Tras las huellas de Ayacucho

Hoy se cumplen 191 años de la gloriosa batalla de Ayacucho en donde el general en jefe Antonio Joseph Francisco de Sucre y Alcalá al mando de y su brillante ejército le dio no solo la libertad a Perú sino a toda la América del Sur de los españoles. Para este artículo voy a utilizar mi Prólogo del libro: "Tras la huella de Ayacucho de Sandalio E. Coronel G. y Gabriel J. Gómez J.

Hacer un prólogo del libro "Tras LAS HUELLAS DE AYCUCHO" que trata del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio Joseph Sucre y Alcalá, como fue bautizado, no es tarea fácil para mí sin tratar de escribir lo que yo tengo escrito del general más completo que estuvo a las órdenes de nuestro Libertador Simón Bolívar y que lo admiro apasionadamente porque la vida ejemplar del cumanés no es sólo ejemplo para nuestra juventud, hombres del ejército, sino para todos los venezolanos y Latino Americanos.

La obra escrita por el mayor del ejército bolivariano Sandalio Ernesto Coronel G y el Técnico en Informática Gabriel J. Gómez es digna de admirar. Han hecho una gran labor investigativa en la cual se destaca el haber logrado encontrado la partida de bautismo de Sucre, donde se puede observar que su segundo nombre es Joseph y no José. Otra información de gran valor para los historiadores que han encontrado los amigos Coronel y Gómez son tres cartas sobre la entrevista entre Bolívar y San Martín en Guayaquil el 26 de julio de 1822, que iban destinadas al general Sucre, dichas cartas estuvieron extraviadas por dos siglos porque fueron erróneamente archivadas y las encontró en el 2013 el historiador colombiano Armando Martínez, quien encontró una carta escrita de puño y letra por el general Gabriel Pérez, quien se desempeño como secretario general de Bolívar durante la campaña del Sur. Al parecer Bolívar le ordenó a Pérez que le escribiera una carta haciendo un resumen de la entrevista que tuvo El Libertador con don José San Martín el 26 de julio de 1822. La carta tendría como destinatario a Antonio José de Sucre intendente de Quito.

Esta carta dice:

"El Protector se quejó del mando y sobretodo de sus compañeros de armas que últimamente lo habían abandonado en Lima. Aseguró que iba a retirarse a Mendoza, que había dejado un pliego anexo para los representantes al Congreso renunciando al Protectorado y que también renunciaría la reelección que contaba se haría con él que luego que ganará la primera victoria se retiraría del mando militar sin esperar el termino de la guerra…

Y añadió el general San Martín: que antes de retirase pensaba dejar bien sentadas las bases del Gobierno; que este no debía ser Democrático porque en Perú no conviene, y últimamente dijo que debería de venir de Europa un Príncipe solo y aislado a mandar el Perú. S.E. (Bolívar) contestó que en América no convenía ni a Colombia tampoco la introducción de Príncipes Europeos. La conversación luego se tornó en cuanto a la Federación de Estados Americanos como base esencial de nuestra existencia política, San Martín la aplaudió, y manifestó que nada desea tanto como la Federación de Colombia y el Perú subsista aunque no entren otros Estados.

Al día siguiente San Martín se marchó. Con esta carta queda resuelto el misterio de qué hablaron Bolívar y San Marín en su entrevista.

Ahora hagamos una especié de índice del contenido del libro aquí en referencia. Comienza esta obra con el escrito que hizo el comandante eterno Hugo Rafael Chávez Frías del gran mártir de América, Antonio José de Sucre que publicó en "Cuentos del Arañero". En el primer párrafo de esta biografía del Gran Mariscal de Ayacucho recoge un hecho muy significativo en la historia del cumanés y es cuando tras su haber rendido a los españoles, Sucre le dio la mano en el campo de batalla de Ayacucho al Virrey de España La Serna que yacía herido en el suelo para ayudarlo a levantar. Dicen que el Virrey expreso: "Tan joven y con tanta gloria". Sucre tenía escasos 29 años.

Antonio Joseph De Sucre era de origen francés, Flandes.

Los autores Coronel y Gómez en el segundo capítulo de su libro el cual es: Antecedentes de Geográficos de la familia Sucre y lo hacen con dibujos a colores de los escudos de la Región de Flandes o Flamenca de Bélgica. "La Casa de Sucre, es una casa nobiliaria de origen francés.

