La Oposición en su laberinto

Al arrancar el año la Oposición malgastó semanas en una extraña discusión entre las opciones de Renuncia, Enmienda Constitucional y Revocatorio. Como quiera que las renuncias son voluntarias, la primera opción en realidad era "calentar la calle", guarimbear. Y la Enmienda era efectivamente otra excusa alborotadora o una ingenuidad notable: porque hasta un estudiante del primer año de derecho sabe que esas leyes no pueden ser retroactivas. La única que tenía algo entre las piernas era la opción del Revocatorio; por eso era extraño el largo debate, porque implicaba que muchos líderes opositores estaban apostando a la pérdida de tiempo.

Al final se enfocaron todas las fracciones opositoras en la línea del Revocatorio. ¿O solo así parece? El lanzamiento de Ramos Allup como candidato presidencial revela que AD le apuesta muy poco, o nada, al Referendo. Porque ¿qué puede significar lanzar candidaturas que dividen en lugar de concentrarse en la lucha por el Revocatorio?

Pareciera que los adecos ven inservible al Referendo, que nunca les gustó. Seguirán el teatro, por supuesto. Pero es más valioso para ellos aprovechar la ola de popularidad de Ramos Allup ante un público atraído por expresiones que suenan fuertes y determinantes aunque sean inservibles. La clase media está cerrando un ciclo desde su acendrado y profundo rechazo contra AD hasta el reencuentro amoroso con los adecos.

Los adecos juegan, además, a nuclear a los "socialdemócratas". A fin de cuentas con UNT, ABP, etc., hay una sopa de letras que vienen de AD, y otros grupos que se auto-justifican con esa etiqueta. Aunque no sea el momento para antagonizar fuertemente con otros grupos, para que Ramos Allup repita lo de "la derecha de petimetres y lechuguinos" para aglutinar a los "socialdemócratas". Contradictoriamente AD y la ultraderecha de López mantienen un acuerdo práctico, que para ambos la rivalidad principal la encarnan Capriles y Borges.

López alcanzó su cometido: con la violencia desatada por "La Salida" logró quebrantar la jefatura de Capriles, y ahora espera cobrar su "martirio" como preso.

Es una oposición de mil cabezas que no se ponen de acuerdo. Capriles ni siquiera se concierta consigo mismo, nunca sabe cuándo debe parecer "estadista" y cuándo "radical", por lo que acaba pareciendo débil un momento y alocado al siguiente. Primero Justicia, que tenía el mayor puntaje de simpatías entre los partidos de oposición, no logró posicionarse como primera fuerza opositora en este período, y los adecos ya están recobrando terrenos.

En estos años la única prueba seria de que la Oposición venezolana tenga vocación democrática ha sido su insistencia en presumir tenerla. Y lejos de mí querer meter a todos en un mismo saco, pero los presumiblemente más democráticos han mantenido un silencio culpable ante las guarimbas y las acciones violentas, la propaganda de odio, golpes o intentos de golpes de sus socios más atolondrados.

Así que es difícil analizar la violencia y la marcha del 1 de septiembre. Se sabe a quién no le conviene: al pueblo venezolano y al país. Pero cuando uno intenta utilizar la conveniencia como criterio para el análisis tropieza con elementos contradictorios. Tristemente el problema no será la violencia en sí, sino el "cobro". La Oposición querrá cobrarla: represión del gobierno o ataque de los "colectivos" presentada ante la prensa internacional y sobre todo ante los amigos internacionales: Almagro y Kerry, principalmente. Y el gobierno intentará cobrarla: violencia opositora con intención golpista que justifica una respuesta represiva.

Si hay violencia, su responsabilidad y su significado lo decidirán los medios de comunicación, las redes sociales. Los cañonazos de propaganda, pues. El gobierno debería saber que las batallas mediáticas generalmente las pierde, y debería entender la violencia será una justificación para los intervencionistas externos.

Los pocos que mantienen dendritas grises en la Oposición saben que habrá mundo después del 1 de septiembre, aunque no sepan qué política implementarán. Pero el empirismo es el aroma natural de los políticos venezolanos. La Oposición seguirá en su laberinto.

 

 



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Orlando Zabaleta

Editor, escritor, articulista, publicista y diseñador gráfico.

 orlandojpz@yahoo.com

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