Crítica ácida

¿Envidia usted lo que ve en TV por cable?

Eso de hacerle caso a quienes añoran lo que supuestamente comían, adquirían, disfrutaban y disponían en líneas generales "antes de esto que hoy vivimos…", corresponde a una estrategia imperialista opositora de imbuir a los pueblos acerca de lo que hoy te quitan y antes era presumiblemente fácil poseer, consumir, cultivar, guardar, ahorrar, o cualquier etcétera que, interesadamente agregue el opositor con tal de bajarle preferencias a los muy organizados gobiernos en el socialismo antiimperialista venezolano declarado sin miedo.

Nunca van a admitir los opositores de la ultra derecha ni de la derecha moderada que, las organizaciones progubernamentales de izquierda están mejor integradas y en inmensa mayoría femenina, no esconden su preparación popular de alegría y desbordante optimismo, habida cuenta que antes de 1999 la política era solo para oportunistas enchufados con la consigna sindicalera venezolana "NO TRABAJAR O HACERLO LO MENOS POSIBLE, COBRANDO SEGURO". Política de estado fue "echar carro" desde el funcionariado.

Copio uno de esos ejemplos, Elodio Bravo es uno los cerriles, vale decir obstinados que no admiten razonamientos, entrevistado por el periodista Clodovaldo Hernández, este describe a Elodio cual tipo polémico de cuidado, quien en otra época habría terminado sus diatribas en un duelo con espadas o con revólveres como en película de vaqueros, similar a cuando alguien oye llover y se encorajina porque no puede salir, se encolerizan ante cualquier explicación que les lleve la contraria por muy sensata que sea la argumentación del interlocutor, los llamo simplemente antipáticos "ceño fruncido".

Elodio estremecido en su paroxismo colérico parece a punto de amarrar al oponente desnudo en un poste, procedimiento redivivo por este tiempo en Ucrania, en nuestros lares lo hicieron los enemigos de Evo Morales en Bolivia y en Venezuela lo vivimos cuando guarimberos "demócratas y pacíficos", fueron grabados en su violencia aliñada con licor y drogas, como lo admitió un dirigente opositor de apellido Koesling desaparecido después de su confesión pública torpe sobre prácticas virulentas de la contrarrevolución descocada. Lo repite la derecha en casi 24 años de oposición más que desacertada infantilmente sin uso de razón, cuál si fuesen niños menores de siete años, con el perdón de la infancia hoy más inteligente que los opositores dirigentes.

Me entero de la respuesta ontológica de los directivos opositores, no han hecho otra cosa en estos 24 años sino utilizar las instituciones oficiales para implosionar administraciones comunitarias con cuestionable ayuda internacional, intentando deponer gobiernos fruto de la elección popular. Comportamientos plenamente antidemócratas, vendidos cual ejecutorias correctas a través de versiones en prensa escrita, radio y televisión, divulgadas al colectivo internacional por oprobiosos medios de la derecha. Olvidan el desastre donde eligieron fieles servidores proyankys supuestamente demócratas y terminan siendo dictadores en potencia, Lasso en Ecuador, Pedro Sánchez en España, Bolsonaro en Brasil, Piñera en Chile y Macri en Argentina.

Ese cuentazo según el cual antes de Chávez a usted le alcanzaba el sueldo para comprar lo que le viniese en gana, no aguanta un análisis serio en cuanto a la gran mayoría de asalariados, siempre abandonados y nunca atendidos. Si lo realiza la izquierda en educación, salud, vivienda, cultura, amor patrio y organización en defensa a la soberanía, nuestra revolución desde 1999 es atacada por todos los flancos posibles desde dentro y fuera de nuestras fronteras, campañas sin rubor ni razones políticas lógicas y por supuesto no democráticas.

Son tan excesivamente falsos los procapitalistas salvajes, que les relato el caso de un compañero trabajador junto a mí en una emisora de radio manejada por empresarios privados, tenía su sueldo y una tarde nos acompañó a mi esposa y a mí a un cafecito y un dulce de panadería, brindamos lo consumido y nos dio las gracias afirmando que tenía mucho tiempo sin disfrutar ese tipo de golosinas, porque en verdad el sueldo no le alcanzaba sino para la comida y en el caso de comprar carne lo hacía en forma muy comedida una vez a la quincena.

Si no cree pregúntele a los mayores de la casa si son abuelos septuagenarios, con sinceridad le van a relatar como se ahorraba la luz para no rebajar tanto el sobre de cada quincena, ni hablar de ir a comer a restaurantes, por supuesto que nos perjudicaban la alimentación con comida chatarra barata acompañada de mayonesa y otros detonantes contra el estómago. Pregúntele a los viejitos, a quienes pudimos mantener un status de vida diferente a DIOS gracias no nos afectaba tanto, pero era realidad triste en los sectores más necesitados y siempre abandonados antes de febrero 1999.

El propósito de la TV privada nacional dejando de anunciar en nuestra televisión productos alimenticios obedece a un plan, observar las televisoras de otras naciones promocionando de todo para hacer ver que acá cuestan un ojo de la cara y poco aparecen, nos llenan de televisoras por cable con canales extranjeros sin contenido educativo o informativo realmente independiente, nos inundan de publicidad para el consumo exagerado, encuadrando a la postre ataques contra Venezuela, Cuba, Nicaragua, etc, deformando y copando las 24 horas diarias, con anticomunismo visceral estupidócrata y miserable.

No caiga en la tentación de repetir que, eso usted lo podía comprar antes y ahora no, es el truco de presentar a los colectivos como culpables de caer en situaciones inamistosas, impertinentes, lamentables y una cantidad de etcéteras, le construyen una calamidad si son electos gobernantes de izquierda, fuera del redil geoestratégico montado por los descompuestos estadounidenses.



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Luis Sánchez Ibarra


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