Diosdado, expulsar a los firmantes es un paso incompleto de la dirección correcta

La afirmación de expulsar a los altos cargos del gobierno que firmaron el pedido de revocatorio ha causado polvareda en la oposición y en el gobierno; un ministro se desmarca y contesta que el gobierno no persigue a nadie, pocos apoyan la medida, en la oposición se soltaron las guacharacas y el escándalo cunde, hasta almagro opinó.

El asunto es una importante manifestación de la lucha ideológica dentro de la Revolución. Veamos.

Debemos hacer una consideración preliminar, si postulamos que esto es (debería ser) la lucha de dos sistemas, el Socialismo enfrentado al capitalismo; que es (debería ser) una Revolución y no un circo socialdemócrata como en la IV; entonces las diferentes posiciones reflejan la visión que se tiene sobre el proceso:

1) Los que adentro proponen la bobería de que todos somos iguales, que las reglas de la hipócrita democracia burguesa se deben cumplir, dejaron el campo revolucionario y se inscribieron en el campo socialdemócrata.

2) Los revolucionarios, en contraste, consideran un deber que la Revolución se defienda, y lo hacen con argumentos, con los dientes, con las uñas, guiados por profundos sentimientos de amor al Comandante, a la esencia de su legado, al Socialismo, con horror a las oligarquías, al capitalismo.

Se entiende que un gerente firmante del revocatorio no está ejerciendo un derecho democrático, pensar eso sería ingenuo para un revolucionario; al contrario, la firma es una acción hostil a la Revolución y debe ser combatida. Las dos posturas frente a los firmantes ubican en los diferentes campos. Ahora bien, los revolucionarios no pueden quedarse en esta simple manifestación, deben profundizar la batalla. Veamos

Un gerente firmante es un enemigo del Socialismo por eso debe ser expulsado del gobierno. Pero el gerente expulsado, que debe tener derecho a la defensa, puede argüir que los empresarios en el gabinete tampoco son socialistas, que son también enemigos del Socialismo, aunque no han firmado han hecho más daño a la Revolución que una firmita; y tendría razón, pero hay más, podría argumentar que los empresarios que contratan con el gobierno tampoco son socialistas, son enemigos de clase del Socialismo, debían de expulsarlos también, no sólo a los que firmaron, eso son más honestos, más transparentes, no se mantienen ocultos. Y el gerente en su defensa podría decir que los ministros que abogan por el capitalismo, que les dan dólares o participación en lo que debía ser propiedad social, aunque no hayan firmado también son enemigos del Socialismo… y así seguiría con el arco minero, con los motores, el empresarial que es un descaro.

De esta manera el pedido de expulsión a los firmantes si no se profundiza quedará como una acción desesperada que no ayuda a la causa, a lo más tranquiliza las angustias de los que ven perderse el legado del Comandante. Al final, será una acción de buenas intenciones y de efecto contrario al que se persigue. Lo correcto es luchar contra el capitalismo en sus manifestaciones más importantes, las que generan conciencia capitalista, las que educan a la masa en la lucha de todos contra todos, las que hacen de la propiedad nosocial una virtud.

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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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