Lo que se acomoda a la idea que de nosotros tienen

Los extranjeros, no toman de nosotros (los venezolanos) sino lo menos nuestro, lo que menos choca a su espíritu, lo que se acomoda a la idea que de nosotros tienen, idea que es siempre y forzosamente superficial. Y nosotros, cedemos sa este engañoso halago, y esperamos el aplauso de fuera, de los que en realidad no nos entienden, y aunque nos entiendan no nos comprenden.

Frente a esa actitud de los demás, ¿qué hemos de hacer nosotros? Frente a esa acción que tiende, conciente o inconcientemente, a descaracterizarnos, a arrebatarnos lo que nos hace ser lo que somos, ¿qué acción nos conviene emprender? Frente a esas voces que nos dicen: "Si queréis ser como nosotros y salvaros, tomad esto", ¿qué hemos de hacer?

Por esto del intento de venezolanos a USA, único medio para que nos gringolandia en la medida que nos conviene, mejor dicho, para que digiramos lo que del espíritu estadounidense puede hacerse nuestro espíritu, es cosa que hay que tratarla aparte. Todo esto parecerá arbitrario, y para los demás acaso lo sea.

Es curioso lo que pasa con las ideas. Tenemos en el espíritu muchas veces una tropa de ellas que se arrastran vegetativamente en la oscuridad, incompletas, sin conocerse unas a otras y huyéndose mutuamente. Porque en la oscuridad, las ideas, lo mismo que los hombres, se tienen miedo. Pero ha aquí que, de pronto, entra una idea nueva y luminosa, arrojando lumbre, e ilumina aquel rincón, y al verlo las otras, y al verse unas a otras las caras, se renocen, se levantan, se agrupan en torno de la recién llegada, se abrazan y forman hermandad y recobran plena vida.

Nos empeñamos —es decir, se empeñan muchos— en deformar su espíritu conforma a un patrón de fuera, y no conseguimos ni hacernos como aquellos a quienes pretendemos remedar ni ser nosotros mismos. De dónde un horrido mestizaje espiritual, casi un hibridismo infecundo. Y aquí viene lo más curioso y más sorprendente del caso, algo que se comprenderá algún día, si es que llega aquel en que alguien se ocupe en investigar el estado espiritual de nuestra Venezuela en el tránsito del siglo XX al XXI; y es lo más curioso y lo más sorprendente que los que pasan por más venezolanos, por más a la antigua, son los más gringolandia, los más descastados en el fondo de su alma, hay quienes, pasando para muchos inocentes por espíritus exóticos, anglicanizados, son los que tienen sus raíces más en contacto con las raíces de los que hicieron el alma venezolana.

Nuestros defectos, los que llaman los demás nuestros defectos, suelen ser la raíz de nuestras preeminencias; los que se nos motejan como nuestros vicios, el fundamento de nuestras virtudes. Si el que, sintiéndose avaro, podría convertir esta avaricia en espíritu de ahorro, y previsión, se deja llevar de la ética del pródigo, como no sabrá ser prodigo, se arruinará malamente y sin provecho alguno; y, por igual modo, el que, sintiéndose pródigo, podría hacer de su vicio fuente de noble liberalidad, si se deja engañar de la ética del avaro, se arruinara lo mismo y sin provecho.

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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