Es más que evidente que el Gobierno neoliberal de Maduro (vinculado por entero al gran capital), con la realización de míseros ajustes salariales, como el recientemente llevado a cabo, ha pretendido que la gran mayoría de los venezolanos se conforme con vivir de manera permanente en la pobreza y en la miseria, como si fuera algo normal. Tendremos poco y seremos "felices", es lo que desean la dirigencia política y otros sectores poderosos, que lleguemos a aceptar millones de ciudadanos como una condición ordinaria y cotidiana de forma perpetua. Es decir, que nos acostumbremos a una situación de ruina interminable, en nombre del "bien" común, por ejemplo.
Claro está que no sorprende lo que ocurre en ámbitos como el salarial-laboral y el socioeconómico en Venezuela, considerando que los globalistas, a la cabeza del nuevo orden mundial corporocrático-digital-totalitario en vías de consolidación, apoyándose en la Agenda 2030 de la ONU para el desarrollo sostenible y en diversas emergencias y catástrofes variopintas, están arrastrando a la casi totalidad de la humanidad al abismo en distintos sentidos. Y mientras que dichos globalistas (élites) continúan enriqueciéndose y viviendo en la más descarada opulencia, la mayoría se hunde en la pobreza y en la miseria, y con poco o nada será "feliz" (los que sobrevivan a la eliminación física a escala mundial).
Y como es bien sabido, el Gobierno venezolano suscribe plenamente la Agenda 2030, y está sometido a plenitud al nuevo orden mundial en vías de consolidación. Por tanto, debe cumplir los lineamientos de sus amos globalistas en los diversos aspectos, lo que evidentemente conduciría, en lo económico, a la ruina absoluta de millones de ciudadanos en la nación suramericana. La administración de Maduro ha aprovechado al máximo la ocurrencia de coyunturas como la pandemia de COVID-19, propiciada por las élites planetarias, para agravar la crisis socioeconómica en Venezuela mediante la puesta en práctica de medidas irracionales e injustas. Y no obstante la dura situación diaria del venezolano de a pie, pretenden las autoridades que nos conformemos con lo que hay, con la nueva "normalidad", caracterizada no solo por el deprimente panorama de la economía, sino por la deficiente prestación de los servicios básicos (agua, electricidad, telefonía y otros), por el auge de la delincuencia común y organizada (incluida la de cuello blanco) y por un estado general de indefensión.
Tristemente, de no haber rebeliones globales y locales masivas que logren acabar con los planes de las élites, o algunas emergencias o catástrofes que no puedan ser controladas por los poderosos, y los termine perjudicando, tendremos que conformarnos los venezolanos de forma perenne, con tener poco y ser "felices". Mientras que una minoría, integrada en parte por la dirigencia política (de derecha y de "izquierda"), continuarán teniendo mucho.