La verdad, verdad, es que lo ejecutado por el gobierno no es nada nuevo. Se lo aplicaron los cubanos a la gusanera cuando se llevó todos los billetes a Miami. Y en mi opinión en una estocada asestada con precisión quirúrgica a un enemigo que no descansa, como decía Chávez.
Pero me desconcierta mucho el hecho de por qué la medida no se tomó años atrás, desde que comenzó a denunciarse a principios de 2014. Entonces los conocedores del movimiento de la masa monetaria destacaban que se habían detectado peligrosos movimientos de billetes de cien bolívares hacia la frontera de San Cristóbal. Un camarada, economista, me explicó en aquel momento todo lo que ahora está ocurriendo. Yo le pregunté si no lo había informado al alto gobierno en aquel momento y me dijo que sí, pero que los militares habían minimizado el hecho.
Es decir, que estas mafias llevaban casi tres años acumulando billetes de 100 y el pendejo gobierno emitiéndolos. No conozco un solo país del mundo donde eso ocurra, donde no exista un organismo que le haga seguimiento a sus monedas, las que salen del país, las que se destruyen y las que se utilizan para otra cosa. En tiempos de la Cuarta, cuando el gobierno de entonces detectó que se estaban usando bolívares, reales y medios de plata para hacer lingotes y venderla en el mercado como mineral, mil bolívares de plata se vendían en Curazao en cinco mil, el gobierno las sacó de circulación y se sustituyeron por monedas de níquel, pero este metal se usaba entonces para niquelar los parachoques porque todos eran de metal y con un baño de ese metal quedaban arrechísimos. También el gobierno las cambió por monedas acuñadas en aleaciones de escaso valor en el mercado por lo que nadie se preocupaba por destruirlas.
Pero ya al final, todo el mundo en Venezuela y fuera de ella, sabía que estaba sacando los billetes de 100 menos el gobierno que se sigue comiendo el cuento de que el gobierno colombiano no está metido en esa jugada. Pero si el gobierno colombiano siempre ha sido beneficiado en las transacciones comerciales con Venezuela. De un intercambio anual de 8 mil millones de dólares, solo el 20% beneficia a Venezuela. Hace años que eso es así. Y entonces me hago la pregunta que me hace todo el mundo ¿por qué el gobierno no rompe las relaciones hasta que los neogranadinos respeten las reglas del juego? Y yo mismo me hago otra pregunta ¿de dónde sale que un hombre como Santos, alto pana de la plana mayor del escualisdimo en Venezuela, tendrá alguna intención de respetar o apoyar a Maduro en algo?
El otro tema es el paso de la moneda en cantidades que no existe ninguna forma de hacerlo que no sea con la complacencia de gente de mucho poder en el país. Por ejemplo, detuvieron un camión 350 en una alcabala de Guasdualito en Apure que venía de Aragua, con su carga completa, es decir, 3.500 kilos. Ese camión estaba cargado de billetes de 100. ¿Tiene idea alguien de cuánto son 3.500 kilos en billetes de cien? Y como ese, miles de ejemplos. Digo, habrá algún idiota que se crea eso de que los propietarios de esa carga eran los dos montoneros que conducían el camión. Vehículos que pasan por los campos minados de las alcabalas de la Guardia Nacional y del Ejército. Realmente la mayoría de los venezolanos no saben la dimensión de la masa de dinero que se trasladó a Colombia y Brasil; y las ganancias que dejan a sus artífices y protectores. Y yo al menos no tengo ninguna duda de que allí están involucrados altos funcionarios del gobierno, militares, jefes del partido y parece de contar. Ninguna duda.
“Buenas tarde licenciada SUSANA le escribo desde aquí de la aduana de punto fijo edo falcon para informarle que me quedan 3 carro orinoco y dos camionetas grand tiger pick up 4x4 nuevas de paquete a muy buen precio por este ano de sembrina cauchos 13, 14, 15 y 16 harina de trigo para pizzería y panadería y azúcar es el coronel xxxxxx espero su respuesta urgente” (sic) es un tuiter que recibo de un amigo mientras escribo esta columna. Y aunque tengo el nombre del coronel, no lo puse por razones obvias, pero obviamente si hay supervisión, en el alto gobierno saben quién oferta estos carros. Es una evidencia de lo que estoy reseñando. “La mujer del César no solo debe ser honrada, sino parecerlo”.
Capítulo aparte tiene en esta columna la oposición. No sé si alguien percibió que no hicieron ningún escándalo. Y la única razón de ello es su interconchupancia con esos sectores corruptos del gobierno. ¿Porqué denuncia lo del tema de los billetes Henrique Capriles? Porque es un amo del valle, no está metido en esas minucias, pero sin duda que los demás sí; y estarán respirando por la herida, buscando cómo recuperar las pérdidas que le significan esta estocada. Sigue siendo, desde mi óptica, una medida blandengue en una batalla que es sin cuartel.
Y otra pregunta: ¿por qué si es una medida buena para el país, eso no es lo que percibe la gente? ¿Por qué yo solo he escuchado insultos y maldiciones contra el pobre Nicolás? ¿Cómo es que la gente no lo entiende? ¿No es eso un problema del partido? Aunque yo no he visto a ningún camarada, de esos arrechísimos que tenemos, frente a alguna de esas multitudes que se forman a lo largo y ancho del país, a explicar el problema. Todo es mediático. Y por Venezolana de Televisión que solo la ven 11 de cada cien venezolanos.
El problema es muchísimo más grave de lo que se piensa. Y si bien ya la gente está metida en sus ajetreos de diciembre, no hay duda de que la embestida del enemigo vendrá en el primer trimestre del año entrante. Y no es menos cierto que mi pana Maduro se hace cansón por esas fastidiosas cadenas que estamos obligados a ver los chavistas. Una de las cosas que más admiraba de mi pana Chávez es que en lo que olfateaba algo raro, se iba pa´la calle. Se salía de Miraflores y recorría el país para ver los testimonios de la gente y saber las mentiras que le decían sus colaboradores. Es la calle la que debe volver a conquistarse. Ver que la gente efectivamente está pasando hambre y que nuevamente apareció en masas comiendo de la basura. Tiene que saber que hay niños muriendo de hambre, no es un invento, es una realidad. Tiene que saber que la indigencia regresó con más bríos y que –al menos en Carabobo- la gente no pide dinero sino que le brinde un plato de comida. Eso no es una mentira. Y mi pana Nicolás no lo puede ver porque simplemente no sale de Miraflores. ¿Será que se cree todo lo que le dicen?