¡ Escuálidos deben coger lápiz y papel !

Comenzaba la década de los años 1960 y el Presidente de la República era un adeco de nombre Rómulo Betancourt, pana burda de Nelson Rockefeller magnate gringo del petróleo y a quien aquél le entregó vida y hacienda de Venezuela.

Adecos y copeyecos le cayeron encima a lo poquito que había dejado Pérez Jiménez, dictador que gobernó de 1948 a 1958 al principio con la anuencia de Betancourt y es por lo que ya en 1962 el presupuesto no daba para tocar piano al revés. Todos ellos habían exprimido las tetas de Mamá Venezuela. En tal circunstancia Betancourt decretó una rebaja de sueldos y salarios del 10 % a todos los trabajadores de la función pública y, por supuesto -efecto coriolis- a los de la empresa privada; Betancourt aliñó su malvada recolecta de dinero elevándo el impuesto sobre la renta a los humildes trabajadores, a la gasolina, a los fósforos y ¡la guinda de la torta!, a quienes viajaban huyendo de esa Venezuela, emigrando, tenían que pagar también un alto impuesto.

Mas, para que usted no se caiga de culo, siéntese, Betancourt le rebajo el impuesto a las compañías petroleras de Rockefeller a menos del 11 %.

Para la época, las compañías petroleras tenían aquí un mamotreto que llamaban comisare, una especie de supermercado donde para comprar tú tenías que ser empleado y esclavo de esas compañías y portar una tarjeta, un carnet que te identificara, todos los productos eran importados, el atún, la sardina y paro de contar vainas.

Importando productos que se podían producir aquí con sólo fomentar el desarrollo industrial, el gringo mataba dos pájaros con una sola piedra, vendía sus vainas y arruinaba a Venezuela, eso no era inocente, los obreros hacían una fila para comprar en el comisare pero eso no se llamaba racionamiento en la tarjeta porque los gringos mandaban.

Por si algo faltare decir de como avanzaba la esclavitud de Venezuela, para esa época los florecientes gringos tuvieron una sobre producción de alimentos; ¿qué hacer para no bajar los precios, botar el exceso a los ríos, lagos y mar o acaso diseñar otra estrategia?

Se les prendió el bombillo e inventaron otra vaina a la que dieron el rimbombante nombre de "Alianza para el progreso", trajeron sus contenedores llenos de papas, leche en polvo empaquetada, harina de maíz y, a la sazón estudiaron en que parte del país se producía maíz y entonces iban ahí a repartir harina, precisamente para destruir la producción.

Si en determinada zona se producía leche, entonces Betancourt y los gringos iban ahí a repartir leche.

Así los adecos y copeyecos fueron destruyendo el campo, el agro y toda tentativa de producción hasta convertirnos en una economía de puertos, dependiente de las migajas de la renta petrolera, y Caracas se llenó de "Rupertos".

Ante ese cuadro fatal la juventud consciente se alzó contra Betancourt y contra quienes lo sucedieron en la orgía de sangre y destrucción, me consta, y se lanzó a la pelea, especialmente entre el 62 y el 67.

¡Rómulo renuncia!, era nuestra consigna en paredes y volantes pero Betancourt arreció la matanza al ordenar a la policía que "disparen primero y averigüen después"; ante lo cual la estrategia popular fue tomar las debidas precauciones y sólo pintar RR (el que entendió entendió).

Betancourt dividió a las entonces Fuerzas Armadas, a pedido de los gringos, claro, con unas fuerzas armadas divididas era poco probable que nosotros pudiesemos quitarnos de encima la satrapía adeca.

Cuando la era Betancourt, había una sentencia que se repetía en los cuarteles militares: ¡De coronel para abajo es un mundo y de coronel para arriba es otro! Claro, era que los ascensos hasta coronel los hacían en el Congreso una vez pautados en la casa de AD y la de Copey (uno pa ´ti otro pa ´mí); mientras que hacia el gorilato, perdón, hacia el generalato de entonces los ascensos los determinaba la barragana del presidente de turno cuando no éste.

Betancourt vociferaba sin pudor que el cebaba a los militares dándoles las tres "C" (casa, comida y "cuchara").

Betancourt mando diseñar la Constitución del año 1961 en bufetes jefaturados por David Morales Bello y no había pasado una semana cuando él suspendió las garantías constitucionales, lo que duró casi 40 años sin ser restituidas.

Pero la oposición comemierda dice que Betancourt es "el padre de la democracia".

Por si poco fuere, cuando Chávez insurgió, hubo una sesión del entonces Congreso Nacional, que se supone sea la casa de las leyes y en consecuencia quienes más han debido respetar al menos en apariencia el texto constitucional pero, Morales Bello gritó a voz en cuello: ¡Muerte a los golpistas! Éstos ya prisioneros.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Y si eso no fue llevarse la Ley en los cachos , ¿qué fue eso?!!!!!!!!!!!!!!!!

Acaso existe pena de muerte en nuestra legislación?, debe la escualidad coger lápiz y papel para apuntar la historia e ir leyendo al menos lo escrito cuando vayan al baño?

Chávez convocó al pueblo a redactar la vigente Constitución Bolivariana, Chávez siempre subió la paga a los empleados públicos y no solamente eso sino que pagó deudas que dejó la era Betancourt, Maduro paga los aviones que traen gratuitamente a quienes se han ido embaucados por la escualidad; bueno, para qué llover sobre mojado, lo que a la vista está no necesita ser visto con lentes; ah, pero a Chávez y a Maduro los catalogan de dictadores la prensa sedicente, esa bastarda máquina de guerra que pretende esclavizarnos.

Más apretada miscelánea del decurso de los aproximadamente 63 años de nuestra historia política contemporánea, imposible hacer, al menos por mi cabeza de burro; allá los eruditos blabisblebloblues -"blabis"-, kgatintas o, acaso, kgateclas.

oceanoatlanticoguillermo@gmail.com



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Guillermo Guzmán


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