Los carabobeños vivimos el sábado una demostración más de lo que es una guerra de baja intensidad. Que de baja no tiene un coño y si es lo más parecido que yo haya visto a una campaña de terrorismo.
Ya lo vivieron los chilenos antes del derrocamiento de Allende en 1973. No fue distinto en Santo Domingo en el 65, y mucho menos en el Perú de los militares nacionalistas de los 80, ni Vietnam, o los países del este de Europa, ni en todo el mundo. Es la misma campaña que luego de la Segunda Guerra Mundial, diseñara un señor llamado Edward Berney (1891-1995), una de las mentes más maquiavélicas sobre las que yo haya leído en mi vida, refiriéndose al tema de la manipulación y el control del poder a través de ella, dijo: "la manipulación inteligente de las masas es un gobierno invisible, que es el verdadero poder gobernante en nuestro país". Eso escribió este genio del mal, quien por cierto era sobrino del padre del sicoanálisis Sigmund Freud.
Regresando a lo vivido. Muy a las seis de la mañana, en la Plaza Bolívar de la parroquia Miguel Peña, la más grande del país, con unos 600 mil habitantes y decisoria en la votación carabobeña, unos vándalos comenzaron a armar un escándalo por un supuesto mega operativo de venta de todo, no solo alimentos, sino también electrodomésticos. Pero de inmediato se vio la costura cuando lo mismo se vio por la Monumental y por la avenida Las Ferias. Por supuesto que también hubo intentos de saqueo. Hasta piedras llevó una patrulla que osó intentar hacer a un lado los cauchos que ardían incendiados por los vándalos, que curiosamente estaban bien organizados, estimulando a la gente a que se incorporara. Habría que ser muy estúpidos para no darse cuenta que era paramilitares. La simultaneidad espontánea no existe.
Paralelo a ello, corría por la redes sociales que en los Bicentenario de la avenida Bolívar y El Trigal, la Guardia Nacional había apaleado a la gente y que un hombre había muerto por los efectos de la golpiza; mientras que en el mercado de Naguanagua, el vendedor de huevos le decía a la clientela que la policía de ese municipio había decomisado un camión de huevos y que lo había metido en la sede de la Motorizada de la policía. Cuando fueron los camaradas a chequear los hechos, ambas cosas eran mentiras. Imagine de qué tamaño era el banquete de las redes sociales, las reales instigadoras de lo que ocurría en la Gran Valencia.
Pero igual fue con las gasolineras que se llenaron de carros en segundo cuando las redes anunciaron el fin del combustible. Cuántos twit, whatsapp, instagram, facebook, se enviaron en esas cuatro horas de la mañana. Cómo saberlo. Pero ciertamente volvieron loco a la población, generando un estado de pánico que no es otra cosa que la consecuencia del terrorismo. No hay nada más terrible que el pánico. Y nada es peor que el pánico colectivo. Las líneas telefónicas colapsaron. No era posible comunicarse por celulares.
Todo el mundo sabe que la gasolina se despacha de lunes a viernes y que el viernes se despacha la gasolina que se vende sábados y domingos. Pero la gente salió corriendo a llenar los tanques por un si acaso. Ni hablar del sabotaje de la luz y la carencia de agua en muchas comunidades pobres.
Es la zozobra a la que nos han tenidos sometidos desde antes de Maduro y que se intensificará esta semana. El enemigo sabe dónde golpear y lo está haciendo bien con el asesoramiento gringo y los paramilitares trabajando. No creer que es un hecho, es una soberana pendejada. El brillante Chuo Torrealba, supuesto jefe de la MUD, acaba de declarar que el gobierno intentará dar un Golpe de Estado técnico (qué vaina será esa) porque ahora no puede alterar los resultados electorales, pero antes dijeron que el chavismo iba a sabotear los resultados y que el CNE era cómplice. Eso también es parte de la campaña.
Esta última semana la escasez de los productos ha sido mayor que en las anteriores y los precios se elevaron al menos un 200% más. Un par de zapatos deportivos de marca llegó a 150 mil. Todo el mundo sabe que ese no es el valor, pero habrá algún pendejo que los compre. Esa es la realidad. Creo que llegamos a los niveles en los que el gobierno no tiene otra salida que no sea la represión. Aplicación dura de la mano de la justicia. Y obviamente que la justicia entre por casa. Porque paralelo al golpe a la especulación, los acaparadores y los bachaqueros, debe estar el golpe a las mafias que controlan la venta de las baterías, a los que controlan la venta de los cauchos, de los alimentos y pare de contar. Maduro acaba de entregar un montón de taxis y los primeros que los tienen en Valencia son enemigos abiertos del proceso que de paso cobran mil bolívares por una carrera.
Estamos a las puertas de un nuevo ciclo de la historia. De los venezolanos dependerá que la historia se escriba antes de Chávez y después de Chávez. Si el pueblo no entiende que votar por la oposición es votar por la nada, por el vacío, entonces Chávez habrá arado en el mar y se sorprenderán de la rapidez con la que lo van a perder todo. Ojalá la memoria y la inteligencia priven sobre la realidad.
Caminito de hormigas…
Los gringos están presionando a María Corina para que se incorpore a la campaña porque no ha querido participar. ¿Será a la del 2019? Porque esta acabó sin pena ni gloria… Lilian Tintori dijo que la querían matar. Pues sería un sicario bien chimbo que pelo el disparo. Pero en verdad yo me pregunto: ¿qué de importante pueda tener la señora para que el Psuv la quiera matar? Cuál es su razonamiento político, su propuesta. Como decía Mafalda "la locura se cura pero la imbecilidad nunca"... 300 bolos les cobraron a cada padre de la escuela Lomas de Funval dependiente de la Alcaldía, disque para pintar la escuela. Por cierto, el único día que la limpiaron fue cuando Miguel Cocciola se apareció por allá… Y terminó la campaña electoral y nadie dijo qué se hicieron los 286 millones de dólares que mandaron los gringos