Del concepto primera dama al de primera combatiente

¿Se justifica el concepto de primera combatiente para diferenciar a la compañera del presidente Maduro de aquellas primeras damas de la IV república?

Tal incógnita coincidieron llevar a mi correo electrónico, algunos de quienes se dicen seguidores de mis artículos. Requerían mi opinión sobre el particular.

Es posible que para una gran parte de los venezolanos la diferencia en cuestión pudiera responder a un capricho del presidente Maduro pero sin duda alguna su propósito fue marcar una distancia entre dos figuras políticas del sexo femenino en dos etapas distintas de la vida nacional. Es lo que se me ocurre.

Y es que un análisis más objetivo sobre el atribuido capricho, debe traer a la palestra el caso de Chávez. ¿Acaso no fue precisamente ese el error de quien escogiera por esposa: pretender emular a la otrora primera dama, lo cual hizo que el gigante se quedara sin el chivo y sin el mecate?

A contra peso de aquella, Cilia Flores, de ser una humilde mujer que había logrado graduarse de abogada, pasa a encabezar la defensa legal del coronel golpista. Esa condición le permitió calibrar aún más, la calidad humana y el carisma de quien pronunciara aquel por ahora que le sembró en el alma de su pueblo y, desde luego, ella no podía ser la excepción.

En 1998, convertida en ferviente chavista, Cilia es electa para presidir la Asamblea Nacional. Primera mujer en alcanzar tan alto cargo en esta instancia revolucionaria.

No en vano fue el propio Maduro quien ya como esposo de Cilia y jefe de estado, se negó a considerarla primera dama. Tal apelativo le sonaba de “alta alcurnia” y, en su lugar, prefirió llamarle primera combatiente de la República.

No podía ser que la compañera de vida de quien fungía ser el líder de una democracia meramente representativa, pudiera equipararse a la máxima exponente del sexo femenino en la tarea de acompañar al líder de una democracia participativa y protagónica. Esto, lo tuvo muy claro el presidente Maduro y, si se quiere, el propio Chávez, quien prefirió quedarse solo a mal acompañado por una presunta primera dama de plastilina.  

A pesar de tan dignas credenciales, para despecho de quienes la acusan de no tener un pasado comprometido con la izquierda venezolana durante la IV república; Cilia Flores, se agiganta políticamente. Para ella el discurso de Chávez no tenía nada que ver con el de sus detractores supuesta-mente izquierdistas pero repletos de promesas electoreras que, a semejanza de sus candidatos presidenciales, no cumplían. Chávez,  por el contrario, tenía la virtud de predicar con el  ejemplo.

Y es que como Cilia, son muchos quienes habiendo sido indiferentes a los actores políticos tanto del gobierno como de la oposición que crecieron en  la democracia representativa, no por ello, puede tildar-seles de menos revolucionarios de quienes, incluso, ofrendaron sus vidas en su lucha por alcanzar ese modelo anti imperialista que, precisamente, encarno Hugo Chávez.  

Sin ánimo de ofender la memoria de las otrora primeras damas, hay que aceptar que aquellas nada tuvieron que ver con los roles asumidos por la, acertad amente denominada por el presidente Maduro Primera Combatiente de la República. Ninguna puede exhibir un currículo como el de Cilia Flores. Ella fue fundadora del Circulo Bolivariano de los Derechos humanos y del partido  MBR 200 que precedió al Movimiento Quinta República y al PSUV. Dirigió la bancada socialista. Fue Procuradora General de la República. En el 2009 es designada primera vicepresidenta del Partido Socialista Unido de Venezuela en sustitución del fallecido general Alberto Muller Rojas.

Cilia Flores, a diferencia de las antiguas primeras damas que generalmente acompañaban a sus esposos en reuniones meramente diplomáticas o protocolares, es difícil no encontrarla presente en todos los actos tanto públicos como privadas que preside el Jefe de Estado, sin excluir los atinentes a los de la Fuerza Armada Bolivariana, donde la mujer en igualdad de condiciones, también figura uniformada. Actualmente dirige semanalmente un programa de TV, en el que bajo el título de  “Cilia en familia” aborda episodios de actualidad en la vida nacional, así como sus repercusiones en el ámbito internacional.

Expuesto a grandes rasgos este perfil biográfico de la compañera del Presidente Maduro, debemos aceptar que nuestro Jefe de Estado no se equivocó al llamarle primera combatiente de la República como tampoco lo hizo al respaldar su decisión de aceptar  ser postulada diputada a la Asamblea Legislativa por del PSUV, para la elección de legisladores el 6 de diciembre próximo.

Una compatriota de tan digna trayectoria, no podía menos que afrontar este nuevo reto. Espero haber complacido a quienes requirieron mi opinión en este tema.

(Periodista jubilado)



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Mauro Briceño Prato


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