La izquierda nunca ha entendido que la militancia se aplica a aquellas personas que son la vanguardia en cualquier proceso político, y que a la gente común lo único que le importa es vivir, yo diría más bien existir. Tan simple como eso. Qué es vivir, de acuerdo a su lógica: ganar dinero suficiente para comprar una lata de sardina y un paquete de harina, poder comprar las necesidades de los chamos, los zapatos, ropa, útiles escolares, y brindarles un perro caliente de vez en cuanto en un sábado de distracción que solo llega hasta allí; y el pago de los servicios. Si ese personaje es de la clase media, pues el dinero debe llegar hasta tener un carrito y eventualmente darse un baño de playa, por lo menos una vez al mes. En cualquier parte del mundo la sociedad es igual, y sus necesidades en realidad son básicas; y pasan toda la vida tratando de conquistarla. Ya llegamos a los tiempos en que no es posible eso, mucho menos tener una vivienda propia. No existe un país del mundo, en donde una sociedad sea distinta. Algunos tendrán niveles mayores de vida y de expectativas, pero nunca será mucho más que eso. Quizás puedan comprar un carro, o ir en viaje de turismo a alguna isla paradisíaca, pero en su esencia, siempre será lo mismo: una batalla por sobrevivir y por tener las cosas por las que a estas alturas del desarrollo de la humanidad, nadie debería estar buscando.
Eso me lleva a la otra parte. Si la dirigencia entendiera de qué se trata y cuáles son las prioridades de la gente, batallaría siempre por resolverlas. Como el caso de Hugo Chávez, que lo entendía perfectamente y por eso le dio todo a un amplio sector de la sociedad que nunca tuvo acceso a eso. Por eso esa avasallante oleada de productos electrodomésticos. Por eso esa brutal carga de entrega de alimentos por todas las vías, principalmente los operativos que resolvieron los problemas alimenticios de los venezolanos por un buen tiempo.
Pero no quiero hablar de Venezuela, sino de la pobre Argentina. Porque me parece increíble que el más fascista de los políticos australes, reciba el beneplácito del pueblo que ha sido sistemáticamente vapuleado por él mismo, su pandilla y la clase a la que representa. Un pueblo que la única vez que recibió algo de la dirigencia del Estado, fue exactamente cuando Néstor Kirschner y Cristina, dirigieron ese país. Y cómo es posible que por primera vez en su historia, el peronismo llegue detrás de la ambulancia.
El solo nombre de la organización del economista Javier Milei, La Libertad Avanza, genera un impresionante tufo a fascismo. Y por si no fuera malo, los que vienen detrás de él para aspirar a la primera magistratura, todos son de derechas, algunos de la ultraderecha. Por eso, no nos extrañe que, de ganar alguno de ellos, veamos una ESMA relanzada para matar a lo que queda de la izquierda, que en realidad terminaron siendo zurdos.
En realidad, no esperaba una derrota semejante, pues aunque hay una gran crisis económica, suponía que había un gran aparato político en las fuerzas de izquierda, explicándole a la gente lo difícil de la situación, y que en realidad, quien menos culpa tiene de la crisis de los argentinos, es la izquierda; pues los reales culpables, es la derecha, representada en el macrismo y una ultraderecha que se viene colando, aprovechando la crisis del país, que tiene 116% de inflación interanual, cerca de la mitad de la población en situación de pobreza y una brecha cambiaria cercana al 110%. Allí están los resultados con una votación nada despreciable, 69,62%, de 35 millones de argentinos a quienes les correspondía votar. Ganó la derecha. Les funcionó la campaña mediática.
Pero quién es el controvertido personaje, Javier Gerardo Milei. Es un economista definido por los medios de comunicación internacionales como un político de extrema derecha. Es seguidor de los postulados formulados por los economistas de la escuela austriaca. Pero su autodefinición no tiene desperdicio: "anarcocapitalista en la teoría", "liberal-libertario" y "minarquista en la vida real"; aunque varias de sus posiciones políticas han sido descritas como conservadoras o ultraconservadoras. Siempre ha sido un hombre polémico, con semejante ensalada en la cabeza. Se opone al aborto, incluso en casos de abuso sexual, rechaza la educación sexual integral en las escuelas, apoya el porte libre de armas y niega la existencia del calentamiento global.
Es un invitado permanente a muchos de programas de radio y televisión, aunque tiene su propio programa de radio "Demoliendo mitos", eso le dio notoriedad y exposición pública en debates, caracterizándose por sus fuertes insultos a sus rivales y su lenguaje soez y formas agresivas a la hora de expresar y debatir sus ideas y creencias.
Sorpresivamente, Argentina acaba de pedirle más dinero al Fondo Monetario Internacional (FMI) lo que es un suicidio, un nuevo préstamo, que sería el sexto, pero únicamente para pagar los intereses de la deuda externa. Eso significa que los tataranietos de los argentinos en este momento, nacerán endeudados. Ya ellos no tendrán acceso, a las universidades con toda seguridad, y muy probablemente tampoco el derecho a estudiar el bachillerato. Pobre Argentina, tan lejos de Dios y tan cerca del FMI. Algunos dirán que por boludos. Cómo saberlo.
Caminito de hormigas…
Está en manos del gobierno una nueva encuesta por la que salen con las tablas en la cabeza. Nadie apuesta a Nicolás. "El problema está en que acepte que ya nadie lo quiere y que es necesario oxigenarnos. Un grupo de compañeros creemos que debe haber una candidata. Una mujer le daría fuerza y características distintas a la campaña, pero Maduro no puede seguir ahí, porque eso nos va a hundir", fue la preocupación de un camarada.