"Durante la Guerra de las Galias, el emperador romano Julio César, incorporó este territorio a la República Romana. La cual se vio afectada por las continuas invasiones germánicas del siglo V. Los germanos que era étnico del norte de Europa se asentaron allí, específicamente los de la rama llamada "Francos Ripuarios o Franco Renanos que fueron una derivación de los francos que vivían a lo largo del curso medio del Rhin durante la época romana. Posteriormente esta región se vio sometida al poder merovingio, que dividió el territorio en condados".

En mapa a color los autores Coronel y Gómez dan a los lectores la exacta ubicación donde quedaba Flandes en Europa. Para pasar luego a las raíces de la familia Sucre en España y luego cómo llegaron los Sucre a Venezuela: "El 22 de diciembre de 1779, los Sucre arribaron a Venezuela. Siendo Sucre Garrido y Pardo designado Gobernador de la Nueva Andalucía, antigua provincia venezolana allí nace el núcleo de la historia de los Sucre en Venezuela.

Coronel y Gómez escriben en su libro lo siguiente:

"Carlos Sucre Garrido y Pardo sirvió como soldado de Cataluña en 1698, llegando a ser administrador colonial español como gobernador de Cartagena de Indias y Capitán General de Cuba" No indican que Cartagena de Indias fue la mejor Plaza Fuerte de América y que fue gobernador de Santiago de Cuba. Puedo añadirles que: Don Carlos llega a Cumaná acompañado de sus hijos Vicente, Feliciana, Antonia, Isabel, Carlos y Antonio Sucre y Pardo, procreados con su esposa, Antonia Trejo, cuyo verdadero nombre era doña Margarita Estrelles.

Antonio de Sucre y Pardo, nacido en Santiago de Cuba, contrajo matrimonio en Cumaná con doña Josefa Margarita García de Urbaneja, con quien tuvo diez hijos: Luis Beltrán, Teresa, Antonia, Magdalena, Luisa, Francisco, José Manuel, María del Rosario y Vicente Sucre Urbaneja. Este ultimo casó con doña María Manuela Alcalá, hija de don Pedro Alcalá y de doña Jerónima Sánchez, quienes tuvieron nueve hijos, José María, Agua Santa, María Josefa, José Jerónimo, Vicente, Pedro José, Antonio José Francisco, Francisco y Magdalena. El único que dejó descendencia fue Jerónimo.

Volvamos a lo escrito por Coronel y Gómez, en la Heráldica de la familia Sucre me ha llamado mucho la atención lo siguiente:

En el escudo familiar los esmaltes del arma de los Sucre, pregonan los siguientes valores:

  1. La plata: corresponde al símbolo de la luna, pureza, sinceridad, templanza, clemencia, y amabilidad

  2. El esmalte: color oro, es símbolo del sol. origen de la vida, sus características, espirituales corresponden a la fe, clemencia, caridad y justicia, por otra parte dicho esmalte señala a la familia con la felicidad, amor, nobleza, esplendor.

  3. La corona de sable: (negro), hace evidente, cierta relación entre los miembros del linaje Sucre con la realeza. Todas estas cualidades caracterizaron a los miembros del linaje Sucre.

Las características de las dos primeras, sin menos preciar las de la tercera pintan al Gran Mariscal de Ayacucho tal cual como lo fue.

 

El libro "Tras Las Huellas de Ayacucho", contiene una Biografía muy interesante de Antonio José de Sucre, de ella resaltaré hechos muy importantes del Gran Mariscal señalado allí. En la página Nº 12 comenzando en el primer párrafo dice" segunda línea al final, siendo un niño destinado a la carrera militar, las matemáticas, el dibujo de mapas y la física formaron su mente, a la vez que la equitación. Veamos lo que dijo Daniel Florencio O’ Leary cuando por primera vez vio a Sucre, Bolívar le hizo un gran elogio a Sucre. "Aunque era poco conocido" cuando el Libertador, juez competentísimo para juzgar méritos, le confirió el mando del ejército del Sur. Pocos meses antes de nombrar a Sucre jefe del ejército del Sur y el Libertador entraba a Cúcuta de regreso a Cartagena salió a recibirlo. Al verlo venir, yo que no lo conocía, le pregunté al Libertador, quien era el mal jinete que se nos acercaba. "Es, respondióme, uno de los mejores oficiales del ejército, reúne los conocimientos profesionales de Soublette, el bondadoso carácter de Briceño (Méndez) el talento de Santander y la actividad de Salom. Por extraño que parezca no se le conoce, ni se sospechan sus aptitudes. Estoy dispuesto a sacarle a la luz persuadido de que algún día me rivalizará.

 

Bolívar consideraba a Sucre un hijo, veamos:

Si Dios diese a los hombres escoger familia, yo elegiría por padre a Don María Mosquera, y por hijo al General Sucre.

Palabras del Libertador Simón Bolívar, Tomo 9 de las Memorias de Florencio O’Leary.

En esta biografía del Gran Mariscal de Ayacucho, los autores del libro en cuestión hacen un relato largo y muy instructivo indicando los generales que lo tuvieron a su mando y lo formaron como militar. Estuvo al mando de Santiago Mariño, fue un eficaz auxiliar, un oficial activo y valeroso en el campo de batalla como reflexivo y consumado estratega en las mesas del Estado Mayor. Será el primer edecán del general Mariño. Jefe Supremo de Oriente. Luego de batirse en la rota de Aragua de Barcelona, ejerce las funciones de Jefe de Estado Mayor de la división del general Bermúdez.

Luego señalan que en 1820 Sucre dio pruebas de su habilidad diplomática al negociar, en compañía de Pedro Briceño Méndez y José Gabriel Pérez con los comisionados realistas un tratado de Armisticio y otro de Regularización de la Guerra del cual Bolívar dijo:

"Este tratado es digno del alma del general Sucre: la benignidad, la clemencia, el genio de la beneficencia lo dictaron: él será eterno como el nombre del vencedor de Ayacucho"

En enero de 1821, el Libertador y Sucre se hallan en Bogotá. El segundo recibe el mando del Ejercito de Popayán, para someter a Pasto y liberar a Quito, Sucre iba con la encomienda del Libertador de relevar al general venezolano Valdés. Sucre acababa de ser promovido por Bolívar al grado de brigadier general. Traía también despachos en los que notificaba que había pactado un armisticio con Morillo. Sucre logra en Pasto con hábiles maniobras salva a las tropas tan mal comandas por el general Valdés que las puso en peligro de perderlas, he aquí lo que dijo Richard Vowell: "Sin embargo esta retirada fue un ensayo, maniobró con habilidad extraordinaria y nos condujo sin accidentes a Popayán a través de un país que las posiciones eran raras y que estaban ocupado por innumerables guerrillas mandadas por el Caudillo godo, que para nada tenía en cuenta el armisticio". Vowell había dicho antes de Sucre …pero en los primeros años no se observaba en su aspecto que revelase al futuro vencedor de Ayacucho.

Siguiendo la Biografía del Mariscal que hicieron Coronel y Gómez van detallando párrafo por párrafo lo que hizo el general Antonio José de Sucre hasta llegar la apoteósica Batalla de Ayacucho que Tras sus Huellas sirva de ejemplo al pueblo y ejército de nuestra Patria Venezuela, es así como señalan todas las batallas en que Sucre estuvo en comprometido en su campaña al Sur de América, Yaguachi, 15 de agosto de 1821, Huachi, cerca de Ambato, única derrota del general en jefe Sucre, 12 de septiembre de 1821. Donde recibió fuertes contusiones.

Sucre reorganizó su ejército y lo aumentó con refuerzos llegados de Colombia, La Grande. Los mencionados biógrafos del general en jefe Sucre siguen sus huellas por Cuenca, Alausi, Ambato, Latacunga y Chillogallo, hasta colocarlo en el Norte de Quito, donde se dio el 24 de mayo de 1822, la batalla de Pichincha, con la cual quedó en libertad de los españoles Ecuador Bolívar asciende a Sucre a general de división el 18 de junio de ese mismo año y lo nombra Intendente del Ecuador, donde se encargó de la educación, de obras benéficas, de la justicia y del periodismo de Ecuador. Bolivar incorporó a Ecuador a Colombia, La Grande.

El cumanés se gana el afecto del pueblo ecuatoriano por lo que Bolívar dijo:

"Se ha llenado de Gloria y se ha hecho adorar por estos pueblos…

Es entonces cuando conoce a su futura esposa, Mariana de Carcelén, Marquesa de Solanda.

