Occidente en su absurdo afán de castigar al República Rusa por el conflicto que hoy mantiene expectante al mundo, continua a mi juicio haciendo el ridículo, al punto que ni siquiera la Cultura está al margen de recibir los dardos envenenados que los Estados Unidos y su cumbancha de la OTAN, lanzan a diestra y siniestra lanzándolos sin discriminación no obstante a que poco a poco, y parecen no darse cuenta, van acumulando odio mundial contra sus propias sociedades.
Ahora el atentado va directamente a la Cultura. Ya habíamos comentado en artículos anteriores el bochornoso hecho, de censura a un Seminario sobre Fedor Dostoievski, en una Universidad Italiana, que desdice con esa actitud, ser calificada como "Universidad", instituciones donde la diversidad cultural y la búsqueda de la verdad, son prácticamente su norte.
Pero como si esto no fuera suficiente ahora prohibirán a los artistas rusos, participen en el Festival de CANES, que se realiza en Francia y en Italia no permitirán igualmente, que músicos y cantantes y artistas en general puedan actuar, incluso ya han decido cancelar actuaciones de conocido mundialmente por su calidad artística Ballet de Bolshoi.
Para los Francés esto resultará una verdadera afrenta a sus propios próceres que proyectaron al mundo la idea de justicia, libertad y solidaridad y produce un apagón cultural en un país que una época se hacía llamar la Ciudad de las Luces.
Para los italianos, ni modo, los retrotrae al sistema político Facho, que instaló en ese país Benito Mussolini, quien al final del cuento fue ahorcado o fusilado por los propios italianos, dejándonos un sabor amargo, sobre qué rumbo pretende tomar los actuales gobernantes italianos. Será, me pregunto, ¿Que se arrepienten de haber eliminado a Mussolini y pretenden ahora asimilar sus ideales? La verdad es que no lo entiendo, porque censurar artistas, canciones, autores de fama internacional y obras que ya forman parte del patrimonio histórico de la humanidad, es una verdadera conducta Facha.
En Londres, y esto es explicable, por la conducta de "consorte", de la Gran Bretaña hacia los Estados Unidos, quedan prohibidas las presentaciones del grupo internacional de Ballet, Bolshoi, de excelentísima calidad, que en todo el mundo le han abierto las puertas, dejando una huella extraordinaria de estilo, imitada incluso por grupo de de ballestitas de nuestros países. Una verdadera Escuela de esa disciplina, que proyectó por ejemplo a Rudolf Nureyec, calificado a la sazón, por la crítica internacional como el mayor bailarín del mundo.
En esa misma óptica, las locuras occidentales frente a la guerra llevaron su mano hasta Zagreb, y la Filarmónica de esa ciudad canceló toda presentación de la música de Tchaikovsky, incluyendo puntualmente, una programación ya montada al respecto. Imagínense que el autor de la música del Lago de los Cisnes, La Bella Durmiente; creador del cuento-ballet El Cascanueces, obras musicales y balletistas, que son conocidas en todo el mundo. Interpretadas por los más importantes grupos artísticos mundiales y en el caso, del clásico Cascanueces, casi que obligatorio disfrutarlo en los días decembrinos, no podrá presentarse en Zagreb, ciudad Checoslovaca. Por cierto, que siguiendo esa lógica, se llamará de ahora en adelante Agreb, ya que el uso de la (Z) está siendo prohibido, porque es el emblema de los Camiones Militares Rusos y de sus prendas militares es una "Z".
Pueden observar entonces, estimados lectores, la lógica absurda de la guerra desde el punto de vista occidental, y por eso he titulado estos comentarios como: "Locuras de la guerra desde la óptica occidental". Ahora se arremete sin piedad, contra la música, los libros, obras de arte, piezas musicales clásicas, artistas, actores, cantores, festivales tradicionales; es decir, un verdadero atentado contra la Cultura en todas sus expresiones, porque de la furia tampoco escaparan los pintores, escultores, y toda manifestación de la cultura en general que huela a ruso o tenga amistad con los rusos. En el fondo lo que se pretende no es sólo el aislamiento militar de Rusia, sino, de cualquier manifestación cultura de ese país, en otros términos, como conducta extrema fascista, borrarla del Mapa. Este conducta retrograda va dirigida a una verdadera cancelación de la cultura, esfuerzo que a la larga resultará en vano, porque la cultura así como la historia no puede borrarse, como se borra las rasgos de la tiza en un pizarrón. No ha sido la primera vez en la historia que se han producido esos intentos, pero la cultura continua, la historia sigue y censores si están enterrados en el baúl de la historia. Si huele a fascismo, si sabe a fascismo. Entonces, ¿Qué nombre le ponemos? ¿Pero qué nombre le ponemos?