La guerra dentro de uno mismo

Soy madre de dos niños de 12 y 2 años; el mayor es huérfano de padre. Soy soltera y trabajo de sol a sol subiendo todos los días desde La Guaira al Junquito. He trabajado cocinando, pintando, limpiando, como cajera, a veces desempleada, pasando penurias... Hoy, afortunadamente tengo un empleo medianamente estable... Pero ¿sabe cuál es el chiste de la cosa? Que mi amada revolución (y mira que bien amada) ¡nunca volteó a mirarme! De ahí comencé yo a decir la frase: "Soy chavista de corazón, aunque la revolución no me ha ayudado en nada".

Hubo Misión Vivienda, nada... Hubo Madres del Barrio, nada... Hubo Hijos de Venezuela, nada... Y así gran cantidad de misiones y ayudas, en las cuales claro que estoy censada, pero nunca me tomaron en cuenta, ni siquiera por tener un hijo huérfano de padre, del cual yo soy su único sostén. ¿Sabe por qué? Porque a mi amada revolución la picó el gusano de la burocracia, sí, he visto con dolor que nuestros ideales revolucionarios y socialistas no fueron inmunes a la enfermedad que mata a todos los gobiernos.

Pero, bueno, eso es harina de otro costal. Esa dejó de ser mi guerra personal porque comprendí que para llegar a tener un techo digno y estabilidad para mis hijos debía seguir trabajando de sol a sol, que la ayuda de mi revolución estaba condicionada y que si bien a mí no me han ayudado, sí lo han hecho con otras miles de personas y eso es suficiente para que mi corazón esté en paz.

Hoy, mi guerra es otra. Desde que tuve a mis hijos comencé a tener algunos quebrantamientos de salud. Comencé a tener problemas hormonales. Hoy sufro de hipotiroidismo, lo cual ha hecho que tenga un sobrepeso de 31 kilogramos.

Esta obesidad me ha causado algunas morbilidades como ovarios poliquísticos, fatiga y cansancio fácil, enfermedad por reflujo gastraesofágico y he tenido ya algunos episodios de tensión arterial alta. Lo cierto es que habiendo agotado mis recursos fui a internistas, endocrinos, nutricionistas, psicólogos y no conseguí solucionar mi problema de obesidad, hecho por el cual consulte a un cirujano bariátrico.

El doctor sugirió la cirugía bariátrica por tener un IMC de 35 y por los trastornos de salud que me ha producido, ya que como él me dice, soy una bomba de tiempo.

La cuestión es que decidí que lo iba a hacer, no podía contar con la póliza de seguro que paga mi empresa porque aunque usted no lo crea, mi patrono nos paga una póliza de HCM de Bs 30.000. Me fui al BCV a solicitar la ayuda para la operación, me llamaron, me entrevistaron, todo iba viento en popa... ¿Y qué cree? ¡Nada!

Por los ovarios poliquísticos sufro más de dos derrames por mes y se me baja la hemoglobina. Tampoco tomo en cuenta que tengo una gastritis en avance por el reflujo gastroesofágico. Tengo episodios de tensión alta. Entonces yo pregunto: ¿cómo una sola persona puede decidir tu calidad de vida? Yo solo sería una persona más que creyó, que confió en que sí se podía.

Siempre creeré en mi revolución, no importa si las cosas no van bien ahorita, porque para mí no es una condición del momento, es algo que me corre en las venas por haber nacido venezolana y es en estos tiempos malos que debemos ponernos la mano en el corazón y luchar con uñas y dientes por nuestra patria soberana.

KATIUSCA CAROLINA BLANCO BARCENAS

V-17.079.485



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1082 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter