Quinto malo

Los más ignorantes son los más letrados

Sin ánimo de ofender a nadie. Menuda paradoja ésta que pudiese llegar a convertirse en cuchillo para mi propia garganta o en una suerte de escupir para arriba en lo que salibazo terminaría impactando en mi mismísimo rostro.

Voy a tratar de explicarme. Para eso voy a echar mano, de una vez, de la frase del Libertador Simón Bolívar, en la que expresa que "más nos han dominado por la ignorancia que por las propias armas".

No es que llegar a ser letrado lo convierte a uno, automáticamente, en un ignorante. Aunque algunos filósofos, desde Sócrates y mucho más acá, confiesan saber menos en la medida en que aprenden más. Lo que es muy cierto y es muy probable que muchos de nosotros, los de origen de familias trabajadoras y pobres, se nos inculcaba lo importante que es "estudiar para salir de abajo", "para ser alguien en la vida". Algo así como si saber más aumentaba nuestro estatus y nos acercaba más a la clase social de los burgueses, de los ricos, de los explotadores, corriendo el ilusorio riesgo de convertirnos en uno de ellos.

Pero no. Convertirse en letrados, acceder a títulos universitarios, graduarse y convertirse en profesionales, mientras eso ocurra en capitalismo, lo que hace es convertirnos en "correa de transmisión" entre los productores directos –es decir, los trabajadores, los explotados- y los dueños de los medios de producción –es decir, los burgueses, los explotadores- los capitalistas. El letrado es una ficción de burgués en la que el titular, orgulloso, siente que está "por encima" de sus vecinos y pares que no han estudiado. Siente que ahora es eso que algunos llaman "clase media alta", que no es ni media clase ni es nada.

Recuerdo a nuestro Hugo Chávez reflexionando sobre ese tema, a partir de su propia experiencia. No quería entrar en un pequeño círculo de privilegiados con títulos universitarios que luego perseguían a los de su propia clase por "brutos", por "flojos", porque no estudiaban. Por eso, una vez el Presidente de la República, el mismo Hugo Chávez, con ganas de reivindicar a los suyos, se inventa las misiones, las educativas, entre otras. Crea nuevas universidades y la de las llamadas entonces Fuerzas Armadas (UNEFA), se convierte en espacio para el acceso sin discriminación. Hasta la Misión Sucre, para quienes contaban con otras limitaciones para profesionalizarse.

Con Chávez, convertirse en "letrados" ya no era privilegio de pocos, pero con una cultura egoísta como la heredada del capitalismo, se seguía reproduciendo el mismo esquema de dominación que se quería combatir. Por eso, muchos de quienes salieron del marasmo con la Revolución Bolivariana, asumieron que deberían traicionar a ésta, puesto que ellos ahora eran "burgueses". ¡Mentira! ¡Falso de toda falsedad! Simplemente un paso fácil a la clase de los desclasados del "medio" a la inexistente "clase media".

Ahora estamos en un momento complejo. Tenemos un ejército de frustrados y frustradas que creyeron que estaban muy cercan@s a ser ricos, pero no lo son ni lo serán. Esta Revolución ni ninguna revolución auténtica es para hacer actos de filantropía sino para arrasar radicalmente con el dominio de clases que auspicia y perpetua al capitalismo. Basta de generar letrados para la ignorancia y la sumisión y de seguir sumisos ante ese estatus de vacío, de correa de transmisión.

Debemos mirarnos en este espejo. Revisarnos, revisar. Cuestionarnos, autocriticarnos. Rectificar. O dejaremos de lado la opción de ser independientes definitivamente y de alcanzar la Patria socialista.



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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