En medio de la ineficiencia gubernamental, el altísimo costo de la vida, la violencia sociopolítica irracional, la brutal represión policial-militar, el elevado desempleo, el aumento progresivo de la miseria, la impunidad reinante, la presencia de una "oposición" cómplice de la crisis económica, las contradicciones entre el Ministerio Público y el Tribunal Supremo de Justicia, y otros factores negativos, hay un auge delincuencial a todo nivel, desde la corrupción desatada de los altos funcionarios y dirigentes oficialistas y de la MUD, hasta la especulación desbocada de los empresarios-ladrones y la gran cantidad de delitos cometidos por delincuentes comunes, muchos de ellos ejecutados con saña.
En verdad un buen número de "ciudadanos" en Venezuela está haciendo lo que le viene en gana desde el ámbito delincuencial, y no le importa ni un ápice el bienestar de sus compatriotas; lo que importa es llevar a cabo los más diversos delitos a como dé lugar, así en el proceso se haga daño corporal y mental y se asesine a diestra y siniestra. No hay ningún respeto de parte de los delincuentes de élite y los comunes para con la dignidad y la vida de los demás, y no lo puede haber cuando desde el mismo Estado burgués se ejerce la violencia indiscriminada contra el pueblo, en especial contra los pobres. No puede haber respeto porque de acuerdo a los intereses del poder, la delincuencia también forma parte de los mecanismos naturales de control y opresión característicos del Statu Quo capitalista. Es un mal necesario debido a que se mantiene aterrorizada a la población, y la incapacita para vivir de manera normal, ni que hablar de que pueda defenderse de los delincuentes. Y en el contexto de la crisis que actualmente azota a Venezuela, el auge delictivo sirve de apoyo a los "revolucionarios" y a los dizque opositores encarnados en la MUD. Es un muro de contención físico-psicológico para evitar una rebelión popular masiva que ponga de rodillas a la élite política y económica que nos tiene bien mal.
Mientras tanto millones de venezolanos estamos expuestos día a día a los embates de todo tipo de delincuentes sin poder hacer nada. O nos agarra el chingo o nos agarra el sin nariz; si sobrevivimos a la violencia estatal y a la diaria zozobra por la complicada situación económica, es posible que no salgamos ilesos de la conducta psicopática de individuos que por robar una simple billetera o unos cuantos miles de bolívares, son capaces de matar.