seguridad y Defensa dice, que todo venezolano en capacidad de combatir, está obligado a buscar su fusil para defender el país. Es la importancia de votar cinco veces SÍ.
Caminito de hormigas…
"Que si hay enemigo Olmos, no tienes idea. Gente aquí en Carabobo, con cargos públicos, diciendo estupideces como que Venezuela nunca se preocupó por ese territorio. Camaradas que no entienden la importancia de este peo. Y ni qué te digo de la oposición", fue el comentario de un dirigente.
Rafael Rodríguez Olmos
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