Con La derrota de los españoles en Pichincha, no concluyó la guerra en América del Sur. Un poderoso ejército español, regido por aguerridos generales, siendo los principales: Canterac, La Serna, último virrey del Peru, Jerónimo Valdés, Juan Antonio Monet, Alejandro González Villalobos y José Carratalá, amenazaba la independencia que los patriotas peruanos

Lima y el Callaó cayeron en manos de los realistas a comienzos de 1824, hacía el Callao partió el general Sucre, el 28 de julio de 1821. Bolívar lo había nombrado con el mando de las fuerzas auxiliares y la vez como Comisionado ante el Gobierno de Perú, iba a como diplomático y militar a Lima. Nuestro joven general cumanés cumplió, por órdenes del Libertador, otra función más que la de un guerrero, lo hará también como gran oficial que fue. El Perú era un barullo, las tropas republicanas y sus comandantes estaban divididos por banderas políticas y por el poder, todo parecía tambalearse. Las divergencias se agudizaron. Por ello el Libertador confió en el talento de nuestro gran guerrero Antonio José de Sucre.

"…Ruego a Ud. Mi querido General, que me ayude con toda su alma a formar y llevar a cabo nuestros planes…" Así fue.

CAMINO A JUNÍN

 

Sucre se ocupó de arreglar los caminos para el tránsito del ejército patriota, construyó puentes, abrió senderos y construyó estructuras en desfiladeros por donde sólo atravesaba un hombre para hacer el paso de las tropas más rápido. Colocó a lo largo de los caminos forrajes para los caballos y víveres para las tropas. Su propósito fue el hacer llegar al campo de batalla las tropas intactas para presentar batalla en el momento indicado.

De acuerdo a lo que señala el historiador William Spence Robertson en su obra "Rise of Spanish - American Republics" a mediados de junio de 1824 las divisiones armadas de los patriotas marcharon desde diversos puntos, por tenebrosos caminos andinos hacia el campo de batalla. Después de marchar cerca de doscientas leguas, a finales de julio, soldados de Colombia, Río de la Plata, y Perú se encontraron en la planicie norte del lago Reyes, a cuatro mil metros sobre el nivel del mar. Allí el Libertador revisó sus unidades, que formaron un ejército de ocho mil soldados.

Aquel general de 29 años se mostró como brazo derecho del Libertador, activo previsor, incasable. Por tres veces atravesó la tremenda barrera de los Andes, sin que le amedrentasen ni la dureza del clima ni los ásperos caminos. Así pudo llegar el Ejército Unido a Cerro de Pasco a comienzos de 1824. El 6 de este mismo mes los jinetes republicanos al mando del general Necochea se enfrentó a la caballería realista. Al principio el propio General Canterac lideró su caballería con vigorosas cargas contra la caballería de Necochea, e hicieron dispersar a los patriotas, que recién habían entrado al campo de Junín, para aplicar su táctica de el "Vuelvan caras" Los llaneros avanzaron a todo galope al encuentro de la caballería realista lanza en mano, el choque fue terrible. Las lanzas de los llaneros patriotas aventajaban a la de los españoles en su largo, casi metro y medio más su flexibilidad era mayor, además esas lanzas estaban en manos de diestros jinetes. "El terrible silencio de pronto se interrumpió con el sonido del clarinete llamando a batalla, la estampida de los caballos corriendo, el choque de lanzas, sables, las maldiciones y lamentos de los heridos."

Los españoles que no contaban con la astucia de la caballería independentista no les quedó más remedio que soportar su carga. En el transcurso de la batalla, según diversos historiadores, cambio de manos de realistas a patriotas. Y hay quienes aseveran: "que ya casi sonaba el clarinete de los patriotas llamando a retirada, cuando los llaneros venezolanos liderados por Carvajal, Silva, Escobar, Sandoval realizaron prodigios para ganar la batalla y rescatar a Necochea que había sido herido siete veces y hecho prisionero al principio de la lucha. "La carga de nuestros llaneros venezolanos, escribe O’Connor, hacía temblar la tierra".

La batalla de Junín, como llamó posteriormente a esa llanura el Libertador, duró escasamente una hora, la caballería española fue puesta en retirada y Canterac llevó a sus soldados al Cuzco.

"Las pérdidas de los españoles alcanzaron a 19 oficiales, 345 soldados muertos y heridos y 199 prisioneros, y la de los patriotas fueron 145 muertos y heridos. Por el frío glacial de la noche murieron muchos más Razones geográficas y políticas, dieron una gran importancia en esos momentos a esta victoria espléndida de la caballería en los llanos helados de Junín."

En la batalla de Junín no se disparo un tiro, la lucha se hizo con lanzas, sables y espadas.

