"A veces las cosas no son como uno las planifica, Olmos, pero yo sigo creyendo que es la voluntad de Dios. Yo sé que tú no crees, pero hermano, yo creo que nos pone problemas por delante para fortalecernos. Y no es fácil, yo sé, pero es así. A veces me siento a hablar con la mujer y me pongo a llorar, porque a ti te consta que me fui dejándolos solos, a ella con los muchachos, mientras yo le echaba un camión de bolas por allá, hacía dos comidas diarias para ahorrar todo hermano, y mira, cuando llegó tres años después, lo que me encuentro".
Somos amigos desde que yo llegué a Valencia en el año 96. Me lo encontré sermoneando a la gente en la Plaza Bolívar. Me detuve un rato a escucharlo y me pareció un tipo inteligente, así que me senté en un banco. Cuando terminó su sermón. Noté que la gente lo respetaba y lo saludaba con aprecio. Entonces tendría unos 35 años. Se me sentó al lado y se presentó, e iniciamos una conversación que se ha mantenido desde entonces, siempre él haciendo un esfuerzo por convencerme de la existencia de Dios; yo, de la lucha por la justicia y la igualdad social, del respeto al hombre, de la ayuda a los seres humanos, sobretodo a los más desamparados. Él siempre ha tenido una mezcla, entre el concepto revolucionario y la existencia de Dios. Cree que el socialismo es una necesidad, pero cree que Dios debe estar en el medio. Yo le digo que Dios era socialista, pero que su principal enemigo es la iglesia.
La crisis nos separó por las necesidades de cada uno, de buscar el dinero para existir. Para cumplir 38, me llamó y me dijo que se iba a casar con su compañera, con la que ya tenía dos hijos, y que yo debía ir a su ceremonia. Con gusto lo acompañé. Estaban muy felices los dos. Es soldador metalúrgico, y al parecer, de los buenos. Se administran bien. Compraron una casita en Tocuyito, más bien un rancho de concreto, pero con muy buen terreno y cercado, que fueron acomodando poco a poco. Después de eso perdimos el contacto por mucho tiempo, hasta que la esposa me llamó hace como año y medio y me dijo que tenía ya año y medio en Colombia en la zona industrial de Colombia, pero que hacía un mes no se había comunicado. Pasé por su casa y le llevé un mercadito. Como 15 días después la llamó por teléfono y le dijo que había tenido problemas porque se peleó con el jefe y se tuvo que ir de la empresa, y que un día después, la dueña de la casa donde vivía le había pedido que desocupara. Pero que se había vuelto a estabilizar.
Hace tres meses llegó de Colombia. Me dice que le hacía mucha falta su familia, pero que se mamó tres años para traer suficiente dinero para montar un negocito en la casa que lo atendiera la esposa, y él volvía a trabajar en la calle.
"Un buen soldador gana mucha plata allá. A mí me llovían los trabajos. Hasta un gerente me propuso una sociedad para montar una empresa que les hiciera trabajos a otras empresas. Él buscaba los clientes y yo manejaba el taller. Casi a punto de hacer el trato, no acepté porque yo quería regresar a mi país y ver a los muchachos que ya estaban grandes y se estaban descontrolando, sobretodo Fabiola que ya había cumplido 19. Así que me vine, Olmos, y me traje 14 mil dólares. Y resulta que me encuentro a mamá con un cáncer de estómago, mi hermano que tuvo un accidente y le iban a amputar la pierna, y mi esposa, que estando ya aquí, me dijo que tenía un duro en un lado de un seno y la lleve para el médico, y ahora se está haciendo exámenes para ver que no sea nada malo. Total, que, entre medicinas y exámenes de los tres, a mi hermano lo tuvieron que operar para salvarle la pierna, ya se han ido 5 mil dólares. Y rogando que lo de mi esposa no sea gran cosa, pero coño hermano, estoy cagao, muy cagao. Ella se la pasa llorando. Eso la pone peor. Y los muchachos están como en tensión, asustados, pelean por cualquier cosa. Pues ya ves hermano. Llegué hace tres meses y tengo todo complicado. Ahora no quiero invertir, esperando los resultados de los exámenes de Ana. Bueno Olmos, Dios dirá lo que me toca, solo le pido que me deje a mi mujer por muchos años. Todavía somos jóvenes y con deseos de vivir. Pero la voluntad de Dios es lo que queda hermano".