¡Si me lo piden!

Hay un expresión de uso popular en Venezuela, que alguna manera revela la apetencia, las ganas desenfrenadas por lograr algo, de agarrar aunque sea fallo, que podría aplicarse y les encaja bien, a los que desesperadamente no pueden ver un cargo vacante, porque inmediatamente se proponen; están siempre dispuestos a sacarificarse. Son los popularmente conocidos, porque no aguantan dos pedidas.

En toda la esfera del quehacer nacional se encuentran estos especímenes, pero en la política, parece ser el terreno más fértil por la abundancia de candidatos, siempre dispuestos a sacrificarse por la patria, a dejarlo todo, hasta los huesos, con tal y que se lo Pidan.

Algunos de ellos, ya suficientemente conocidos y no precisamente por su rosario de bondades sino, por sus habilidades para siempre mantenerse en la palestra pública, por haber estado en altos cargos públicos o de influencia y haber "ahorrado", para los años duros; por mantener una serie de lisonjeros, que por una mesada o un futuro cargo, siempre están, también, dispuestos a proponerlos para tal o cual cargo.

Estos personajes, invernan, como los osos, se mantienen a la caza de oportunidades, esperan las condiciones propicias, y aunque Ud. no lo sienta, ni los oiga, continúan trabajando entre bastidores.

Se mantienen agazapados, pero moscas, continúan trabajando como hormiguitas, creando redes internas, apareciendo como benefactores, camuflándose en organizaciones religiosas; fundaciones, preparando el terreno para resucitar, cuando menos lo esperan.

Y ese cuando menos esperan, son las oportunidades, que "si me lo piden", espera, para iniciar sus desinteresadas campañas, para presentarse como "el salvador", el sapiente, el que con su experiencia puede resolver cualquier problema, el que une todas las voluntades, el mesías, el corderito de Dios, que perdona todos los pecados, pero que oculta los de su pasado.

Cuando llega la oportunidad, encanecido, vienen las apariciones en cámaras. Siempre da las gracias por la "invitación", que supuestamente le han hecho, para que empape al país de su sabiduría y sapiencia. Pero los que muchos ignoran es que él ha provocado esa invitación, él se ha auto invitado a través de sus relacionistas públicos y lisonjeros, que esos quehaceres tienen mucha experiencia y habilidad.

Con el periodista complaciente, que se presta a la pantomima, a micrófono abierto, se siente confiado, sabe que ninguna pregunta lo va a incomodar, porque todo está previamente calculado, pero si por alguna razón se presenta u traspiés, muy caballerosamente, el fablistán dirá, vamos a Máster.

Ya maquillado, apoltronado, dispuesto al combate, el periodista complaciente inicia las preguntas, ya ensayadas. Se empieza con unas alabanzas, para ensalzarlo, para endiosarlo, para endulzar la píldora, como dicen popularmente. Viene entonces la pregunta edulcorada: ¿A pesar de su edad, pero tomando en cuenta su experiencia, su sabiduría, sus mil batallas, su amplio conocimiento, su erudición? Aquí el periodista complaciente agota la sinonimia y concreta: ¿Estaría dispuesto a sacrificarse una vez más……..?

No ha terminado todavía, la pregunta del periodista complaciente, cuando ufanado, el entrevistado, poniendo una cara de yo no fui y aparentando una parsimonia ensayada, responde: Sí, Sí me lo piden. Si el país me lo pide, yo estoy dispuesto a sacrificarme.

Fin de fiesta, Aleluya, ese era el objeto de la entrevista, promover a "Si me lo piden", como Candidato.

La verdad es que Venezuela y los venezolanos, deberían sentirse orgullosos, de tener tantas personas dispuestas a sacrificarse por el país, los que están dispuestos a realizar cualquier sacrifico, no importa el que sea, para salvar a Venezuela.

En verdad, a mí, ya estas frases y posturas me parecen manidas. Huelen a moho, naftalina con ellas. A estos que no aguantan dos pedidas, a los ambiciosos, hay que meterlos desde ya en el Baúl de la Historia y apostar a las nuevas generaciones.

La ambición es el último refugio del fracaso.

Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés.

Ambición






 



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Jesús Sotillo Bolívar

Docente en la UCV

 jesussotillo45@gmail.com

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