Entre las últimas décadas del siglo XVI y primeros años del siglo XVII la micro-región de Mucurubá, conformada por lo que actualmente son las parroquias Mucurubá y Cacute, sufrió un proceso continuo de reorganización espacial de acuerdo a los intereses de los encomenderos, de los curas doctrineros, del corregidor de naturales y de otros personajes y representantes del orden colonial en la localidad y en los Andes merideños. Específicamente el mes de diciembre del año 1619 significó una fecha de gran importancia para el poblamiento de Mucurubá en el contexto de dichos intereses. En ese mes y año el visitador Alonso Vázquez de Cisneros consideró un proyecto urbanizador que tenía como objetivo concentrar a la población encomendada en el Pueblo Nuevo o de Doctrina de Mucurubá (este proyecto se enmarcó en las conocidas Ordenanzas de Mérida). Hasta ese momento muchos indígenas de la zona habían estado dispersos montaña adentro, sin ser adoctrinados convenientemente en la religión católica y sin ser controlados de manera eficiente por los colonizadores.
Para alcanzar el objetivo demográfico-espacial planteado, Vázquez de Cisneros comisionó al juez poblador Gonzalo García de La Parra, y le ordenó por medio de un auto de población del 6 de diciembre, fecha que ha sido propuesta por algunos como el día de la "fundación" definitiva de Mucurubá, que se agregaran los repartimientos de Mucurubá, de Mucupiche, de Cacute, de Moconoque y de Escagüey al Pueblo Nuevo de San Juan de Mucurubá, que se poblaran los indígenas en forma de barrios, que se edificaran los bohíos alrededor de la Iglesia, que el Pueblo Nuevo cumpliera con las características urbanísticas de todo centro poblado hispánico (aproximadamente en forma de damero), entre otras disposiciones administrativas:
"En la ciudad de Merida a seis días del mes de diciembre de mil y seiscientos y diez y nueve años el señor licenciado Alonso Vazquez de Cisneros (…) proveido que se les notifico y que todos conforman y señalan por el mejor y mas acomodado sitio para la poblacion y agregación de todos los dichos yndios del valle de Mucurua que es donde esta la dicha yglesia de tapias cubierta de paja (…) junto al camino real que va a la governacion de Benezuela y otras partes (…) todos los dichos yndios son los siguientes: El repartimiento de Mucurua de Leonardo de Reynoso (…) todas son ochenta y cinco personas (…). El repartimiento de Mucurua de Juan Sanchez Osorio (…) todas son treinta personas (…). El repartimiento de Mucupiche del dicho Francisco de Gaviria (…) todas son ciento y quarenta y tres personas (…). El repartimiento de Cacute de Hernando de Alarcon (…) todas juntas son setenta y nueve personas (…). El repartimiento de Mucunoc de Antonio de Gaviria (…) todas son ciento y veinte y dos personas (…). El repartimiento de Escaguey de don Alonso Davila (…) todas son ciento y setenta y nueve personas. Por manera que suman todos estos yndios (…) seiscientas y treinta y ocho personas grandes y pequeñas. Todos los quales conviene se agreguen en un sitio comodo (…) se agreguen pueblen y junten por barrios en el dicho sitio y asiento del dicho valle de Mucurua junto a la yglesia (…) y en la dicha yglesia se doctrinen de aquí adelante todos los dichos yndios (…) con distinción de cada repartimiento y parcialidad de por si se les señalen sus solares quadrados por su orden y quadras y las calles se hagan derechas limpias y de seis baras en ancho (…)". (Colección Ciudades de Venezuela, rollo no.15, Biblioteca Febres Cordero, fols. 103-105).
Unos días más tarde, el 10 de diciembre, Vázquez de Cisneros dictó las instrucciones a Gonzalo García de la Parra, especificándole las medidas a ejecutar para consolidar en el corto tiempo el Pueblo Nuevo de Mucurubá, y por tanto el orden colonial en la zona. En este sentido Vázquez de Cisneros consideró de especial importancia los siguientes aspectos: Trazado del pueblo, construcción de las viviendas indígenas y destrucción de los antiguos bohíos, delimitación del área del Resguardo, reparación y modificación de la Iglesia, construcción de un puente de madera, entre otros.
Entre las consecuencias más importantes del proyecto urbanizador de Alonso Vázquez de Cisneros en la micro-región de Mucurubá, están las siguientes: 1) Consolidación de Mucurubá como población principal asentada en el cono de deyección que ocupa actualmente y ubicada a orillas del Camino Real (la que se conoce hoy día como carretera Trasandina). A partir de dicho proceso estuvieron sujetas administrativa y religiosamente a Mucurubá las localidades de Moconoque, Cacute, Escagüey y Mucupiche (Escagüey y Mucupiche aún forman parte de Mucurubá); 2) Ubicación aproximada de los pueblos anteriormente mencionados en los sitios que ocupan en nuestros días; 3) Fortalecimiento del catolicismo al facilitarse espacialmente el adoctrinamiento de los indígenas; 4) Mayor control sobre los indígenas gracias a su concentración territorial, y por tanto un mejor aprovechamiento de éstos como mano de obra (forzada) al servicio de encomenderos, de curas doctrineros y de otros personajes y funcionarios coloniales; 5) Integración progresiva de Mucurubá a la provincia de Mérida y al Nuevo Reino de Granada.