Gran Bretaña dividida por un referéndum desastroso

Después de una campaña amarga y profundamente reaccionaria, el 23 de junio Gran Bretaña votó para salir de la UE: 52 % a favor del "Brexit" frente al 48 % por el "remain". El líder del UKIP (Partido por la Independencia del Reino Unido), Nigel Farage, está celebrando su victoria junto con sus compinches de extrema derecha del ala euroescéptica del Partido conservador. Sus amigos de la extrema derecha en toda Europa (Marine Le Pen en Francia, Geert Wilders en Holanda y personas similares en Alemania, Austria, Italia y otros países) se frotan las manos de alegría mientras se define la mejor manera de sacar provecho de este triunfo. David Cameron, Primer ministro conservador, anunció su dimisión a partir del otoño y será su sucesor -casi con toda seguridad un prominente partidario del "Brexit"- quien llevará las negociaciones de divorcio con la UE. En este momento quienes ascienden en el Partido Conservador están más a la derecha aún que la derrotada dirección de Cameron.

A pesar de las lluvias torrenciales en algunas partes de las islas, la participación fue alta, el 72,1 %. Más alta que en cualquier elección general desde 1997 (año en el que se alcanzó el 77,7 %). El resultado muestra una Gran Bretaña profundamente dividida. Más del 70 % de la gente por debajo de los 30 años votó por permanecer; Escocia y el Norte de Irlanda también; aunque el índice de participación en Escocia fue del 67,2 %, inferior a la media y muy por debajo del masivo 84,6 % en el referéndum sobre la independencia en 2014. Las implicaciones constitucionales de estas diferencias aún no están del todo claras, pero la primer ministro de Escocia, Nicola Sturgeon, ha dicho que ahora es muy probable que se convoque un segundo referéndum sobre la independencia.

En Gales, donde el laborismo cuenta con una base social consolidada desde hace décadas, incluso después de la elección de Jeremy Corbin el verano pasado, cambió su punto de vista y votó a favor de salir. En Inglaterra, el resultado fue distinto pero, por ejemplo, en el noroeste, las grandes ciudades de Liverpool y Manchester votaron a favor de permanecer mientras que las ciudades más pequeñas votaron a favor a salir. La clase obrera y los tradicionales partidarios del laborismo salen profundamente divididos. El centro de la política británica que el año pasado, cuando fue elegido Jeremy Corbyn, se desplazó de forma espectacular a la izquierda, ahora se ha deslizado peligrosamente hacia la derecha.

Este referéndum no lo planteó la izquierda; fue la concesión hecha por David Cameron al ala euroescéptica de su propio partido. Siempre estuvo claro que el debate estaría dominado por dos campos reaccionarios ladrando el uno contra el otro, como lo señaló el Secretario general del sindicato de bomberos, Matt Wrack ante gente que discutía cómo podrían explotar de forma más eficaz a las personas trabajadoras: permaneciendo en la Unión Europea o saliéndose de ella.

El referéndum fue siempre un carnaval reaccionario. La cuestión que se impuso en el debate fue qué hacer con el tema de la inmigración. Las proclamas racistas por parte de los principales políticos llenaron el ambiente y rara vez fueron contestadas por los periodistas. En términos de lo que se considera como "aceptable" en relación al racismo, el ambiente fue similar al del Reino Unido en 1966: no al de 50 años después-. Se ha dado una imagen de que son las personas migrantes -y no las políticas derechistas del gobierno británico- las responsables de todos los males: desde el desempleo a los bajos salarios, pasando por la degradación de los servicios públicos. La vieja táctica de divide y vencerás se empleó con una eficacia extrema.

Una semana antes del referéndum la naturaleza tóxica de este debate se hizo evidente cuando la diputada laborista Jo Cox, destacada partidaria de la "permanencia" y una activista apasionada a favor de los derechos de las personas refugiadas, fue abatida a tiros en su circunscripción de Yorkshire. Su asesino, un hombre con un largo historial en las organizaciones de extrema derecha, gritó "¡primero Gran Bretaña!" cuando la atacó brutalmente; un lema que no solo es el nombre de una organización de extrema derecha, sino que ha sido uno de los slogan de los partidarios del Brexit.

