Binóculo Nº 250

La reedición de las guarimbas, o aplaudir una invasión

Si releen mis artículos titulados La Batalla y La Batalla II publicados en este portal y en el semanario Kikirikí, verán que explicó justamente lo que está comenzando a ocurrir en el país. Allí expongo que la agresión vendrá esta vez desde afuera y que la oposición será utilizada por el imperio como los instrumentos para calentar las calles.

Y lo primero que me pregunté cuando comenzó la segunda parte de La Salida como la bautizó Leopoldo López en el 2014, con toda esa movilización y esa actividad, es quiénes eran los financistas esta vez de los muchachos cuya capacidad de violencia ellos mismos confiesan no poder controlar. Ya se sabe que a cada jefe de guarimberos le pagan 200 por semana para organizar y dirigir a los revoltosos. También sabemos que los revoltosos reciben 50 mil por semana; y ya sabemos que todos los instrumentos elaborados para la violencia, son fabricadas en algunas empresas ubicadas en Aragua, Miranda y Carabobo que ya los servicios de inteligencia detectaron. Por cierto, vale decir que los pagadores, es decir los que reciben el billete para distribuirlo, se han cogido los reales en algunas oportunidades, por lo que los pendejos –que con toda seguridad en algún momento van a caer presos- quemaron un edifico o destruyeron una propiedad sin recibir pago alguno.

Y viene la segunda parte de esta pregunta. ¿De dónde reciben el dinero estos financistas? Pues dos y dos son cuatro. Si es una decisión de la administración Trump acabar con el gobierno de Maduro, habrá alguna fundación o algún departamento que enviará los dólares para tal fin. Y obviamente están poniendo mucho dinero esta vez.

Y es allí donde está la parte importante de esta nueva embestida. Es lo que realmente debe preocuparnos.

Ahora sabemos que los expertos estadounidenses hicieron mal los cálculos y que no hay 35 años de petróleo en sus cuencas como estaba previsto, sino 20. Y ya sabemos que de los 68 millones de barriles de petróleo que consume el mundo todos los días, 29 se traga el imperio. 29 millones de barriles de petróleo por día consumen los Estados Unidos, no solo para mantener el American Way of live de los gringos y sus monstruosos centros comerciales, sino las 1.200 bases militares que tiene esparcidas por el mundo, entre ellas seis allí en Colombia, al ladito de Venezuela. Esas fueron las razones por las cuales se apoderó de Irak y lo convirtió en la nada que es hoy, un país que no lo es. Y fueron las razones por las cuales destruyó Libia, también convirtiéndolo en un no país. Y es la razón por cual destruyó México, dejándolo como un país sumido en la nada, para dentro de poco ser la nada que no tarda en llegar a ser. Es la razón por la cual insiste en marcharle a Irán y es la razón por la que acaba de atacar a Siria. En ninguna hay razones humanitarias, o que les importe los pueblo o la mortandad que se está generando. El denominador común de todas estas naciones es su riqueza petrolera, un bien que los gringos están convencidos que deben controlar para mantener a su sociedad contenta. Puede que la mayor desgracia que le ha ocurrido a la humanidad, es que nunca en Estados Unidos se haya disparado un tiro, ni haya habido enfrentamiento, ni haya caído una bomba en algún edifico o destruido un centro comercial. Ni siquiera en la Segunda Guerra Mundial, porque cuando más cerca estuvo la guerra de ese país, fue cuando apenas un submarino alemán alcanzó a ver por su periscopio las costas de Nueva York, pero no disparó ningún torpedo. Y unos globos pequeños explosivos lanzados por Japón que ni siquiera llegaron a las costas yanquis. De eso ni siquiera se enteraron los ciudadanos gringos.

El petróleo y el gas han sido la insistencia permanente del Big Brother para acabar con los gobiernos que no le son afectos en los países que los tienen. O es poco lo que le han hecho a Evo Morales en Bolivia. O fue poco lo que le hicieron a Rafael Correa en Ecuador donde ahora cantan un fraude, aunque hubo un muy cómodo 3% de ventaja de parte de Lenin Moreno.

Esa es la esencia del problema en Venezuela y el apuro del Big Brother por acabar con el gobierno, por cierto legítimamente electo. Pero eso no importa, también derrocaron a Jacobo Arbenz en 1954 en Guatemala a pesar de haber ganado con el 60% de los votos. Para Estados Unidos, nada de eso es importante, solo sus intereses. Y su gran preocupación ahora es que no tiene garantizado petróleo para dentro de 25 años, algo demasiado peligroso para un imperio de ese tamaño.

Y quizás lo más triste de esta reedición de La Guarimba, es que no se ve por ningún lado ningún planteamiento sobre qué hacer con el país. Me dio tristeza ver a Ramón Muchacho declarar a la televisión sobre el hambre. Cómo se ve que él no solo no sabe de hambre, sino que en su vida la ha visto. Y no es que no haya hambre en el país. La hay, y mucha, pero a esos tipos no les importa un carajo el hambre de los demás.

He leído tuiters tan cargados de mentiras, de absurdos y de estupideces, que me regresaron la capacidad de asombro. Como esos que celebraban la supuesta decisión de Estados Unidos de atacar al país para acabar con Maduro. Yo no tengo duda de que lo harían. Solo que hace falta el análisis para entender que Siria y Corea tienen prioridad. Y son problemas de alto calibre. De muy alto calibre. Mover una flota naval completa a aguas coreanas, no es un juego y navega en estos momentos hacia allá. Muchos expertos dicen que la Tercera Guerra Mundial, o comienza por allí, o por el mundo árabe, y Siria es de ese mundo, donde por cierto hay poderosos intereses rusos, incluyendo su base naval más importante fuera de aguas rusas.

Esta reedición de las guarimbas, subestimando la capacidad de respuesta del gobierno, es, sin duda, parte del absurdo que caracteriza a la desesperación. Sin contar que los niveles de violencia son mayores, porque les pagan a un montón de muchachos y los sueltan para que destruyan todo, hagan daño, maten gente. No les importa un carajo. Como el caso más reciente en la autopista del este en Valencia a la altura de San Blas, comunidad que supuestamente se les unió y terminó atracándolos en plena marcha, cuyos líderes confirmaron que no estaba autorizada. Son pequeños monstruos que una vez exaltados no hay forma de detenerlos; y eso es tremendamente peligroso.

Pero la otra cosa que no entienden quienes promueven esto, es que no están midiendo la capacidad de respuesta del otro lado, que es por cierto el 70% de la población. Porque deberían preguntarse, cómo es que si hay tanto descontento –que es absolutamente cierto- esa gente no se pliega de este lado. Dónde están los pata en el suelo de los barrios protestando. Porque esos pata en el suelo, dicen las encuestas que quieren que gobierno rectifique, pero no apuestan a perder. Saben que irse por el lado de la oposición, es irse por un barranco. Allí no hay liderazgo, no hay propuesta, no hay seriedad. Solo una sed de odio y venganza que no ayuda al país. Difícil contradicción. Solo queda preguntarse ¿hasta cuándo durarán estas guarimbas?



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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