Sucre y la infantería en aquella tarde no pudieron entrar en batalla, la presenciaron a lo lejos, sólo al final de la lucha, porque cuando llegaron al sitio hoy llamado Junín ya no era necesaria su intervención. Canterac se había quedado sin caballería, y ordenó que su infantería retrocediera, cubierta por las sombras de la noche el 6 de agosto de 1824. Canterac se fue a refugiar a Cuzco a setecientos kilómetros, donde estaba el virrey La Serna con tropas de refuerzo.

"Después de Junín, el Libertador le ordenó al más conspicuo de sus tenientes que reorganizara las comunicaciones, a fin de preparar al Ejército Unido para el empuje definitivo" Señalan Sandalio Coronel y Gabriel J. Gómez. Se equivocan los dos.

Posterior a la victoria en Junín el Libertador guió a sus soldados, a través de las elevadas plateas andinas, hacía el sur. para alcanzar a Humanga. En el ínterin ordenó al General Sucre que se encargase de la retaguardia del ejército para socorrer a los heridos recoger armamentos, útiles de guerra abandonados en el campo de batalla y atender a las tropas de refuerzo que le enviaban de Colombia. Sucre se sintió sumamente ofendido por la alta posición que ocupaba en el ejército, creyó que esta comisión no se le debía asignar a un hombre de sus méritos sino más bien a un oficial de más bajo rango que el suyo, y según sus familiares llega abandonar al ejército, se fue para su casa por un tiempo, luego cumpliría la Orden del Libertador.

BATALLA DE AYACUCHO 9 DE DICIEMBRE DE 1824.

A comienzo de octubre de 1824 Bolívar le dio amplias facultades al general en jefe del Ejército Unido, Antonio José de Sucre, para que actuase como creyera conveniente, ofensiva y defensivamente. El general cumanés deseaba irse al ataque; los realistas por su parte, decidieron irse al encuentro. Después de varias semanas de una guerra de movimientos llevada de forma muy metódica y serena por Sucre, a pesar que alguna los españoles lograron interponerse entre él y la costa, se produjo el 3 de diciembre de 1824 la acción de Colpahuaico, un combate de retaguardia, donde llevaron ventaja los realistas. Pocos días después el 9 de diciembre, se dio la batalla decisiva en Ayacucho, no solo por la independencia del Perú, sino de toda la América del Sur.

El triunfo de Sucre y el de todos sus compañeros de armas puso fin a todos los dominios continental de España. La guerra había concluido, de hecho en Hispanoamérica.

El 11 de diciembre el general Sucre en su Cuartel General de Ayacucho le da el Parte de Guerra al Sr. Ministro de Guerra y le relata detalladamente cómo se llevó a efecto la batalla de principio a fin y hace referencia de los más destacados en Ayacucho, a quienes ascendió en sus grados militares en el propio campo de batalla, a saber: a los generales Miller, Córdova, la Mar, Lara y Gamarra y una gran cantidad más. Sucre en su parte escribió, "Es difícil hacer una relación de los que mzás han brillado: pero he prevenido al general Gamarra que pase a V.S. originales las noticias enviadas por los cuerpos. Ninguna recomendación es bastante para significar el mérito de estos bravos".

Al rendirse al ejército realista cayeron en poder de los patriotas: los tenientes generales La Serna Y Canterac; los mariscales Valdés, Carratalá, Monet y Villalobos, los generales de brigada Bedoya, Ferraz, Camba, Somocurcio, Cacho, Atero, Landazuri, Vigil, Pardo, Tur, con 16 coroneles, 68 tenientes coroneles, cuatrocientos ocheta y cuatro mayores y oficiales, más dos mil prisioneros de tropa, inmensa cantidad de fusiles, todas las cajas de guerra, municiones y cuanto elementos militares poseían: mil ochocientos cadáveres enemigos y seiscientos heridos han sido en la batalla de Ayacucho las victimas de la obstinación y de la temeridad española.

Las fuerzas realistas eran nueve mil trescientos diez hombres, mientras el ejercito libertador lo formaron cinco mil setecientos ochenta.

Concluyó el general Sucre su parte de guerra con estas frases:

"La campaña del Perú está terminada: su independencia y la paz de América se han firmado en este campo de batalla. El Ejército Unido cree, que sus trofeos en la Victoria de Ayacucho sean una oferta digna de la aceptación del Libertador de Colombia".



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Gil Ricardo Salamé Ruíz

Economista, con Post Grados en Industralización y Ecología. Historiador.

 gilrsalame@yahoo.com      @gilricardosalam

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