El uso del lenguaje no es neutro. Como es flexible, puede ser manipulado, manejado de tal manera de construir realidades que obedecen a determinados intereses, por lo que es indispensable, saber interpretar, saber leer, y lo subrayo, so pena de caer en trampas lingüísticas que en el fondo pretende fundamentar un discurso falaz o como se dice, hoy, mediáticamente, crear una matriz para confundir a la opinión pública.
En el uso del lenguaje hay una verdadera caja de sorpresas. A través de él, podemos apreciar el carácter de las personas, rasgos de su comportamiento, se trasmiten ideas y pensamientos. Puede ser moldeado para aparentar algo que no lo es en la realidad y también puede ocultar aviesas intenciones, que para el que lo emite, están claras, pero que subliminalmente, afecta, induce a otras, al error, en forma inconsciente.
De esto conocen a perfección los que manejan el lenguaje para efectos publicitarios y propagandísticos, que constituye su herramienta más importante, para las actividades que realizan.
En las sociedades, por diversos motivos, pero fundamentalmente por razones de carácter político, siempre hay los que tratan de buscar “Cuatro Patas al Gato”, es decir: Buscar soluciones o razones faltas de fundamento o que no tienen sentido, pero que tratan de confundir, para sobre la base de la confusión, pescar en rio revuelto para lograr adeptos a su favor.
En Venezuela, en ejercicio de su Soberanía y de la integridad territorial, uno de los elementos fundamentales de un país, se ha convocado la realización de un Referéndum consultivo, con base constitucional y en todo el ordenamiento jurídico nacional, para reafirmar nuestros legítimos derechos sobre la Controversia del Esequibo, que involucra uno de los mayores robos, contra república alguna y que nos despojo de 159.000 kilómetros de territorio.
Ese referéndum fue convocado por el Gobierno constitucional, legítimamente electo por el pueblo de Venezuela, al margen de toda ideología, de criterios políticos y de toda diferencia social que pueda existir en la sociedad. Se trata de un ejercicio de soberanía nacional frente a cualquier intento de mutilación contra el territorio nacional, correspondiéndole en esta oportunidad, al Presidente Nicolás Maduro, tomar la iniciativa.
Para Consolidar ese ejercicio de la Soberanía Nacional, se acude a este mecanismo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Es un asunto de Estado, así debe considerarse y como la Soberanía, de acuerdo a nuestra propia Carta Magna, reside en el Pueblo. Pues ese pueblo debe opinar, debe expresarse, debe ser protagónico y debe participar, todos .preceptos, contemplados en la Máxima Ley, Nacional: la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Si Ud. revisa las Cinco (5), preguntas que van a ser sometidas a consideración de los venezolanos, encontrará, que no existe ninguna donde se esté poniendo en duda la Soberanía de Venezuela, tampoco, donde se esté poniendo en duda los Derechos que tiene nuestro país, sobre el territorio controvertido, ni se está condicionando el ejercicio de la soberanía a gobierno alguno. Solo, en el fondo, es una reafirmación y defensa de nuestra Integridad Territorial, y cuyos resultados servirán también para conformar algunas líneas de acción, que contribuyan a reafirmar ese principio general de la Defensa del Estado Venezolano.
Pero ya salieron algunas voces agoreras, que pretenden generar confusión entre los venezolanos y solapadamente, ponerle tinte politiquero, a una consulta, que no debe tenerlo en forma alguna, porque frente a la República de Venezuela, como Estado, sólo hay un propósito único, irrevocable, irrenunciable: Defenderla.
Esas voces agoreras, pretenden crear una falsa disyuntiva, para confundir y generar adeptos en el marco del caos y la confusión. Por eso, Afirman, la Soberanía no se consulta, sino, se ejerce.
Con ello, en el fondo, pretenden descalificar la iniciativa, rodearla con un manto de de dudas, pensando que le hacen un daño al gobierno al cual adversan, pero que, realmente, a quien le hacen daño es al propio pueblo y a los intereses de Venezuela como Estado. Y hablando claro y raspado, muchos de los que la asumen, si Ud. les revisa su conducta política están bien lejos, pero bien lejos, de presentarse como auténticos representantes de la soberanía e independencia nacional.
Sabiamente nuestra constitución vigente, establece en el marco de su articulado que la libertad, la soberanía la independencia, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional, son Derechos Irrenunciables.
Entre estos derechos hay una relación dialéctica, se corresponden, se articulan y se complementan. Los gobiernos, que son transitorios, con su accionar, refuerzan y aceran estos derechos y el pueblo, sobre el cual reside la soberanía, completa el candado para que estos principios que nos orientan se consoliden, se ejerzan y se respeten en su cumplimiento.
El pueblo que es donde reside la Soberanía, no es un jarrón chino, no está de adorno, tiene protagonismo, tiene el deber de participar y los gobiernos la obligación de consultarlo en los temas vitales, donde tenga interés la República y toda la población sin distingo alguno. Y es eso, precisamente lo que se hace cuanto se consulta a los venezolanos sobre algo que inherente a nuestra propia existencia como República Soberana, la Controversia sobre El Esequibo. La Defensa del Esequibo, La Defensa de la Integridad Terriorial, es una misión de Patria.