Lo mejor y lo peor de la crisis en Venezuela

El artículo titulado "Venezuela: grandes crisis y escasez" publicado por el diario venezolano El Universal, el 30 de junio de 2015, limpia de la historia socio-económica nacional las responsabilidades individuales de la clase burguesa dominante en el país desde el siglo diecinueve. Les faltó añadir que el atraso económico, cultural y financiero del país durante el siglo veinte fue culpa directa de Simón Bolívar y de Hugo Chávez, porque en todo el hilo constitucional no hubo otros culpables que estos indeseables seres de la historia republicana. Veamos con qué desfachatez se argumentan cosas puntuales en ese artículo.

Rómulo Betancourt fue un santo. El país económico no sufrió tanto como ahora, pero si fue necesario matar y desaparecer, torturar y acallar a unos cuantos chamos que le echaban vaina al gobierno durante los años sesenta. Rómulo no se dejaba joder con nadie, por eso era un gran líder. Chávez no le llegaba ni por las rodillas. Chávez sólo le ganó a Rómulo en eso de repartir casas, otorgar créditos a los más pobres, dignificar a los ancianos, rescatar la historia desde la esencia de nuestra identidad, y morir por su pueblo con dignidad. Rómulo en cambio salió opulento, poderoso, magnánimo, entres sus adláteres. Por eso Rómulo Betancourt fue el gran Rómulo Betancourt. Ah malaya si volviera (clamor apátrida).

Un poco más delante de Rómulo Betancourt, estuvo su maletero personal Carlos Andrés Pérez, pero el mencionado artículo no lo toca ni con el pétalo de una rosa. En cambio, sí refiere al Viernes Negro y al Recadi del chistoso y refranero Dr. Luis Herrera Campíns. Sin embargo, el texto en cuestión justifica que el país no se puso tan feo como ahora, como lo tiene Nicolás Maduro. A pesar de aquella crisis, nosotros los burgueses éramos todavía felices viajando a Miami, comprando cosas, comiendo bien, comprando autos de la época, dejándoles las haciendas a los mayordomos para que se entretuvieran con su monte. Aunque era un poco chimbo regresar a Caracas, porque se estaba llenando de ranchos tan feos en los cerros, teníamos que volver a Venezuela, porque los Estados Unidos no nos dejaban vivir allá. Sólo podíamos ir a gastar.

Aquí en Venezuela la gente se quejaba por todo y protestaba, quemaban cauchos en los liceos, trancaban las vías por falta de agua, hacían colas para comprar comida controlada por el ejército en los mercados campesinos, pero ya eso se olvidó. La historia de Venezuela sólo existe de Chávez para acá. Los corruptos y los ricos que valen hoy son los de Chávez. Los corruptos de AD y de COPEY no existen. Desaparecieron de la faz de la patria. Ese artículo de El Universal despacha la historia negra de la burguesía dominante, manipulada y manipuladora, para enfilar las baterías mediáticas sólo hacia nuestro presente chavista.

El siguiente párrafo se explica solo, y es una obra de arte que no vale la pena echar a perder con el sarcasmo, con la ironía, fundamentalmente por sus líneas finales: "En 1994 durante el segundo gobierno del presidente Caldera, el epicentro fue el sector financiero y prácticamente la mitad del mismo fue barrido. Se aplica un control de cambios que condujo a la quiebra de unas 70.000 medianas y pequeñas industrias impedidas de obtener divisas para adquirir insumos. Finalmente el Gobierno da un giro en sus políticas y recurre a la Agenda Venezuela, devalúa el bolívar en un 70%, aumenta el precio de los combustibles en un 800%, se revisa la Ley Orgánica del Trabajo siguiendo pautas de una Comisión Tripartita y se ejecuta la Apertura Petrolera. Fueron años difíciles que se agudizaron con una fuerte caída de los precios del petróleo (en su peor momento llegaron a 7 dólares el barril); pero aún así, la sociedad no se vio enfrentada a los niveles actuales de escasez". ¿Lindo párrafo, verdad? Rafael Caldera la cagó toda, pero el país que hundió con el barril a siete dólares era mejor que este país de Nicolás Maduro con el barril a 57 dólares, y con el combustible que no aumenta de precios desde hace más de quince años. De ahí el refrán burgués tan connotado de que todo Caldera fue mejor.

