A propósito de otro aniversario de la "fundación" de Mérida (octubre de 1558) por el delincuente de la capa roja Juan Rodríguez Suárez, valga el presente escrito en el que se cita el relato de un terrible hecho ocurrido durante el paso de dicho personaje y sus hombres por lo que hoy día es el estado Táchira, rumbo a Mérida. No conformes con la tortura y el asesinato de centenares de indígenas desde su salida de Pamplona (actual ciudad colombiana), esas lacras emplearon incluso a animales para atemorizar y eliminar físicamente a los nativos; en el hecho que aquí se expone fueron utilizados perros para despedazar y devorar a un indígena, como castigo de los españoles tras una refriega con los naturales en el valle de San Bartolomé (cerca de la actual población de La Grita).
A continuación el relato del sacerdote Pedro Simón (Noticias historiales de Venezuela):
"No fue poca la aflicción con que caminaban esta vuelta, por ser tan pocos y tener necesidad de ir haciendo rostro a los indios como victoriosos, fueron siguiendo el alcance y picándoles mas de una legua. Que a no ser de tan valientes animos los soldados, asi sanos como heridos, perecieran sin duda todos en la ocasión. Ya que los indios tomaron la vuelta de sus tierras por haber hecho salir a los nuestros de ellas, despues de haberlos seguido la distancia dicha, viéndose el Juan Esteban imposibilitado de poder caminar por su pie y la aflicción que llevaban sus soldados e indios en llevarlo cargado, despacho tres o cuatro de los de mas brios, que fueron Alonso Gonzalez, Pedro de Castro y un Martin Garnica, que fue uno de los que salieron heridos de la guazabara, y otro, que diesen el aviso al Juan Rodriguez Suarez de lo que había sucedido y que enviase socorro de indios que lo pudiesen llevar cargado donde el estaba. Fuese con estos también el indio viejo que les había servido de guía porque era el que llevaba la comida y mochila al Alonso Gonzalez.
A pocos pasos que dieron estos soldados, después de haberse apartado de Juan Esteban, dijo el Garnica a los demás: ‘bien será matemos este indio viejo porque no suceda escapársenos de las manos y, dando aviso a sus parientes del suceso de esta guazabara y como nos hemos retirado por habernos muerto en ella al soldado y flechado a los otros, tomen mayor avilantez y sucedan mayores males que se evitaran con hacer lo que digo’. Defendia esto el Alonso Gonzalez o por piedad o porque lo había menester para que cargara la mochila. Lo cual, no obstante, por llevar, como algunos dicen, orden de esto, arremetio el Garnica con el indio y asiéndole de los cabellos y dándole cuatro remesones, llamo a los perros que llevaban, diciendo: ‘carga, carga’, que no fueron perezosos en hacerlo, y les entrego al pobre indio que allí lo comenzaron luego a despedazar. Y dejándolos cebados en el, con que les parecio quedaba bien castigado el indio de la malicia que tuvo en meterlos por el arcabuco, donde por poco perecieron todos los soldados (…)".
Nota: Ciertamente los indígenas fueron protagonistas de la violencia originada por la conquista y colonización de los Andes venezolanos. Pero se trató en su caso de una lucha de resistencia ante los invasores europeos.