¡En defensa de la Constitución!

El pueblo venezolano activó un Proceso Constituyente desde hace ya varios años. En 1999, el Presidente Hugo Chávez tomó la iniciativa de consultar al pueblo venezolano para que soberanamente, decidiera si convocar o no, una Asamblea Nacional Constituyente. Ante esa iniciativa del Presidente, el Pueblo Soberano, poseedor del Poder Constituyente, convocó la ANC de 1999. En estas condiciones se generó un enorme entusiasmo en toda la población venezolana, la cual terminó por aprobar el 15 de Diciembre de ese mismo año, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela por una gran mayoría de venezolanos.

Esta Constitución, describe un modelo político, económico, social y cultural basado en la Democracia Participativa y Protagónica en armonía con un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia.

Como consecuencia lógica, debería venir a continuación el fortalecimiento y la consolidación del Poder Popular. Gracias a la insistencia de Chávez, fueron promulgadas las Leyes Orgánicas del Poder Popular, pero de manera irresponsable, y premeditada, no fueron aprobados sus reglamentos respectivos, dejando estas leyes sin aplicabilidad ni utilidad, y quedando el Poder Popular simplemente como un adorno. Permitiendo que luego, una burocracia ineficiente, egoísta y corrupta se pudiera apoderar de todas las instituciones, para no permitir la participación popular, ni la transformación social, aunque obviamente, mantienen ante el pueblo una retórica revolucionaria y engañosa, usando la imagen y el discurso de Chávez. De esta forma, quedaron, los Consejos Comunales, los Consejos de Trabajadores, las Comunas, la Contraloría Social, etc., sometidos a todos los caprichos de la burocracia corrupta y el psuv. Y Chávez, ingenuamente, esperaba que esas leyes se cumplieran y le pedía encarecidamente a Nicolás que atendiera a las comunas como a su propia vida. A lo cual Maduro respondía: "Ya voy".

Además, de la falta de voluntad política del gobierno, la irresponsabilidad política de la anterior Asamblea Nacional y también de la actual, la corrupción, el burocratismo, el nepotismo, la ineficiencia, la impunidad, la dependencia entre los poderes públicos, el presidencialismo, el monopolio del SIBCI por parte del gobierno, la ausencia de Reglamentos de las Leyes Orgánicas del Poder Popular, etc., la supuesta guerra económica promovida fundamentalmente por el gobierno y la burguesía, los cuales han despilfarrado inmensas fortunas provenientes de la renta petrolera, sin realizar al menos una Auditoria Publica y Ciudadana que permita conocer el paradero de esas fortunas, recuperarlas y poner presos a quienes las robaron y así poder resolver esta tragedia económica que estamos padeciendo. De igual manera, la diatriba, el insulto, las amenazas mutuas entre los dirigentes de la autodenominada "polarización psuv-mud", en un diálogo en que la mayoría del pueblo no ha sido convocado, han impedido que nuestra Constitución Bolivariana se haya desarrollado en toda su extensión para favorecer al pueblo.

A pesar de todo lo dicho, la cúpula gobernante no está conforme con todo el poder que ha podido acumular y ahora se empeña en controlar totalmente todas las instituciones del estado por medio de una Asamblea Nacional Constituyente a su medida. Ante tamaña intención, el ingenuo pueblo venezolano está comenzando a reaccionar, porque percibe que lo están engañando los "revolucionarios", ingenuamente recomendados por Chávez.

No se trata de si el gobierno, puede o no puede mandar, no se trata de si, puede o no puede tomar decisiones, se trata de que el pueblo también tiene derecho a ser escuchado, a ser oído, a ser consultado, a ser respetado. No se trata si el gobierno debe o no debe informar, se trata de que el pueblo tiene también derecho a expresarse por los medios públicos. No se trata de que el gobierno oculte cierta información, sino que no la oculte toda, como sucede por ejemplo con el BCV. No es el gobierno y el partido quienes deben monopolizar el Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (SIBCI). No se trata de que el gobierno puede o no puede monopolizar la fuerza pública, se trata también de que no la use solo para reprimir y atropellar al pueblo. No se trata de que la burocracia y las instituciones públicas satisfagan todas sus necesidades esenciales, se trata de que el pueblo también tiene derecho a satisfacer las suyas. No se trata de que tengamos o no tengamos un gobierno fuerte, se trata de que tenemos un gobierno soberbio, autoritario y que no tolera la crítica. No se trata de si el gobierno, tiene o no tiene autoridad, se trata de que el pueblo también tiene derecho a participar en el gobierno por medio del Poder Popular, la Contraloría Social, los Consejos Comunales, Consejos de Trabajadores, etc.

No se trata de si el presidente puede o no tomar una decisión, se trata de que al pueblo hay que preguntarle, hay que oírlo, hay que consultarlo y máxime si es para tomar una decisión tan trascendental como convocar una ANC.

El pueblo está cansado de la terquedad y la imposición de tantas medidas arbitrarias que toma el gobierno sin tener en cuenta el daño que produce en el sector más desfavorecido de la población en nombre de un falso socialismo y al mismo tiempo observa con estupor, la violación de la Constitución Bolivariana y las leyes con la entrega del Arco Minero del Orinoco. Desafortunadamente, por no escuchar la crítica, el gobierno no está enterado del bajo nivel de popularidad que tienen sus propuestas y los resultados al final serán desastrosos para todos.

En resumidas cuentas, no hay razones valederas, ni es el momento adecuado, ni se justifica en la actualidad realizar una ANC inconsulta, ilegitima, impopular e innecesaria. No necesitamos otra nueva constitución, ni se requieren los cambios que caprichosamente está proponiendo o pretende proponer el presidente Maduro con el fin de evitar el colapso de su gobierno ante el enorme descenso de su popularidad.

Lo que sí necesitamos es corregir las políticas económicas, sociales, fiscales, etc., combatir la corrupción generalizada y la ineficiencia en todas las instituciones públicas, e imponer una nueva valoración del trabajo productivo, comenzando por el estímulo al sector agrícola, y manufacturero en general. Acabar con los subsidios a los grandes empresarios y atender de manera diligente la pequeña y mediana industria en todos los municipios para resolver armoniosamente los grandes problemas que acosan al país.

Lo que sí necesitamos es más democracia y no menos democracia. Que el Poder Popular exista realmente en los Consejos Comunales, en los Consejos de Trabajadores, en las Comunas. Que la Contraloría Social sea efectivamente, un mecanismo para controlar al gobierno y al sector privado por parte del ciudadano común.

No queremos que solo un hombre decida por todos nosotros. No queremos que solo una persona nos interprete la Constitución. No queremos que solo un grupo sea dueño de nuestras riquezas. No queremos que solo un par de grupos económicos o políticos controlen toda la información que recibimos diariamente. No queremos un país todo rojo o todo amarillo, queremos un país multicolor y de todos los sabores, aromas y sonidos. Que los derechos adquiridos aumenten, que no disminuyan.

Lo que sí necesitamos es que haya alimentos y medicinas para todos los habitantes y no solamente para un pequeño grupo de burócratas y defensores del gobierno. Que podamos obtener precios justos en cualquier supermercado todos los días. Que nos vendan lo que queremos comprar. Que los servicios públicos lleguen a todos los ciudadanos sin necesidad de tener el carnet de la patria o una carta del gobernador. Que nos atiendan en las oficinas públicas sin necesidad de cartas de recomendación.

El modelo post rentista no requiere una constituyente, sus bases están en la Constitución Bolivariana de 1999 y la crisis económica y política que vive el país, no se debe a las fallas que ésta puede tener y que se pueden enmendar fácilmente. La enorme crisis que tenemos en Venezuela se debe a la polarización de una dirigencia inepta, tanto del gobierno-psuv como de la dizqueoposición-mud, que mantienen un diálogo estúpido, insensato, insultante, vulgar y descalificador, al que la mayoría del pueblo no ha sido convocado, pues la única ambición de estos dos grupos es repartirse las riquezas del país.

Si no actuamos pronto, la soberbia y el gobierno de Maduro nos llevará al colapso, a la guerra fratricida. Es el momento de ponerle mayor énfasis a la lucha pacífica pero firme. Debemos impedir que se instale esa ilegal ANC.

¡Si el pueblo venezolano deja pasar esta oportunidad única y feliz que actualmente tiene, en muy corto tiempo se arrepentirá, pero ya será demasiado tarde!

¡Unidad, Lucha, Batalla y Victoria!

Es indispensable y urgente la búsqueda de un nuevo consenso nacional que rompa con esa perversa polarización. Es necesario el diálogo nacional, democrático, transparente, con participación de todos los sectores políticos y sociales, basado en el respeto mutuo, sin descalificaciones ni amenazas. Dicho diálogo no puede ser reducido a dos sectores de la vida política y nacional solamente.

La convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente realizada por Maduro, sin consultar al pueblo, es rechazada por una inmensa mayoría de venezolanos y venezolanas, lo cual significa que es propicia la ocasión para alcanzar un gran consenso nacional, lograr la paz y enrumbar ahora sí al país por el camino de la recuperación definitiva, el trabajo productivo, el respeto, la solidaridad, la cordialidad, el amor.

Atentamente;

29 /06 / 2017



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Gilberto Hernández Ortíz

Graduado en la universidad Nacional de Colombia en Licenciado en Ciencias de la educación especializado en el área de Física y Matemáticas Postgrado en Educational Media en la Universidad de North Carolina A&T State University año 1984 - Greensboro, N.C Prof. Jubilado de la Univ. de Oriente (Núcleo Anzoátegui)

 gilnandez@hotmail.com

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