FNT: La anarquía del transporte público

El pueblo venezolano no da pie con bola. La crisis avanza exponencialmente, mientras el ciudadano de a pie observa cómo se le imposibilita cada día cubrir sus más elementales necesidades. De su lado, los factores de poder en funciones y los clanes políticos acrecientan la pugna que coloca al país en una peligrosa encrucijada.

Muchas horas pasaríamos para describir el viacrucis que padecen los venezolanos, el cual pareciera no avizorar un final. Sin embargo, lo que lleva a apuntar estas líneas tiene que ver con otro escollo más que deberá enfrentar la población en lo adelante, con relación al incremento arbitrario de las tarifas del transporte público en sus diferentes modalidades.

El pasado lunes 15, en nuestro estado Portuguesa, los transportistas paralizaron las actividades ante la negativa de las autoridades de permitirles el infame aumento del 100% de las tarifas. Si bien es cierto que la crisis golpea a todos los sectores, entre estos el del transporte, no es menos cierto que el usuario termina siendo el más perjudicado como consecuencia de las distorsiones derivadas del actual modelo económico en decadencia.

La Federación Nacional del Transporte en la entidad, particularmente en voz de su inefable y conspicuo vocero, Germán Pérez, un arribista beneficiario de los programas gubernamentales creados por el Ejecutivo para el sector, tuvo el tupé de argumentar en el Terminal de Pasajeros de Acarigua, epicentro de la protesta, que "era necesario el ajuste tarifario, porque prácticamente están desapareciendo y dejando al usuario a pie (...) Y con el aumento salarial decretado por el presidente Maduro, nos quedamos cortos, porque se desatará una espiral inflacionaria y no tendremos ganancia ni los pasajeros ni el transportista".

Y más recientemente, el olímpico declarante anunció en tono desafiante el inicio de paros escalonados el miércoles 24 para presionar al Gobierno, "porque ahora están utilizando a los usuarios para no permitir el ajuste".

El cinismo de la FNT en la región raya en el límite, y esto el fanfarrón y vocero de marras (Pérez) lo sabe, puesto que este sector desde mucho antes de que naciera la V República es realmente poco lo que ha hecho por brindar un servicio óptimo a la colectividad. Siempre hablan de crisis, que las políticas del gobierno de turno los afectan, del alto costo de los repuestos e insumos, pero de mejorar la oferta al pasajero que se traduzca en nuevas unidades, buen trato y cumplir con la normativa legal, les importa un carajo.

Así las cosas. No obstante, el Gobierno Nacional a través del Ministerio de Transporte Terrestre y Obras Públicas, los concejos municipales y las alcaldías, tienen en sus manos parar ya este atropello contra el pueblo, especialmente el de las ciudades de Acarigua-Araure, conocidas por ‘contar’ con el mejor servicio urbano e interurbano en la modalidad de busetas. De más está decir, que quien ose montarse en una de las modernas unidades de la chatarra andante, deberá someterse la mayoría de las veces al amable trato de choferes y colectores, a los cuales hay que reconocerles los grandes esfuerzos que hacen por brindar una atención de confort al usuario.

Si las autoridades quieren ayudar al soberano, del que con frecuencia hablan y utilizan en cualquier acto público que es la razón de ser de lo que queda de Revolución, deben demostrar que sí les importan sus padecimientos. Como hacerlo, pues recomendamos someter a una exhaustiva revisión al sector transporte en Portuguesa, que se clasifiquen las busetas como ocurre en otras ciudades del país; crear nuevas rutas con unidades suficientes como alternativa a las líneas tradicionales que se resisten a dar paso a una verdadera modernización del servicio; apoyo constante en materia de insumos; evaluación periódica de las tarifas que involucre a las comunidades, entre otros aspectos que permitan brindarle la debida atención a los usuarios de esta región llanera.

Solo con la actitud diligente del Ejecutivo y todos los organismos vinculados al área, se podrá echarle un parao a la FNT, representada a escala nacional por su emérito presidente Erik Zuleta, y a su abyecto vocero en Portuguesa. Basta ya de las amenazas de este gremio de querer imponer tarifas ignorando al pueblo de a pie; está en manos del Gobierno adoptar enérgicas medidas contra esta anarquía. Esperamos por el bien de miles de usuarios en Acarigua y Araure que esta problemática se resuelva favorablemente, tomando en cuenta que durante años la FNT ha sometido y abusado a su antojo de la ciudadanía con su destartalado parque automotor. ¡Las autoridades tienen la palabra!

franklin.valduz@gmail.com



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