4-F: la violencia gestada

Este artículo fue pensado hace más de ocho años y reflexionada hace menos de ocho días; la idea que precede al pensamiento es la siguiente: se reúne en dos tesis y una síntesis reflexionadas desde la Alógica Social de la realidad venezolana.

El Pensamiento no tiene tiempo es atemporal, su época es la historia

que siempre está en construcción y desconstrucción.

El horizonte es inalcanzable es sólo una orientación no una estación

una vez que nos acercamos el espejismo aparece y la ilusión renace.

Donde lo único seguro es la sorpresa, lo permanente es la transición de lo inacabado:

La Sociedad.

El Pensamiento

Las cuatro voces más connotadas, al menos las más publicitadas para el momento de este acontecimiento histórico político, reflejaron el fermentum de la violencia que, ya para finales de los `80 se había incubado en la sociedad venezolana.

La primera vocería fue la de Acción Democráctica partido de una clase dominante, emergida del régimen democrático representativo, en la persona del Abogado David Morales Bello, quien pronuncia en pleno Congreso Nacional, órgano de la máxima formalidad del poder público, la siguiente frase: MUERTE A LOS GOLPISTAS!. Pedía este reconocido político, nada más y nada menos, el fusilamiento, paredón o pena de muerte para aquellos que habían osado levantarse contra el régimen represivo-representativo dela cuarta república.

La siguiente opinión que copó la atención de los medios de comunicación, y se hizo de un pensamiento colectivo para el momento, fue la emitida por el ExPresidente de la Cuarta República Rafael Caldera, quien desde ese mismo Congreso dejo sentir la siguiente frase: NINGUNA DEMOCRACIA SE AGUANTA CON HAMBRE. En esta frase se deja ver desde la concepción social cristiana humanista religiosa, la inestabilidad de un régimen injusto cuya fachada era la de un gobierno para el pueblo.

La tercera frase, generada desde otro espacio como lo es el de la prisión; más que una frase fue una sola palabra lo que impactó, pronunciada por el entonces golpista Hugo Rafael Chávez: POR AHORA!.

Esta "suave" frase implicaba una connotación de revancha, de sorpresa y de amenaza, ella fue emitida por un sector emergente en el escenario político nacional.

La cuarta frase, expresada por Ochoa Antich, se refería al restablecimiento del orden por medio de la represión implicando en ello la suspensión de las garantías constitucionales. La emisión de esta frase le correspondió al verdadero gendarme del régimen, y más que una frase lo que el Ministro de Defensa a la época expresó, fue una actitud, la conducta de una casta militar como servil.

Como vemos son cuatro expresiones que van desde la muerte hasta la represión, pasando por la revancha y llegando a la destrucción o superación de lo construido como democracia, y que encierran elementos fundamentales de la violencia generada por una deuda social. El tiempo de cobro de esta deuda se había iniciado ya mucho antes del veintisiete de febrero de 1989, y se estaría hoy a un poco más de veinte años de este suceso en plena fase de cobro de esta deuda.

En la sociedad venezolana del nuevo siglo, la violencia se ha asumido como parte de nuestra cotidianidad y no como acontecimientos que ocurren en nuestras vidas de manera extraordinaria; así, pues, podemos asumir que el 4 de febrero de 1992, nos proporcionó uno de los marcadores históricos sobre la fermentación de la violencia en el siglo XX.

A partir de este acontecimiento salido de la cotidianidad de la práctica de la exclusión social, y no podría ser de otro espacio social, la violencia como herramienta política se identifica con los procesos sociales, que implican tanto a lo política, como a lo económico y a lo social, como construcciones de un Estado germinado y reproducido desde la violencia.

La política, que en sí misma debe ser un arte indicador de la vida civilizada, pareciera condenarse a la barbarie una vez que asume a la violencia como su expresión y gestión práctica.

La forma como este marcador histórico de la vida nacional (4-F) se cuela en la sociedad como algo más que un simple acontecimiento o manifestación de carácter reactivo, queda evidenciada al identificar su paralelismo con el resquebrajamiento de las instituciones políticas llamadas a sostener el Estado Venezolano: La simbolización de la justicia en este acontecimiento como marcador histórico quedó representada en Rafael Caldera, la de la revancha en Hugo Chávez. La simbolización de la violencia política, hasta entonces encubierta pero que se practicaba de manera cotidiana, en David Morales Bello. Y la simbología de la represión como instrumento de dominación de un régimen decadente quedó expresada en el Ministro de Defensa, indicando claramente el papel del aparato policía como suplantador de la vida política.

La interpretación en forma analítica contextual de la simbología, construida desde los discursos y las acciones de los cuatro actores privilegiados que se expusieron al inicio de este artículo, nos dejó ver con claridad la lucha que se nos avecinaría y los tiempos de transición que como sociedad viviríamos y parecían ocultarse ante una estabilidad social manejada mediáticamente.

Bello.freddy@gmail.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 948 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter