Binóculo Nº 274

Ahí tienen, jabón pa´que laven

El primer sorprendido de la masiva participación de la gente en el simulacro de ayer, debe ser la alta dirigencia del chavismo. El segundo sorprendido es la oposición. Semejante coñazo directo al hígado, los deja como cuando el golpe es más bien al mentón, que uno se queda dando vuelta para todos lados sin noción de qué hacer.

Y la oposición debe tener dos lecturas al mismo tiempo de esa jornada: Uno, que el chavismo en la calle, en un simple simulacro, se comportó como la Marea Roja que fue en tiempos de Chávez. Millones de venezolanos que llevaron agua, sol, hambre, cansancio, estuvieron allí desde las seis de la mañana hasta pasada las diez de la noche. Impresionante. "Medio palo, sobrino" hubiera dicho el tío Miguel. Por años no se había visto semejante asistencia de gente que insistía en participar. Y dos, que la pírrica participación de la oposición en su plebiscito los obliga a detenerse y analizar, antes de terminar de hundirse. En realidad, Borges, Guevara y pandilla, más que su plebiscito, estaban apostando a una ausencia total en el simulacro, esa sería la razón de la fiesta. Las malas intenciones siempre tienen un efecto contrario, decía mi santa madre. Algunos le dicen Ley del Karma. Fui a misa en la mañana para escuchar las barbaridades del cura de la Iglesia San Antonio, la iglesia de los ricos ubicada en una de las pomposas urbanizaciones del norte de Valencia. Es poco menos que un fascista. Esa incitación al odio y ese chantaje con el terror, insistiendo en la misma estupidez del comunismo y del Estado que se queda con los hijos. ¡Cuánto atraso! Todo en nombre del pobre Jesús el Cristo, que no es culpable de nada.

Hasta podría decirse que este domingo 16 se marca un hito en la historia del país; y es obligatoria la mayéutica que enseñó Sócrates. Parece una contradicción el acontecimiento de este domingo, con la realidad del país, sumergido en una crisis que aterra, cuando no hay gas, cortan la luz a cada rato, hay comunidades que pasan hasta un mes sin agua, un paquete de harina pan cuesta 12 mil, un kilo de arroz igual, un kilo de leche 24 mil, un jojoto mil, un plátano 800, un huevo 800, las mafias militares hacen desastres, sacar un pasaporte cuesta 200 dólares, una cédula 50 mil, una placa 30 mil, y todas las aberraciones más indignas que se puedan considerar de un Estado signado por la corrupción y la incompetencia.

Hay que hacerse una pregunta obligada ¿Por qué un país con esa crisis, con una economía en el suelo, sin planes, opta por enviar una señal de que se queda con su gobierno y sigue apostando a la solución de los problemas?

Todas las encuestas que he visto, y la mía propia, dan cuenta de una abstención por encima del 60% para el 30J. Incluso la alta dirigencia del chavismo reconoce públicamente que el enemigo a vencer es la abstención. Pero eso no es lo que acabamos de ver en este simulacro, donde millones de participantes superaron el 50% del padrón electoral.

La respuesta a este cambio de timón está vinculado directamente a estos últimos cien días. La gente le tiene mucho miedo a la violencia. Sabe cuáles son las consecuencias; y además, ese pueblo chavista tiene perfectamente claro que será la primera víctima de la venganza.

Los hechos de este domingo tienen varias lecturas: Uno) Queda demostrado que Rondón no ha peleado porque la dirigencia del chavismo y el gobierno no lo han dejado pelear, pero está listo para ello. Es impresionante ver los niveles de conciencia de ese pueblo chavista, una disciplina que debió dejar perplejos a los jefes de la oposición y a todo aquel analista de ese sector que tenga cinco dedos de frente. Incluso no hace falta que sea muy inteligente. Dos) El discurso de Maduro pudo más que un grupo de terroristas quemando gente y poniendo guayas, evidenciando que eso no es política, sino delincuencia. Sumado a la vagancia de ver un montón de viejas hipócritas jugando barajas en la autopista de Prados del Este, en un país que necesita reactivar su aparato productivo y volver a la normalidad. Tres) Luego de aquella aplastante victoria del 2015 cuando tomaron el Parlamento, la oposición creyó que era el fin del gobierno y del chavismo, que los llevó incluso a afirmar que en seis meses Maduro estaba fuera, negándose a entender que un gentilicio que tiene presente una figura de tanto poder de sugestión como Hugo Chávez, no es posible acabarlo de la noche a la mañana. Una organización desorganizada como la MUD, sin bases populares, sin pueblo, sin cuadros militantes con formación, pretendía acabar con 19 años de avances sociales. Cuatro) Ese estado de ánimo llamado Psuv, sintió que le estaban latiendo en la cueva, por lo que retomó su otrora condición de poderosa maquinaria electoral con una gran capacidad de movilización. Cinco) y quizás la más importante, es que queda demostrado –como lo vengo diciendo desde hace tiempo- que no existe un liderazgo en la oposición, donde faltan dos cosas que son claves: inteligencia y bolas.

Una cosa más. Estos resultados evidencian que todos en la oposición estaban tras esos veinte millones de dólares aprobados por el Senado estadounidense para fomentar el terrorismo en el país, porque me es imposible creer que alguien con capacidad de análisis, suponga que trancando la autopista del este en Prados del Este, o la autopista del Este en Valencia, o destruyendo Barquisimeto, que probablemente sea menos del uno por ciento de la población, vaya a levantar tal nivel de protesta para acabar con un gobierno. Lo he dicho miles de veces, un Estado, cualquiera que sea, tiene miles de recursos para resistir, y si tiene a los militares consigo, más aún.

Confieso que soy escéptico con la Constituyente y entiendo que fue una jugada política para destrancar el juego en vista de que la torpe oposición se negó al diálogo. Sobretodo porque va gente allí que literalmente no sirve para un coño, más que para hacer negocios y sabotear el proceso, pero también sé que va gente de mucha capacidad, de mucho trabajo y profundamente comprometida con su honestidad y con el Arañero de Sabaneta. Y confío en que ellos le darán el vuelco y la dinámica necesaria para profundizar las leyes y los cambios que sean necesarios en aras de, finalmente, comenzar a construir un país. Si eso ocurre, iremos en buena dirección, sino, estaremos saludando a la bandera, con un dejo de frustración aún mayor en el país, y esta vez en el pueblo chavista.

Nuevamente las cartas están echadas a favor del proceso. Ganó la paz. Nuevamente la oposición es derrotada de manera aplastante y vergonzosa. Pero si alguien creyó que el enemigo está vencido, se equivocó. Me parece que arreciarán, sobretodo por un liderazgo internacional que odia por sobre todas las cosas al gobierno venezolano y por un Donald Trump que ovula de manera permanente, desatando peligrosos ataques de histeria. Lo peor no ha pasado y no pasará por ahora. La embestida será más fuerte y el puerquito seguirá siendo la economía.



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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