Para los venezolanos la Navidad no es un festejo, es un sentimiento. Es la época ansiada cada año, en la que soñamos y nos prometemos un futuro mejor. Una especie de rito que prepara a la familia al reencuentro y recuento de los éxitos, amarguras y sinsabores que el año viejo nos deja; cuando cada uno a partir del trabajo honesto, el estudio y los deberes ciudadanos, ensaya afrontar la realidad, que esta vez en cada hogar dará lugar al debate de cómo sobrevivir al desastre económíco que padecemos, con tan misero salario.
La economía hogareña ha rodado cuesta abajo a niveles jamás conocidos, en cuanto a carencias, desabastecimiento y pobreza, como consecuencia del bolívar perforado por la inflación, convirtiéndola en una tragicomedia, aleccionada por un desgobierno que manipula la realidad y que convirtió las utilidades en una caricatura de fajo de billetes, con los que poco o nada se puede resolver, ni siquiera para la dieta alimentaria. Así es la triste realidad, se rompió toda relación entre salario y poder adquisitivo.
Estas Navidades serán muy duras, estarán marcadas por la ausencia del compañero o familiar que tuvo que emigrar buscando un futuro mejor, por la partida del ser querido que acudió al llamado de Dios, por la desmoralización de no poder siquiera lograr la cena navideña, mucho menos los estrenos, juguetes, complemento de toda noche buena en cada hogar venezolano. Serán al mismo tiempo propicias para la reflexión, con la esperanza de cambio. Vendrán nuevas navidades de alegría y satisfacción, ésta solo es una navidad diferente de la que aprenderemos y con la que fortaleceremos nuestra hermandad, solidaridad, generosidad y la fe en Dios. No debemos dejarnos robar ese sentimiento.
¡Les deseamos una Feliz Navidad y un Prospero año Nuevo!
"Debemos aceptar la decepción finita, pero nunca debemos perder la esperanza infinita". Martin Luther King
"Coherencia, trabajo, tesón, valentía, solidaridad y amistad"