Reflexiones de un profesor universitario

¿Soberanía alimentaria local?... ¡Posible e indispensable!

La combinación de pregunta-respuesta del título que encabeza esta reflexión, proviene de dos fuentes tan confiables ontológicamente en sus respectivas concepciones de la realidad y conocimientos, como epistemológicamente disímiles en el sustento teórico de los mismos y su vinculación con la realidad. Una interpreta al mundo, la otra quiere transformarlo.

La incrédula y hasta irónica interrogante provino de un colega, profesor universitario y militante revolucionario, quien durante la presentación de nuestra ponencia en un espacio académico nos espetaba argumentando que la soberanía alimentaria es "una categoría político-económica, de alcance nacional y efecto internacional, razón por lo cual en un Estado Revolucionario eso implica fijar estrategias centralizadas y únicas que fomenten la producción nacional homogénea, sin particularidades locales, para poder garantizar los alimentos, con igualdad y equidad para todos". Respetamos esa posición, pero no la compartimos.

Por su parte la firme respuesta también presente en nuestro título, proviene de una mujer del pueblo, agricultora y luchadora social, quien entiende la soberanía alimentaria como "la posibilidad de producir los alimentos para el pueblo localmente, donde la gente vive, lo cual no significa que todos comamos de todo, ni mucho menos lo mismo", pues como ella señala: "en cada región existen diferentes posibilidades naturales y costumbres alimenticias propias", generándose así una heterogeneidad que para nada representa el desmembramiento del Estado nacional, ni la profundización de las inequidades, sino la base para tener Patria.

Reflexionamos sobre el tema en medio de la guerra económica que enfrenta la Revolución Bolivariana, pues una de sus aristas es la "homogeneidad alimentaria", creada e incitada por obra y gracia de la globalización neoliberal, orientada a consolidar la cultura alimentaria reduccionista, dando ahora grandes ventajas a la contrarrevolución para quien "evidenciar" la falta de soberanía alimentaria, sólo basta con concentrarse en unos pocos productos básicos como arroz, pastas, pan, caraotas, leche en polvo y huevos, usando el mismo fundamento de los nefastos "falsos positivos", o sea: grandes mentiras apoyadas en medias verdades.

Vale acotar que según la misma FAO el sistema agroalimentario internacional-neoliberal está basado en el concepto del negocio agrícola (agronegocio), reduciendo la alimentación del mundo a sólo cinco o seis rubros vegetales con fines de mercadeo, cuando en la actualidad existen más de 150 especies cultivables con fines alimenticios. Pesa más la rentabilidad que la racionalidad.

Por ello la centralización-homogenización del sistema mundo capitalista nos ha "domesticado" para consumir en función a los intereses del agronegocio, no a partir de nuestras propias potencialidades agroproductivas y necesidades alimenticias reales, las que lógicamente están en relación al piso altitudinal, climatología y temperatura propias de nuestro hábitat, esto es: las necesidades alimenticias en términos de calorías, proteínas y minerales del habitante de la costa, difieren sustancialmente a las del páramo, los llanos o zonas áridas, sin embargo la hamburguesa de McDonald es igualita en todo el mundo.

El modelo agroalimentario capitalista implantado exitosamente en Venezuela en la década de 1960-70 aún pervive sin transformarse luego de dieciséis años de Revolución, reproduciéndose por intereses particulares o por ignorancia burocrática, pero que en todo caso solapan y usurpan cínicamente el significado de la soberanía alimentaria, concepto básicamente socio-ecológico desarrollado por la organización Vía Campesina desde 1996, como "el derecho de los pueblos a decidir sus propias políticas agroproductivas en función a sus costumbres y en resguardo de los intereses de la naturaleza".

Necesario es decir que en lo medular el concepto busca impulsar nacionalmente procesos de descentralización o "localización" de las acciones concretas por parte del pueblo productor-consumidor organizado comunalmente, con apoyo (sin imposición ni dependencia) de los gobiernos locales, a fin de satisfacer necesidades alimenticias-nutricionales siempre asumidas desde las propias potencialidades ecoregionales para la producción primaria, el procesamiento, la distribución-comercialización y el consumo, procurando la mayor armonía posible con el ecosistema.

Por ello tomamos el concepto de Vía Campesina (2007) desprendido del "Foro Mundial por la Soberanía Alimentaria", entendida ahora como: "el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo (…) dando prioridad a las economías locales y a los mercados locales (…) otorgando el poder a los campesinos y a la agricultura familiar, la pesca artesanal y el pastoreo tradicional".

Resulta obvio que si en cada localidad del país las organizaciones comunales aprovechan los recursos naturales de su entorno, se basan en los requerimientos de calorías, proteínas y minerales que tienen las personas para su buen desarrollo y salud, tomando además la concepción humanista del Comandante Chávez (2004): "alimentos para la vida y no para el mercado del agronegocio", entonces la soberanía alimentaria será posible e indispensable a partir de lo local, para el vivir bien y el buen vivir del pueblo.

Así las cosas, estamos convencidos que la guerra económica la ganará el pueblo en tanto y en cuanto se autogarantice que produzca lo que consume y que consuma lo que produce, es decir, cuando asumamos la soberanía alimentaria local como un hecho posible e indispensable para tener Patria…



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Albano A. Zambrano

Economista Agrícola. Profesor de la UPT ?Argelia Laya?

 albanozam@hotmail.com

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