Crítica ácida

Impuestolandia nacional armonización cabal o error oficial

Los impuestos en cualquier país son garantes de seguridad jurídica a quienes tienen negocios, vivan del comercio y por ende arriesguen capital inicial, para emprender actividad de atención al público ofreciendo diversidad de necesidades de las respectivas colectividades.

Interesante tema en la palestra nacional, aspecto que antes del socialismo bolivariano, era cubierto en forma parcial e ilegal por gestores, intermediarios que corrompen funcionarios y en la sociedad mercantilista crean ladrones del erario, haciéndolos acaudalados mediante fortunas mal habidas.

La historia el cobro de impuestos es tan antigua como la existencia del ser pensante y actuante, el detalle está en las tentaciones. Aplicados cual tributos para asuntos ceremoniales de la clase dominante, la defraudación tenía control directo a cargo de soberanos y sacerdotes.

Naturalmente en el siglo XXI no es lo mismo, sin embargo, mentes trogloditas aceptan imposición de empleadores expoliadores, tratando de evadir el pago de impuestos. En la Venezuela siglo XXI hay excelentes condiciones y condonaciones oficiales con descuentos, para incentivar producción nacional.

Cuando se aprueban impuestos nacionales, o de gobernaciones y alcaldías, por lo general al profundizar un poco en sus antecedentes ante las leyes, se acostumbraron repito, a pedir favores de influyentes funcionarios, ministros, gobernadores, alcaldes, diputados, concejales etc., para evadir los impuestos.

En la Asamblea Nacional buscan armonizar desigualdades, conscientes de dónde aplicar menores o mayores descuentos a la política tributaria, o imponer necesarias alzas a quienes pagaban miserias al Estado venezolano, aunque sus ganancias fuesen realmente fabulosas.

Dar a conocer estos pormenores a la población y no caer en las tentaciones de la corrupción, es punto de equilibrio en esta novísima y socialista idea tributaria, decidida en beneficio del colectivo mayoritario, como mecanismo ampliamente necesario, impregnado por justas medidas socialistas.

El que tenga ojos y oídos vea y oiga, dejando a un lado el complejo de querer desbancarlo todo, negarlo todo, y parecerse a quienes embisten buenas intenciones sin comprender razones, comprometidos con el antiguo y torpe bipartidismo esclavizado a intereses extranjeros.

La demonización del cobro de impuestos la impulsan individuos que se niegan a pagar pudiendo hacerlo, actitud inmoral similar a la de quienes cobren por ayudar a empresas o personas jurídicas a evadir impuestos. Conozca el cambio socialista propuesto antes de criticarlo de manera vociferante e ignara.

No lo estoy llamando ignorante opositora u opositor, olvidemos deseos letales de quemar al adversario, seamos concordantes con la Venezuela de paz, compras, reclamos a la dolarización por especuladores sin piedad, caimanes a los que la colectividad sana y honesta repudia por inmorales.



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Luis Sánchez Ibarra


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