Testimonio y testamento de un revolucionario

 A estas alturas de mi existencia, no he podido entender como la mayoría de mis semejantes, todavía no tienen consciencia de que en esta dimensión terrenal solo hay dos modelos a escoger para encontrar la felicidad a que todo ser tiene derecho. Al menos, eso decía Facundo Cabral y yo fui profundo admirador de su manera de cantar y ver la vida. Los modelos a que me refiero son los que hoy conocemos como capitalismo y socialismo. En el primero su razón de ser es el capital o el dinero que se pueda atesorar para, aparentemente comprar todo aquello que individualmente nos proporcione ser felices y, en el segundo su finalidad es, si se quiere semejante: alcanzar el máximo bienestar del ser humano pero en comunidad para lo cual no hay moneda suficiente capaz de comprarla y, sin embargo, es el único que puede lograr esa felicidad cuya clave reside en la sentencia de los dos únicos mandamientos de Jesús que resumen los diez del antiguo testamento: "amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos". . Pese a que tales modelos parecieran ser producto de investigaciones modernas como resultado de una lucha de clases a que, por ejemplo, el filósofo Carlos Marx atribuyo a la desigualdad y la injusticia imperante en el planeta cuya particularidad es que aumenten los capitales en un menor número de individuos en detrimento de una mayor cantidad de personas pobres o excluidas de todo cuanto les permita un mínimo de dignidad. Tan singular situación es tan antigua como la aparición del hombre sobre la tierra. Independientemente de los movimientos sociales o científicos que se hayan ocupado de jerarquizar las relaciones entre humamos en busca de la equidad, ninguno como la explicación dada por el Dios hecho hombre, cuya conclusión es que: mientras uno de los modelos en referencia responde a un anti valor excluyente-mente

egoísta, el otro obedece a un valor de inclusión solo posible a través del AMOR. La paradoja es que haya quienes obran contrariamente a la predica mesiánica y se confiesan cristianos. No negare que mis reflexiones sobre este tema se deban a mi creencia sobre la verdad cristiana pero reto a quien me pueda demostrar una contradicción entre la conducta y el discurso del nazareno. El, además, siempre predico con el ejemplo. Mis reflexiones sobre este tema en esta ocasión sin duda alguna tienen que ver con los resultados del proceso electoral que escogió al modelo totalmente antagónico al único que se ha acercado más al que predico el Dios hecho hombre, independientemente de que Marx se confesara ateo. Ello sería motivo de otro debate. Sin embargo, debo aclarar que mi verdadero objetivo sigue siendo esforzarme por clarificar mi condición de revolucionario y, como, creyente del modelo socialista que privo en mí antes de nacer Chávez, ello no me excluye de considerarme orgullosamente chavista. Comparto la tesis de que como cada revolución tiene su contra revolución la derrota electoral en la Asamblea Nacional no es más que la perdida de una batalla pero no de la guerra. Como quiera que a decir de mi pareja nadie se muere la víspera y en consecuencia nadie te puede garantizar que estarás vivo mañana, máxime cuando estas a solo tres años de cumplir los ochenta y haber sobre vivido a dos canceres diagnosticados ya hace más de siete años, cuando entonces las esperanzas de vida no pasaban de uno, he decidido anticipar que el único testamento que puedo dejar a mis herederos y demás seres queridos, es haber sido siempre honesto a mis ideas y, parodiando a Chávez, ver a través de sus ojos que la revolución no se perdió, que Venezuela se convirtió en el mejor ejemplo a seguir por los pueblos del mundo y que "mi papa tenía razón". No obstante como no quiero pecar de pesimista espero vivir muchos años más pero esperando que Dios se apiade de mí para evitarme los sufrimientos propios de estas enfermedades terminales o me de las fuerzas suficientes para soportarlos y, que a la hora de la partida sin retorno, me depare un final digno para quien le pide perdón por sus injustificables ofensas. Que tengan todos un feliz y revolucionario año nuevo.



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Mauro Briceño Prato


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