Confieso…

A lo largo de los años quienes hemos creído en la posibilidad de un mundo mejor donde predomine la autodeterminación como valor fundamental de cada nación, seguimos apostando a la posibilidad de que nuestro país en medio de esta desventajosa batalla de supervivencia contra el más grande imperio asesino y guerrerista jamás conocido salga adelante y pueda retomar los caminos de paz, tolerancia, respeto, solidaridad para que nuestra nación resurja en medio de tanto odio y antipatriotismo fomentado por los grandes medios de comunicación, donde algunos sin saberlo y otros cumpliendo la tarea cumplen el manual de Allen Dulles “Sembrando el caos (...), sin que sea percibido, sustituiremos sus valores por otros falsos y les obligaremos a creer en ellos”
Aunque nadie puede justificarse solo en los errores de otros, la situación de nuestro país hoy en día se ha vuelto casi imposible de resolver y analizar a la vez. El enemigo acecha constantemente y aunque cuesta creerlo: la ineficacia, incapacidad, corrupción y muchas veces incredulidad juegan a su favor y te sumergen en un mundo de dudas al estilo cartesiano.

Venezuela ha quedado entrampada en esta injusta batalla de intereses que solo ha afectado a la población con el sabotaje al servicio eléctrico, gasolina, gas, recursos los cuales muchos aplauden y vociferan loas de victoria cuando USA y la UE aplican sanciones al país en aras de derrocar el gobierno por la fuerza ya que definitivamente se niegan a participar en procesos electorales. Aquí introduzco el odio inoculado en la población “Nuestra principal apuesta será la juventud. La corromperemos, desmoralizaremos y pervertiremos (Allen Dulles)”, precisamente esta semana en Florida hicieron una encuesta donde se le consultó a los venezolanos migrantes que residen allí cual es el mejor mecanismo para aplicar en su país y el resultado fue impensable en pleno siglo XXI: 86% apoya una invasión militar.

Mirándonos a lo interno tampoco vemos respuestas asertivas, un espejismo que solo se observa en VTV, el no reconocimiento de los errores, una corrupción enquistada, la bomba de tiempo llamada economía, los salarios inexistentes, servicios públicos, en pocas palabras, hemos pasado a vivir nuestro día en un solo resolver problemas básicos pero con la esperanza abrigada a nuestros sueños.

La situación del Zulia la puedes multiplicar sin encontrar salida, apoyada en una nictalopía donde el amo con revolucionometro en mano indica si eres traidor al momento de opinar o te dedicas al silencio costumbrista observando el total desmoronamiento de un estado. El discernir de algo no significa acompañar caminos oscuros, el debate es parte de la política y “no es en los hombres sino en las cosas donde hay que buscar la verdad como diría (Platón)”

Parafraseando a Neruda, confieso que esto cansa, aunque en letras suene espantoso sigo apostando a la corrección de muchos errores, digo que es posible muy a pesar de las sanciones levantar un país, basta de semidioses y de clanes de poder, acabemos el enroque de fichas para satisfacer egos, el padrinaje electoral solo contribuye a mas desesperanza.

Todavía estamos a tiempo, confieso que vamos a seguir…







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Miguel Silva


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