¿Está en peligro nuestra soberanía por la violencia y el desabastecimiento?

Admitiendo que gran parte de la crisis económica obedece a que la baja en el precio del petróleo sorprendió al país sin que nuestra producción nacional estuviese acorde para satisfacer la demanda de una población mayor y cuyo consumo general, en consecuencia, se había incrementado, amén de que las medidas del gobierno tendentes a aumentarle su poder adquisitivo, sirvió también para que la ultra derecha se aprovechase en agudizarla. No obstante el pánico que esta esperaba cundiría en los sectores más humildes para que se revelasen violentamente contra la aparente ineficacia de la revolución; afortunadamente hasta ahora, solo ha conseguido una reacción de búmeran.

Si hay una parte de responsabilidad en el gobierno por la carencia de los productos que han incrementado las colas para obtenerlos como consecuencia de una falta de previsión al respecto, no hay porque negarlo.

Este error del gobierno se debió a la creencia de que la tendencia en el incremento de precio en su principal producto de exportación se mantendría, dándole así un margen de maniobra para luego ocuparse del campo. No conto que, con la misma velocidad que su precio subió se vino a pique, gracias a las maniobras del imperio para que ello ocurriera.

El contrabando propiamente dicho acompañado del desabastecimiento resultante del acaparamiento por parte de empresas en manos de la oligarquía que continúan teniendo a su cargo, incluso, la distribución de los productos más indispensables. La especulación inmisericorde de la agroindustria privada que controla así mismo el sector importador afín al imperio. El boicot a los servicios públicos inducido por mercenarios infiltrados en las instituciones del Estado. La infame campaña mediática dirigida desde USA para que sus cipayos dueños de los medios de comunicación social en todo el mundo se dediquen a desprestigiar a los gobiernos que no respondan a sus intereses mezquinos, empezando por el de Venezuela, y que, igualmente, estimulan toda acción violenta emprendida por los contra revolucionarios. Su desmedido afán por recuperar el poder a toda costa, ante la imposibilidad de alcanzarlo democráticamente por la vía electoral son entre otras "armas" no menos letales, la punta de lanza de la guerra de cuarta generación de la que aún no nos libramos.

En otras palabras, de aquí al seis de diciembre fecha fijada por el Poder Electoral para elegir a los nuevos miembros de la Asamblea Nacional debemos estar alertas frente a las maniobras tendentes a derrocar al gobierno, guardándonos siempre de no caer en provocaciones inútiles. Esto no signifique cruzarnos de brazos y abandonar la calle para que surjan nuevas guarimbas u otro tipo de experimentos terroristas ante los cuales nuestra Fuerza Armada tendrá la última palabra consciente de que sin contra revolución no hay revolución mientras existan imperios. Por su parte el primer gobierno chavista a cargo del presidente Maduro Moros tendrá que recargar su baterías para enfrentas las contingencias de un sector de la oposición neo fascista empeñado en derrocarlo y secundado por una jerarquía eclesiástica irracional, sin permitir que nuevos errores puedan poner en peligro nuestra soberanía al desencantar un pueblo que hoy sigue defendiendo el legado de su gigante eterno.



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Mauro Briceño Prato


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