La alternativa que tenemos en Venezuela

"Es indispensable un programa con nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos procedimientos". Cipriano Castro

Ante la cada vez más crítica y compleja situación que se está presentando en nuestro país en todos los ámbitos, desde el aspecto, económico, político, social, financiero, etc., hasta los menos relevantes, últimamente se ha venido planteando la necesidad de construir una nueva alternativa política, un nuevo modelo socioeconómico, una nueva referencia.

Otra Venezuela es posible, necesaria y urgente. Debemos cambiar el rumbo antes de que sea demasiado tarde, pues la evolución que estamos observando en la actualidad, solo nos está indicando que nos dirigimos inexorablemente hacia un espantoso abismo económico, político y social al que nunca antes habíamos caído, debido a la insensatez de una clase dirigente ignorante, inconsciente, indolente e irresponsable, tanto dentro del gobierno como en la dizque oposición, que nos está conduciendo hacia la miseria y la destrucción general, debido al despilfarro continuado, la enorme corrupción y la entrega, a las empresas transnacionales, de las inmensas riquezas que nos ha proporcionado la naturaleza, situación que ha logrado incluso que más de dos millones de valiosos venezolanos y venezolanas hayan abandonado su país en busca de un trabajo incierto, pero al fin, una vida más digna que la que vislumbran en su propia tierra como consecuencia de las pésimas condiciones en que se encuentra actualmente Venezuela sin justificación alguna.

El tiempo se agota, es realmente urgente iniciar el debate para discutir la construcción de un nuevo modelo socioeconómico.

Es imprescindible la construcción de un nuevo referente político. Pero debe ser algo realmente diferente, con nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos procedimientos, un movimiento verdaderamente social y organizado, sin caudillos o falsos líderes políticos o religiosos, sin protagonismos individuales, sin fanatismo, sin comandante en jefe que usurpa el Poder Popular pero que a su vez, está sometido al poder económico de unos pocos, sin ese perverso carnet de la patria que discrimina al pueblo, sin dogmas, sin partidos políticos cuya función ha sido ilusionar a la población con el espejismo de una democracia ficticia, donde el pueblo es convocado solamente para participar en los procesos electorales.

Ese nuevo referente debe tener un nuevo rumbo, ser defensor del método científico y tecnológico, donde el conocimiento científico esté por encima de las promesas de políticos, astrólogos y religiosos.

Las decisiones oficiales deben ser tomadas en base a criterios claros razonables, científicos, sin engaños. Las leyes dictadas por los gobiernos no deben contradecir las leyes naturales, pues éstas son inalterables y eternas; por tanto el gobierno debe ser más científico que dogmático, más prudente que fanático, más responsable que locuaz. Los primeros asesores de los gobernantes deben ser los sabios, los científicos y las universidades del país. No los clérigos, astrólogos políticos y charlatanes, que siempre han sido los principales consultores de los gobiernos en Venezuela.

Debe haber un verdadero cambio, que tenga por objetivo el mejoramiento y bienestar de toda la población de Venezuela, sin privilegios, sin marginalidad de ningún tipo, ni económica, política o social.

Ese cambio es posible y se puede conseguir, pero requiere primordialmente declarar el uso y manejo generalizado de todos los medios públicos de comunicación e información, de Internet y las redes sociales para la comunicación de toda la población del país.

Este nuevo referente debe proponerse hacer más fructífera, saludable y placentera la actividad agrícola nacional y la soberanía alimentaria, la productividad nacional, estimular el estudio y el trabajo productivo, así como también la lucha ante los problemas cotidianos de la familia, el mejoramiento cultural y educativo, las nuevas formas de organización social, el interés colectivo y la solidaridad. Debe plantearse el combate inclemente a la corrupción, porque es el mal que entorpece todo, que nos castiga por ser honestos y premia a los miserables.

La corrupción general no es casual, es causada por el enorme poder de manipulación que ha adquirido el dinero con el transcurso del tiempo. Ya no existe una institución o espacio en el país que no haya sido permeado por este horrible mal, donde no sea la corrupción, el más grave problema que impide la gobernabilidad y azota a la inmensa mayoría de la población, pero no olvidemos que además, lo que estamos viendo es apenas la punta del iceberg. Es una enfermedad mundial que ha hecho metástasis y cada día crece más y más en todas partes, pues es inherente al capitalismo.

