Auditórium

Luis Parra y sus luceros: ¿Caballo de Troya sin ruedas?

"Muchos de ellos, por complacer a tiranos, por un puñado de monedas, o por cohecho o soborno están traicionando y derramando la sangre de sus hermanos." EMILIANO ZAPATA.

Presentarse ante el país sin rendir cuentas al ciudadano, como fue su cuestionada elección a la presidencia de la AN el 5 de enero de 2020, es una perversión poco elegante, y menos creíble. Más de 20 años en la oposición no ha aprendido a distinguir entre el oro, y el latón, o el olor a rosas, y el olor a caca.

Quizá sea la ignorancia o la poca formación ideológica uno de los puntos débiles de la dirigencia opositora actual. Vivimos en la Venezuela del siglo XXl tiempos de poca profundidad política para salir de este atolladero.

Demasiadas posiciones sencillas, y subordinadas, como el de solicitarle al TSJ que convierta al partido de derecha Primero Justicia (PJ) en un Partido de Izquierda para ponerlo electoralmente al servicio del PSUV. Los matices, de la mediocridad políticos ideológicos, son vistos con suspicacia y la búsqueda de la jurisdicción del TSJ, se juzga como una debilidad política imperdonable. O estás conmigo o contra mí. Nuestra dieta política tiene demasiada confrontación de mediocridad, producto de la deficiente formación académica.

Así se ven las cosas políticas en esta nación, con este talón de Aquiles pidiendo a gritos la franquicia de PJ, apareciendo sobre el revuelto tablero político con una propuesta que considero absolutamente perversa.

Determinados directivos, más no dirigentes o líderes, con responsabilidad pública pretenden fulminar el papel constitucional de los partidos políticos con el único fin de destruir sus engranajes y motores, para crear con sus restos una aliada maquinaria política diabólica destinada a favorecer sus ambiciones personales. No hay peor ego que aquel que se esconde en la soberbia humildad oriental.

El culto a la personalidad (de los trillados nombres sin más, que agregar) representa un retroceso en el músculo democrático de una nación en desarrollo. Encerrar las opciones políticas en el calabozo de la individualidad solo trae la brutal verticalidad, pues la persona ungida se siente superior al resto de los militantes. No existiendo en esta perversión militar inculta, la cero vocación de servicio, el hambre de mando. Y no lo olviden, estimados militantes y simpatizantes de la izquierda, que también se manda a base de sonrisas, y palabras patrocinadas por la academia del totalitarismo cubano. Nunca se llegó a pensar que la frase de: 'Hasta aquí nos trajo el rio no era tan poca' y nos daría una frase tan real: "Todos somos reclutas menos usted, señor diputado, que es el necesario para esta operación".

No hay peor ego que aquel que se esconde en la soberbia de la falsa humildad. No he sido yo quien ha llamado: "monarquía legislativa nacional" a este conato de proyecto narcisista, enmascarado, eso sí, por un enjambre de frases revolucionarias edulcoradas, muy del gusto de los zapadores de este triste momento que vive la Republica.

Una cosa que no se puede ocultar, como lo es el sentimiento de lástima de esos electores de oposición traicionados en Yaracuy y Anzoátegui, pues no resulta aceptable abandonar a los que les permitieron ocupar la "cúspide de la horizontalidad". Dejarlos atrás para que sean ellos los que carguen con el peso de esta tragedia económica, que coloca este comportamiento entre el transfuguismo y la traición. Presentarse al futuro sin rendir cuentas por sus gestiones, es más, desvinculándose de ella no es ni elegante ni creíble. Los partidos políticos tienen sus defectos, -a mí no me lo van a decir-, pero no solo defectos. La alternativa que ofrecen es malandra, y llanamente una oda ambiciosa.

Quizá sea la ignorancia y la escasa formación política ideológica uno de los puntos débiles de nuestros políticos actuales. Vivimos tiempos de poca profundidad ideológica.

En definitiva, más de 20 años en la oposición de estos pseudos dirigentes que entraron a la Asamblea Nacional, el 5E en un Caballo De Troya sin Ruedas, han develado muchas cosas. Una de ellas, a no saber distinguir entre el oro y la caca amarilla pestilente.



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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