El famoso doctorcito Caldera irrespetó eso que la Fapuv llama Normas de Homologación, por cuanto decretó cinco aumentos anuales consecutivos del 20%, y se fue con la cabuya en la pata porque no pagó ni un céntimo. Desde el 30 de diciembre de 1997 hasta el 20 de mayo de 1998 las universidades no vieron un céntimo en sus nóminas, pero la Fapuv se mete la lengua entre el rabo, y hasta obvia ese agravio. Actualmente "sufre" de amnesia y olvida tales hechos. En cambio, llora y llora, se queja y se queja, patalea y patalea ante la actual discusión de la II Convención Colectiva Única para los trabajadores universitarios. Como este ejemplo, hay muchos otros de la "desmemoria" histórica que hace ver que todo pasado fue mejor. ¿Acaso la Fapuv se olvidó también de aquellos Vebonos 2001, 2002, 2003, 2004 y 2005, decretados por Chávez para pagar la burla de los incrementos salariales de Caldera? Respecto al tema de los bancos, no hay comparación posible entre la enorme liquidez monetaria del país en 2015, superior a los dos billones de bolívares, y aquella amañada maniobra de "rescate" del doctor Caldera para tirarse todo el presupuesto anual en beneficio de los ricos pudientes del país que "perdieron sus ahorros", y lloraban por los saldos de sus chequeras. También Chávez reconoció los daños patrimoniales de esa bancarrota miserable y devolvió los ahorros perdidos de los más pobres. Un poco más atrás, también se olvidaron de aquellos billeticos de un bolívar y de dos bolívares llamados "los tinoquitos", en alusión al tristemente célebre presidente del Banco Central, apellidado Tinoco, cuando en 1989 se robaron del país nuestras monedas de níquel, nuestro sencillo para los vueltos, con la anuencia de pocos ricachones de la burguesía y del gobierno de turno (Carlos Andrés Pérez II).

El artículo mencionado despacha los cuarenta años de miseria de la Cuarta República y del Puntofijismo atroz con apenas veinte líneas, pero se ensaña en explicar "la crisis bolivariana". Quizás algún historiador adeco-copeyano asesoró esa nota periodística firmada sin autor por © Associated Press, que El Universal reproduce para abrirle los ojos al pueblo con mira a las parlamentarias del 6-D. Veamos esta joya:

"Así, llegamos a la revolución bolivariana. Se auguraban años de abundancia. Los precios petroleros aumentaban marcadamente por la recuperación del sudeste asiático, cuya demanda de petróleo, después de haber caído en cerca de 2 millones de barriles diarios, había retomado un vigoroso crecimiento arrastrando consigo los precios de los hidrocarburos al alza. La planificada toma de Pdvsa y el despido de 20.000 de sus trabajadores (que incluía al 75% de su nómina ejecutiva donde se concentraba la mayor parte del conocimiento), produjo un severo impacto en nuestra economía; sin embargo, en los años siguientes los precios alcanzaron niveles nunca antes soñados (la cesta venezolana llegó a unos 116 dólares por barril)".

Visto y leído así, eso de "la toma programada de PDVSA" correspondió sólo a Hugo Chávez. El gobierno programó el paro petrolero y la toma de PDVSA. Nunca existieron los partes de guerra económica petrolera de las seis de la tarde por Venevision, Radio Caracas Televisión, Televen, Mediriano Televición y Globovisión, con Gustavo Cisneros, Pedro Carmona Estanga, Juan Fernández Pérez y Carlos Ortega, entre otros voceros, agarrados de las manos como reinas del Miss Universo, anchas las sonrisas, desde un conocido hotel guarimbero de entonces, para dirigirse al país como auténticos golpistas. Según al artículo de El Universal eso no fue lo que ocurrió, sino que el gobierno lo programó todo para parar a PDVSA y despedir a veinte mil inocentes almas (golpistas-guarimberas) que se negaron a asistir a su lugar de trabajo, conforme lo estipula la Ley.

No participaron Fedecamaras, la Coordinadora Democrática, la Central de Trabajadores de Venezuela, la Federación Médica Venezolana, Súmate y los dueños de los C.C. Sambil, entre otros entes, bajo el pretexto del Paro Cívico Nacional, instigando a la "Sociedad Civil" a desconocer el gobierno legítimo, electo en las urnas electorales, pidiendo la renuncia del Jefe de Estado Hugo Chávez Frías, por feo, por chimbo, por campesino, por militar, por lo que fuera.

Si eso fue así como lo argumenta ese artículo de El Universal, ¿quién explica que el mismo gobierno haya "programado" la toma de PDVSA, el secuestro de los barcos cargueros, el apagón de las refinerías y la falta de compromisos de entrega de crudos suscritos por la nación ante otros países? La manipulación de ese artículo de El Universal no tiene tamaño.

¿Perdieron más o perdieron menos los comerciantes y los empresarios de la burguesía criolla y las trasnacionales asentadas en el país, que con la actual guerra económica, la escasez actual, la falta de insumos actual y la negativa de activar la producción nacional para forzar las importaciones, y arruinar al país agotando las reservas internacionales? ¿Cuántos millones de dólares logró sacar la oposición antes del paro petrolero y durante el mismo? Eso fue lo obligó a Chávez a establecer el actual control cambiario. Pero el artículo en cuestión ni menciona tal cosa.