Por otra parte, hemos empleado sin cuestionar desde hace muchos años, el modelo económico rentista basado en la abundancia del dinero proveniente de la exportación del petróleo. Este modelo ha funcionado durante muchos años y ha sido el principal obstáculo que ha impedido la producción y la productividad nacional. Venezuela es un país netamente importador y actualmente estamos pagando las consecuencias de ese modelo, pues a pesar de tener excelentes condiciones para la agricultura, ni siquiera producimos los alimentos básicos que requerimos para el consumo de la población.

La producción de alimentos de calidad debe ser la principal actividad productiva de un país, pues la alimentación de la población es la primera necesidad de toda sociedad.

Pero en vez de estimular la producción agrícola y ganadera, que nos ayudaría a solucionar la crisis actual y futura de alimentos, o sea en vez de promover y desarrollar el campo, el gobierno se ha empeñado en estimular la explotación minera por parte de empresas transnacionales, con lo cual, lo único que lograremos es pasar del rentismo petrolero al rentismo minero, destruyendo de paso el territorio nacional y envenenando nuestras aguas que requerimos para la producción agrícola. Los daños causados por la minería a la mayoría de los habitantes del país son inmensamente mayores que los beneficios que produce. El oro no se come.

Debemos cambiar el rumbo, pero ese cambio de rumbo debe ser diametral, pues lo que está en juego es el destino del país y nuestra supervivencia. Venezuela no puede seguir siendo víctima de los abusos y caprichos de gobernantes ineptos, irresponsables, prepotentes y corruptos, que sin control alguno por parte del poder popular, la mantienen viviendo en la miseria a pesar de ser uno de los países más ricos del planeta.

Los venezolanos y el país en general, ya no soportamos más esta grave situación. Estamos demandando una dinámica incluyente, que genere confianza en los planteamientos y las acciones, que satisfaga nuestras necesidades, que sea realista y viable, que los recursos naturales sean patrimonio común de todos los habitantes, sin falsas expectativas, sin tanta discusión politiquera, sin capitalismo ni socialismo (que por estar siendo mal interpretado es peor que el capitalismo), pues sabemos que los dos son modelos nocivos y obsoletos, ya que ambos están basados y dependen fundamentalmente del uso y el poder del dinero como medio de intercambio, pero ya está demostrado que el dinero en esencia, lo que genera es egoísmo, escasez, desigualdad, esclavitud, hambre, corrupción, predominio de las empresas sobre la sociedad, guerras, venta de armas, contaminación, y destrucción general del planeta, consumismo desmedido, basura y propagación de la pobreza, privilegios, cúpulas, monopolios, etc.

Hasta que no logremos entender todo eso, los grupos económicos poderosos nos seguirán aplastando con su maquinaria de manipulación. Con fantasías de vida fácil, exagerado consumismo, falta de planificación, sin tomar previsiones y sin producir lo que necesitamos; pretendiendo importarlo todo con los ingresos obtenidos de la renta petrolera y minera.

Necesitamos un modelo basado en el razonamiento y no en el capricho de unos pocos, en la sabiduría y no en la terquedad de un dirigente, en el estudio y no en el fanatismo, donde prevalezca el método científico sobre el método religioso y dogmático, donde predomine el experimento sobre el albur, donde prime el conocimiento sobre el azar y donde la aplicación de la ciencia y la tecnología estén en beneficio de la humanidad, donde exista realmente un verdadero Proyecto Agrícola Nacional y una Democracia Participativa y Protagónica, pero con Información y Comunicación abundante y suficiente, donde los medios públicos estén al servicio del pueblo y no del gobierno de turno, donde Internet sea un derecho humano.

La construcción de un nuevo referente alternativo requiere poder analizar las razones por las cuales queremos cambiar o no cambiar algo.

Invito a ver una Propuesta Agrícola en http://propuestaagricolanacional.blogspot.com/



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1490 veces.



Gilberto Hernández Ortíz

Graduado en la universidad Nacional de Colombia en Licenciado en Ciencias de la educación especializado en el área de Física y Matemáticas Postgrado en Educational Media en la Universidad de North Carolina A&T State University año 1984 - Greensboro, N.C Prof. Jubilado de la Univ. de Oriente (Núcleo Anzoátegui)

 gilnandez@hotmail.com

Visite el perfil de Gilberto Hernández Ortíz para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: