Binóculo Nº 257

¿Quién, la Fiscal? Ya lo sabía

Desde que un tipo sin patria, senador republicano, llamado Marco Rubio, anunció que el Senado de Estados Unidos aprobó 20 millones de dólares para financiar el terrorismo en Venezuela, se desataron los demonios. Es demasiado dinero y todos esperan que alguna tajada les quede. Seguirán incendiando personas y matando guardias nacionales a golpes, porque esa es la garantía para que esos dólares lleguen.

En verdad que desde el miércoles pasado me estoy preguntando si alguien le creyó a la doctora Ortega Díaz las barbaridades carentes de sentido común y de ponderación que dijo en su rueda de prensa. Tan acostumbrada ella a no darlas, como por ejemplo cuando en las guarimbas del 2014 mataron a 43 personas y no acusó a nadie, ni se pronunció en contra de la violencia desatada entonces. No hace falta tener sentido común, para entender que lo expuesto por ella en esa rueda de prensa, carece de toda lógica. Cosa que no me extraña porque ella siempre ha carecido de lógica. La primera vez que la denuncié fue en el 2005 a través de esta misma columna, y luego por mi programa de radio. Había un comportamiento en la abogado que era seriamente cuestionable. Razonado no por mí, que no soy abogado, sino por gente que sabe mucho de derecho, además de ser abogados (no todos los abogados saben de derecho)

Y creo que lo que más me indigna, o me arrecha del caso Ortega Díaz, pues, es que ahora salgan en el gobierno a cuestionar a la Fiscal cuando todos ellos estaban al tanto de su comportamiento y de sus sospechosas posiciones equilibradas, que en realidad eran contrarrevolucionarias. Todos, comenzando por Chávez, que se calló más de una vez las barbaridades que se cometieron entonces, incluyendo una capacidad impresionante de la Fiscal para no castigar a los culpables de los dolos bancarios. Y recuerdo que cuando escribí sobre ella, de inmediato recibí el regaño de los dirigentes del gobierno y del Psuv, que cómo se me ocurría, que la Fiscal era camarada, que su trayectoria de lucha en la militancia del PRV, que si patatín, que si patatán. Como si eso fuera una condición para ser íntegro desde el punto de vista revolucionario. Nadie en el alto gobierno asumió el problema, que ya era un problema, Luisa Ortega Díaz. Incluso cuando en el 2005 y 2006 hizo una purga de fiscales camaradas que no le gustaban por su integridad. Y por cierto, ha sido un defecto reiterado en el alto gobierno, saber que las cosas van a ocurrir, pero permitir que ocurran, o no hacer nada para que no ocurran, que en esencia es lo mismo.

Por eso siempre he dicho que esto no es una revolución. Ni siquiera es un proceso de liberación nacional. Porque la militancia revolucionaria no es un problema de discurso, o de ponerse una camisa roja para ir a marchar, cuando por detrás están los negocios, las interconchupancias, las zancadillas, las puñaladas traperas. Todas las vivió Chávez; y además, las estaba viendo en la cotidianidad de su gobierno, razón por la que más de una vez llamó a la reflexión y a la unidad. Vale la pena regresar a sus extraordinarias enseñanzas políticas, que gobernadores, alcaldes y dirigentes del partido vieran todos los días un video de él y aprendieran algo. El alto gobierno ha estado lleno y está lleno de Luisas Ortegas Díaz. Den un paseíto por Cantv, Movilnet, Venvidrio, Diana, Pdvsa y tantas otras empresas del Estado, llenas de escuálidos y de gente que abiertamente cuestiona a Maduro y al gobierno. Eso para no hablar de los bancos del Estado, los verdaderos antros de la incompetencia, la corrupción, los negocios y el antichavismo.

Hasta Alberto Nolia en su programa "Los Papeles de Mandinga" la cuestionó por su comportamiento genuflexo contra el general "Guaya", ¿recuerdan? Aquel alcohólico payaso que se paró en el muro de su quinta de Prados del Este (la que compró dicen que con los reales que le dieron adecos y coepyanos) con un fusil y un chaleco antibalas para que no lo llevaran preso. Pues el personaje de marras fue el que tuiteó a los guarimberos que pusieran guayas en las calles para detener a los motorizados. Al menos de una muerte es responsable. Pero para la Fiscal no fue razón suficiente para acusarlo.

Pero también la acusó Lina Ron en la columna que escribía en El Nuevo País, y nadie hizo nada. Acusaron sí a Lina, como siempre los enemigos internos, de cabeza caliente.

A los hechos. Cuando El Caracazo en 1989, tomé fotos, muchas fotos de gente baleada. Solo en la foto de un niño que recibió un tiro de escopeta por la espalada de parte de un policía metropolitano, la perforación de la bala era grande. Mucho después, recuerdo que el 27 de noviembre de 1992, guardias nacionales le disparaban a la multitud con fal para que no llegaran a Miraflores. Con mi Canon T-70 arrinconado en la Santamaría de una panadería en la esquina La Gorda, llegaron tres tipos y una mujer, uno estaba pálido y sangraba mucho, la mujer me dijo que le había dado en el brazo. Me impresionó mucho porque por arriba del brazo, la perforación de la bala parecía un ojal. Por debajo le faltaba hasta el hueso. ¡El poder de una bala!

El cadáver de Juan Pablo Pernalette presenta clarito sendos huecos que le atraviesan el brazo izquierdo y un tercer hueco por donde entra al costado. Son huecos perfectamente simétricos de más de un centímetro de ancho y muchísimo más grandes que los que podrían dejar una bala, incluso balas grandes. Por la simetría parecía como si le hubieran metido un tubo. El CICPC determinó que había sido una bola de acero como la que se pone en los rodamientos industriales.

Pero además, todos los videos indican que la guardia nacional estaba demasiado distante como para que algún efectivo efectuara un disparo tan certero. Ya la guardia no usaba ni siquiera escopetas porque Nicolás lo había prohibido.

Entonces, es menester hacerse una pregunta obligatoria: ¿por qué? Justo en una de las coyunturas más difíciles que vivimos, aparece la doctora Ortega Díaz diciendo una sarta de incoherencias. Por qué no lo hizo antes. Cuándo decidió que era una mujer de derechas, si es que alguna vez fue de izquierda.

Chávez lo alertó muchas veces, aunque él mismo se dejaba engañar. "Van a tratar de debilitar las instituciones. El enemigo es hábil. Van a tratar de conquistar a algún funcionario", dijo más de una vez, razón por la que instaba a la unidad.

Y además, porqué una mujer que hace poco fue tratada de "vieja sucia, ladrona, cobarde e inmoral" por los tuits de la oposición; y además amenazada de muerte por Alberto Franceschi desde Miami, decide decir cosas que no se parecen en nada a la verdad, que carecen de sentido común, que no tienen ninguna lógica, que violan las leyes de la física y que además, con ese odio que tienen los terroristas, será una de las primeras pasada por las armas cuando según ellos tomen el gobierno. Me pregunto si eso no tendrá que ver con la reunión del Club Torres en Carora, y con un ex militante del MAS, conocido como el chino Ferrer, todo un personaje de los negocios y esposo de la interfecta.

Es casi obligatorio que todo revolucionario vea una película del cine argentino que se llama Los Traidores dirigida por Raimundo Gleyzer, un joven cineasta asesinado por la dictadura a la corta edad de 34 años. Esa película es toda una escuela. En ella se entiende todo lo que aprendieron los gringos en la guerra de Vietnam en torno a la debilitación de la conciencia y la tortura; y además la aplicación y desarrollo de toda la teoría funcionalista que acabó con el movimiento revolucionario latinoamericano. Allí están retratados todos los revolucionarios que no saben un coño de revolución, por una razón simple: no estudiaron. Decía Mao "quien no estudia, no habla". Pero estos personajes de nuestro proceso hablan que jode, pero para envolver, engañar y robar, y así, no se puede hacer ninguna revolución. Lo que vivimos con la señora Ortega es una muestra. Y todo, tarde o temprano se descubre.

La condición de un revolucionario, no es un discurso, o una gorra, es una forma de vivir. Lo primero que caracteriza a un revolucionario es su conciencia, y la conciencia enuncia dos elementos importantes: modestia y humildad. Pero la formación política, teórica, práctica, férrea, constante, reflexiva y productiva, genera dos elementos más: ninguna ambición por el dinero, más allá de su uso como herramienta, y ningún deseo de poder, más allá de entenderlo como una herramienta para resolver los problemas del pueblo. Es decir, todo aquel que quiere un Mercedes Benz, un rolex, tiene una cuenta de seis cifras en dólares, y tiene propiedades más allá de una cómoda vivienda, es simplemente un contrarrevolucionario. Ni más, ni menos. Y es, en resumidas cuentas, un enemigo político.

Esa ausencia de formación y de conciencia, es lo que impide entender la coyuntura, y apreciar precisamente que el problema no es jurídico, sino político, y que el problema no son los terroristas, sino el imperio, que es la maldad detrás de la máscara. Que el problema es más democracia y menos dictadura, pero en poder del pueblo. Que el problema no son los gobernadores y alcaldes, sino el poder popular. Que el problema no es Maduro sino Miraflores. Que el problema no es una apreciación jurídica, sino el baño de sangre que puede generar, en fin, que el problema no es las necesidades del país, sino el petróleo que tiene.

No soy tan pendejo para creer que la Fiscal se equivocó, o que dio esas declaraciones porque estaba presionada. De esos cuentos sé, hace demasiados años. De Luisas y Luisos ha estado llena esta "revolución". Pero nuestra dirigencia nunca ha enfrentado estos hechos. Explotan cuando ya es tarde. Porque la culpa no es del ciego, sino… No me equivoqué cuando dije que venía la liberación de Leopoldo López. Ya lo verán.

Caminito de hormigas…

La burguesía, que no la oposición, está casi decidida a que sea Lorenzo Mendoza el candidato presidencial. Están convenciendo a Henrique y a Manuel Rosales para que cesen sus aspiraciones. Y como es la burguesía la que manda… Estoy callado la boca con respecto a las barbaridades de funcionarios del gobierno, debido a esta coyuntura. Necesito escribir pero los terroristas no me "dejan"… En esta Constituyente debe ir gente que entendemos deben hacer un gran trabajo en ese difícil parlamento. No podemos permitir que vaya gente que ya conocemos como burócratas, incompetentes, poco serios y además corruptos, a cuenta de que están protegidos por el partido, por el gobernador o el alcalde. Esta columna postula a los camaradas Ofmán Bolívar, Mario Ramos, el "Gocho" Ángel Moreno, Pablo Véliz, Edward Carrasco, Dalia Correa, Yoel Pérez Marcano, Roger Giménez, en la primera parte de una larga lista de gente de probada trayectoria revolucionaria, comprometidos con las luchas del pueblo y en la construcción de la revolución.



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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