Y mientras que la derecha se centraba en ello y utilizaba la cuestión de la inmigración para soliviantar los prejuicios, también mostró otros ángulos de su populismo. Se insistió mucho sobre el enorme costo que suponen para Gran Bretaña los presupuestos de la Unión Europea, utilizando cifras falsas e informaciones parciales. Una cifra utilizada de forma particularmente cínica fue afirmación de que los 350 millones de libras esterlinas que supuestamente se gasta en la UE podría ser utilizado para el Servicio Nacional de Salud. Y lo dicen quienes han promovido la privatización y la reducción de fondos para este servicio vital. El estilo y el punto de vista de Donald Trump no está muy alejado del de esta gente.

Mucha gente de la que hizo campaña a favor de la permanencia no lo hizo por tener ninguna ilusión en la UE o en sus instituciones; está claro que se trata de un club de élites. En realidad, teniendo a David Cameron y al ex líder del ala derecha del Partido Laborista, Tony Blair, abogando por la permanencia, tampoco daban ganas de estar a favor de la misma. Como afirma la declaración de Socialist Resistence la razón era otra: "En este momento y de esta forma, una salida de la UE hará que la situación política en Gran Bretaña gire bruscamente a la derecha y debilitará la lucha contra la austeridad. También será un desastre para las y los inmigrantes, refugiados y minorías en el país."

Muchos de quienes trabajamos a favor de la permanencia creíamos y lo seguimos creyendo, que se trataba de una decisión táctica: ¿cómo defender mejor las luchas de los trabajadores y trabajadoras en Gran Bretaña, e internacionalmente que, por supuesto, incluye a las personas inmigrantes?

Estábamos y seguimos estando preocupados por el impacto que tendrá voto a favor de la salida para los miles de personas de otros países europeos que viven en Gran Bretaña que, sin duda, ahora están preocupada por su futuro. La mayoría de los ciudadanos de la UE en Gran Bretaña no tienen derecho a voto, salvo que provengan de países de la Commonwealth; es decir, Chipre, Malta e Irlanda. El racismo que se ha vertido a raudales durante estos meses de campaña también tendrá efectos a largo plazo sobre las y los inmigrantes, de dondequiera que sean. Algunas de las corrientes principales a favor de la salida cortejaron a la gente de las antiguas colonias británicas de Asia contándoles de forma cínica cómo la Europa Fortaleza les discrimina (lo que por otra parte es cierto) y que si Gran Bretaña saliera de la UE, podría dejar entrar más migrantes de otras partes. Pero lo que está previsto son vallas más altas en las fronteras, así como convertir en chivos expiatorios a las personas cuyas familias llevan viviendo en Gran Bretaña desde hace generaciones

Como dice la declaración Left Unity: "Hacemos un llamamiento a quienes rechazan este giro desastroso en la política británica a unirse para oponerse al racismo, defender los derechos de las y los inmigrantes y luchar para proteger y extender los derechos de los trabajadores y trabajadoras que ahora están amenazados. Rechazamos el método del "divide y vencerás" de nuestra clase dirigente, que enfrenta a los trabajadores y trabajadoras entre sí, vengan de donde vengan, y enfrenta a una comunidad contra otra. Los problemas a los que nos vemos confrontados son fruto de las políticas de clase, neoliberales, de desregulación, anti-obreras e impuestas por los sucesivos gobiernos de Gran Bretaña; no existen a causa de las y los inmigrantes y refugiados: nuestros compañeros de trabajo. Hemos tenido el honor de compartir esta posición con la dirección del Partido Laborista, el TUC y la abrumadora mayoría de los sindicatos y vamos a trabajar juntos para impulsar estos principios."

Hacia delante, para la izquierda de Gran Bretaña, a menudo alejada de los acontecimientos políticos en otras partes del continente, va a ser crucial redoblar sus esfuerzos para fortalecer sus vínculos de solidaridad en todo el continente. En un futuro inmediato prestando atención a las elecciones en el Estado español para demostrar que estamos unidos.

Terry Conway

Revista Viento Sur



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1417 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter