Binóculo Nº 283

La crisis del pan

Lo primero que debe hacer el gobierno, mejor dicho, el Estado, es diseñar un intensa, sostenida y educativa campaña para explicarle a la gente que no debe comer pan porque es agresivamente tóxico para el organismo.

De hecho, la harina de trigo comparte junto a otros cuatro elementos, la honrosa lista de los cinco venenos blancos: Arroz blanco, leche, sal y azúcar refinada. Ninguno de estos cinco "alimentos", alimentan a nadie, pero si los envenenan. Algunos estudiosos sostienen que, si las personas dejaran de ingerir estos "alimentos", se consumiría el 80% menos de medicamentos que habitualmente usa la gente. No habría -o habría menos- problemas de hipertensión, hipotensión, tiroides, diabetes, obesidad, renales, gastro, de articulación, hongos, bacterias y una muy larga lista de males que se evitarían con solo evadir ingerir estos "alimentos".

Como no me voy a meter en honduras por ahora, en el caso del pan, es fácil de explicar. El trigo no es blanco, y en el proceso de blanquearlo para convertirlo en harina, le quitan todos los componentes, fibras, minerales, proteínas y sales que tiene, además que por añadidura le ponen algunos químicos que funcionan como conservantes de la harina para que se mantenga por más tiempo. Cuando ya es harina de trigo, no hay ABSOLUTAMENTE nada que pueda ser aprovechado por el cuerpo humano. Todo es veneno.

La otra parte del tema es que existen miles de productos que se elaboran con la harina de trigo. Creo que el pan es el menos importante. El mundo de la pastelería, es una cosmogonía de sabores, formas y tamaños, que se van directo a la hipófisis; y se hace inevitable ingerir un petisús con chocolate o con pasta choux, o una marquesa de arequipe, o una torta rellena de guanábana con un glaseado de mandarina. Dañino y todo, no hay forma de no comerlo.

Otro aspecto del problema, es que alrededor de la harina de trigo como materia prima principal, se teje toda una red de la economía que no es posible sacarla de la dinámica de la noche a la mañana. La industria del proceso de la harina de trigo, genera cientos de miles de millones de bolívares diarios y absorbe miles de empleados en todo el país. No es posible acabar con eso de la noche a la mañana

El pan es una cultura de la culinaria venezolana. Aunque los españoles lo hacían durante la colonia, fue a principios de siglo pasado, cuando comenzó a formar parte de la cotidianidad de los venezolanos con la apertura de las primeras panaderías. El trigo siempre se ha importado, antes de diversos países hasta que Monsanto y Cargill se apoderaron de los sembradíos de trigo en el mundo, desde entonces se importa de dónde ellos digan. Esto salvo Rusia que produce un poquito de trigo y no es de buena calidad, por cierto, y que es de donde se está trayendo trigo en estos momentos.

Cuando surgieron los problemas de importación y de asignación de dólares que eran desviados a otros negocios, el gobierno decidió meter la mano para controlar la importación de trigo para los molinos venezolanos, y del resto de la materia prima, que la mayoría se producía en el país. Pero era sin duda muchos dólares que tentaban a los funcionarios del gobierno en ese negocio de la importación, por lo que la delincuencia que se había generado en la empresa privada, se trasladó a la burocracia del Estado.

Alrededor del tema del pan se ha generado toda una red de delincuencia que ya quisieran los narcotraficantes tener. Lo primero que deberíamos preguntarnos es si efectivamente alguien lleva una secuencia de la harina que ha llegado al país y la que se ha distribuido. Allí de inmediato se descubrirán los primeros desastres. He sido testigo de negocios propuestos a panaderos de entregarle un camión entero de harina, 600 sacos de 50 kilos, a Bs 400.000 por saco, en efectivo y sin factura. Pregunta: ¿Quién puede sacar 600 sacos de un depósito sin que lo vean o sin que esté autorizado? ¿Hay algún preso o investigado por esa razón?

En cuanto al azúcar, que es el otro ingrediente importante del pan, la primera pregunta es porqué si el Estado tiene 13 centrales azucareras, ninguna produce un grano de azúcar, con la salvedad de que todas tienen a sus trabajadores activos, haciendo nada, y cobran sus salarios, bonos, cesta ticket, aumento y utilidades. ¿Cómo surge un país así? Pregunto yo.

Esto significa que el azúcar debe importarse y adivinen quién la importa: el Estado venezolano. Ahora hay que preguntar cuánto paga el Estado por un saco de azúcar de 50 kilos. Porque que yo sepa, el azúcar vale más o menos una mierda en el mercado internacional. ¿Por qué entonces un saco se vende en Venezuela en Bs.800.000? es decir, que el panadero debe pagar por un kilo de azúcar Bs.16.000. Y el más incompetente de todos los organismos de la administración pública de los últimos 100 años, el Sundde, pretende que un pan canilla se venda en 300 bolívares. Es decir, que según ese organismo, el comerciante no paga impuesto, municipales y nacionales, no paga alquiler, no paga salarios y aumentos salariales, no paga cesta ticket ni utilidades a sus trabajadores; y no paga a guardias nacionales, reservas, policías, concejos comunales, Ubch y todas esas vainas chavistas formadas en las comunidades, que por falta de control, se han convertido en verdaderas bandas del delito. Cuando digo esto es cuando me gustaría que alguien me dijera que es mentira. Un solo ejemplo voy a dar: la jefa de una Ubch iba todos los días a una panadería a martillar sus dos campesinos en una panadería del sur de Valencia. Cuando la propietaria se negó a darle sus campesinos que ella asumía que por derecho le correspondía, entonces le trajo a guardias nacionales amigos, una hermana de la reserva y uso chamos de una comuna. La puso por el suelo con la comunidad, al punto que ésta tuvo que vender la panadería e irse del barrio para que no le fueran a hacer daño. Casos como esos tengo en la memoria al menos 100, pero me han contado miles.

En cuanto a la manteca, ésta debía proporcionarla Diana, pero ya todos sabemos que Diana escasamente produce una margarina de mala calidad, que de paso toda margarina es venenosa, aunque tiene 4.000 empleados. La manteca también forma parte del negocio de las mafias.

Usted lector lo invito a que se dé un paseo por el mercado mayorista de Tocuyito. Comenzando por la estructura que da vergüenza con calles destruidas, baños inservibles, suciedad por doquier y delincuencia interna. Es todo menos un sitio donde se venden alimentos. Pero, además, se encuentra muchos grandes negocios cerrados que sabemos están llenos de mercancía. La razón es que es mejor negocio tenerlos cerrados que abiertos. Con eso se hacen supramillonarios. No hay nada que usted busque que no esté en ese mayorista. Pero debe pagar los precios cartelizados y controlados por las mafias. Y lo curioso es que usted ve un montón de guardias nacionales que no hacen absolutamente nada. Solo cuando llega una camioneta militar, que se ocupan de llenarla. Y ojo, eso es a la vista de todo el mundo. "Llegaron los matraqueros. Hoy te toca darle a ti" le dijo un comerciante a otro, en mi presencia.

Todos estos desastres implementados por el gobierno, no han hecho más que empeorar la situación, llamando a gente que no tiene ni idea de lo que es esa dinámica, o delincuentes con poder que van directamente a hacer negocios. Claro, el culpable es siempre el panadero, y para eso están nuestros medios de comunicación oficiales, para decir que el enemigo no es la corrupción, sino la especulación. Vamos bien… y estaremos peor.



 



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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