La fracasada convocatoria a la marcha del 23 de enero por parte de la oposición, ha debido darles una pista de qué quieren los venezolanos y cuáles son las expectativas del voto no chavista, que es sin duda bastante alto.
Y sin duda fue la gota que rebosó el vaso de quienes apostaban a ese fracaso dentro de sus propias filas. Y generó, finalmente, el cisma que en estos momentos vive la oposición, en donde algunos argumentan que la dirección de la Mesa de la Unidad Democrática, perdió la brújula y la señales de por dónde debía mantener su camino. No entienden que la brújula la tienen perdida desde hace tiempo.
Ya nadie da nada por Chuo Torrealba, ex militante comunista que medianamente intentó darle forma a ese adefesio de la política que es la MUD, cuya principal característica es la no sustentación de su crítica política al proceso, en ideas, criterios, teorías y propuestas, sino en el soberbio mandato de "Maduro se tiene que ir". Ante la ausencia de un norte, ese Frankenstein de la política terminó haciendo aguas, porque ni siquiera en la derecha es posible caminar en un mismo sentido todo el tiempo, si el norte no está claro. Es decir, si todos no están viendo la luz la final de túnel.
Vale decir, lo que hacía el brazo derecho del monstruo, no era lo que pensaba el cerebro, y lo que hacían las piernas, no era lo que miraban los ojos. Una cosa hecha de retazos mal pegados, en cualquier momento se rompería. Es la razón por la cual el propio Departamento de Estado reiteró a finales del año pasado que prefería a que Nicolás llegara hasta el 2019. Entendió el conspirador fundamental del Big Brother que el derrocamiento de Maduro sería un remedio peor que la enfermedad. Porque ni siquiera en la derecha es posible conjugar por mucho tiempo los razonamientos de gente como Ramón Guillermo Aveledo, Chuo o Henry Ramos, con gente cavernaria como Freddy Guevara, David Smolansky, Henrique Capriles o el propio Julio Borges, cuya idea de la política es una abstracción de la realidad del país, apostando a un golpe de suerte para acabar con un presidente de una república, pero ignorando todo lo demás, incluso que el chavismo es una poderosa fuerza política, con todas sus imperfecciones y errores, pero una maquinaria de alto calibre que no es posible aniquilar de la noche a la mañana, mucho menos sin los recursos para ese combate.
Y por si fuera poco, no contentos con los desastres continuos producto de sus acciones desacertadas, ya comienzan a buscar candidaturas presidenciales, a invertir recursos en giras y a fragmentar aún más a una derecha que en mi opinión no sabe que lo es, que no tiene propuestas para el país y mucho menos para sus propios seguidores.
Lo he dicho muchas veces: la oposición no existe porque no es una estructura política de peso y con raíces. Es simplemente una pandilla de tipos que se apropiaron de la Asamblea Nacional y que insisten a toda costa en tumbar a Nicolás. Hay tanta torpeza en ellos, tanta desesperación que no tienen dimensión de lo que ocurriría si lograran su cometido: el baño de sangre que se produciría, probablemente no tendría freno.
Una oposición es una estructura política. Deberían leerse un libro que en mi opinión es uno de los mejores tratados de política que se han escrito en Venezuela: Venezuela, política y petróleo, cuyo autor, Rómulo Betancourt, era uno de los más claros líderes de la derecha mundial. Allí aprenderían política. Y deberían entender por qué el líder, conocido como el "Mapurite de Guatire" insistía que en cada pueblo del país debía existir una sede de Acción Democrática. Sabiamente cimentaba las bases políticas de un partido que le desgració la vida al país por 50 años. Esta es una oposición sin calle porque la gente no les cree, sin militancia porque ya no tienen dinero para pagar. No tiene hombres y mujeres entregados y comprometidos con algún ideal simplemente porque no hay ideales. No es capaz de hacer una concentración, ni de montar un acto político de masas. No es capaz de convocar a una junta de condominio. La oposición es un jinete sin cabeza que se montó sobre un caballo galopante y sin freno. Erróneamente insiste en acabar con Maduro.
Una vez más están jugando a la instigación para despertar la iracundia de la gente y que sea el gen de una espiral violenta sin fin. Es decir, la multiplicación de la estupidez. Insisten en no entender que no puede haber violencia sin la presencia de Rondón, y Rondón aún no ha peleado por una razón elemental: aún 56% de los venezolanos apuesta a la esperanza. Y allí hay una razón histórica: Rondón ha hecho cola por 200 años. Seguirá haciendo cola mientras tenga la posibilidad de comprar productos, aunque sea poquitos. Y si se logra consolidar los Clap como una política de Estado, la MUD terminará siendo la fiesta de los payasos.
Torpemente, la oposición insiste en no entender que no es posible avanzar sin el apoyo de Rondón –que es mucho más complicado de lo que suponen- y sin la participación de la Fuerza Armada, que es el otro elemento a tomar en cuenta. Y aunque hubiera alguna disidencia en el sector militar –que lo dudo- la Fuerza Armada no está dispuesta a apostar a perdedores. Este importantísimo sector del país, le es imposible ver en esa oposición un factor de poder convincente que los convoque a conspirar. De hecho, son el poder. Pero además, si están ganando dinero a manos llenas, porqué se habrían de molestar con conspiraciones e intentos de golpe.
Todos estos hechos me obligan a insistir en mi tesis según la cual los ataques contra el gobierno de Nicolás, ahora vienen de afuera. La guerra será dura y consistente. No hay que perderle pista a las declaraciones de los nuevos funcionarios estadounidenses, ni a los parlamentarios, algunos de los cuales ya han declarado que es menester analizar la situación de Venezuela. En lo personal, no tengo dudas de que el tema de la OTAN en Colombia, tiene que ver directamente con Venezuela. No olvidemos que el zarpazo a Libia surgió de Europa y la acción militar fue de la OTAN, con la conspiración de Estados Unidos por supuesto. No olvidemos que Rusia insiste en su preocupación sobre hechos de violencia en Venezuela. En ese caso, la oposición será utilizada como chivo expiatorio. Les ordenarán matar a alguien, sabotear cosas, quemar bienes del Estado y hechos que denoten violencia, mientras las cartas duras se juegan aguas abajo, allende esta nación bolivariana y chavista. Viva Chávez.