Esta oposición apátrida se lava las manos de un plumazo. Sus trancas viales en los sectores de la autopista Francisco Fajardo, cuando el paro petrolero y cuando las guarimbas, la toma militar no armada y de protestas rancias en la Plaza Altamira, Terrazas del Ávila, la Urbina y Santa Fe, en su "dolido" y "vulnerado" Este caraqueño, así como sus agónicos cacerolazos nocturnos a punto de ocho; la suspensión de clases a todo nivel, la suspensión de los juegos de beisbol, la falta de gas, la ausencia de gasolina, en fin, toda la estrategia golpista, la planificó el gobierno de Chávez, y esta crisis actual no tiene nada que ver con la oposición y su sistemática alteración del hilo constitucional mediante saboteos y patrañas.

Condénese al gobierno bolivariano, y libérese de culpa a la oposición golpista. Qué maravilla. Aplausos para el diario El Universal. Ejemplo de periodismo democrático, de altura. Nada que ver con periodismo rancio, pitiyanqui ni golpista. No señor. Das asco ver en los quioscos del país un diario como El Universal.

Otro párrafo del texto contrapone la "insensatez" del gobierno bolivariano para administrar los recursos de la renta petrolera. Veamos esta otra perla:

"La sensatez indicaba aprovechar aquella situación excepcional para crear condiciones para un crecimiento sustentable de la economía y una solución sostenible de los problemas sociales del país. Pero privó un programa dogmático que le dio la espalda a los fundamentos básicos de la economía y en buena medida de la democracia misma, causando un profundo perjuicio al aparato productivo, con una enorme mortandad de empresas, comenzando por el daño a la propia Pdvsa y al sector agroalimentario, expropiando a productores de campo".

¿Acaso no ha sido sistemática la insensatez del paro petrolero, de las guarimbas, del acaparamiento de insumos básicos para la alimentación, la salud, la industria; así como el bachaqueo y el tráfico de combustible? ¿No ha sido insensatez el desconocimiento de los resultados electorales, los apagones misteriosos generados desde la propia empresa estatal de electricidad, el cierre de fábricas con vanas excusas, el desconocimiento de los sindicatos de obreros y empleados que reclaman lo justo, los raspacupos que causan un enorme daño patrimonial al país, entre otras bajezas que no atañen al gobierno? ¿Cuánta maquinaria se ha dañado adrede en las empresas públicas y privadas para forzar la quiebra de nuestra economía? ¿No es todo ello una redonda insensatez?. Como estos estos ejemplo, hay otros.

Este penúltimo párrafo del artículo es lapidario, por cuanto arguye la contumaz muerte del país, ya crucificado y enterrado, y se plantea como un hecho consumado además. Leamos:

"los precios se desplomaron y con ellos el país cayó de rodillas en lo que parece la crisis económica más profunda que haya conocido Venezuela. Las reservas internacionales se derrumban y no hay dólares para importar insumos ni bienes de consumo. La diferencia con las crisis anteriores es que ésta golpea duramente a los venezolanos con la inflación más alta del mundo, una escasez creciente nunca antes conocida y un aparato productivo que ha sufrido severos daños". Visto así ya la patria está muerta. Corran venezolanos y huyan del suelo de Simón Bolívar, porque según el diario El Universal, ya Venezuela murió. Cayó de rodillas, Fin de mundo.

¡Hipócritas! ¡Chupamedias! ¡Vendepatrias! ¡Salvajes mediáticos!

Demuestren que tienen al menos respeto por la dignidad histórica de este país y contribuyan al debate, y al planteamiento serio de las soluciones que el Estado puede tener a bien considerar para superar esta crisis, que ni es peor que las anteriores ni es la mejor. Crisis es crisis, y punto. Se debe superar y punto. Hay que luchar con inteligencia, con ánimos, con voluntades ciertas y punto. Su mezquindad mediática y su manipulación es un asco insoportable. Una vergüenza para un diario que circula en nuestras ciudades cargando una visión tan ruin de nuestra historia reciente. Pobre espejo de ruindad y egoísmo. Pobre periódico que no nos merecemos los venezolanos.*

Isla de Margarita, julio de 2015

 

  • A continuación al artículo tal como apareció en El Universal en versión digital.

VENEZUELA: GRANDES CRISIS Y ESCASEZ

EL UNIVERSAL

© Associated Press

 

No recordábamos los venezolanos una situación de escasez como la que padecemos. En su historia reciente Venezuela enfrentó profundas crisis económicas, entre ellas:

La crisis de los 60

Durante el gobierno de Rómulo Betancourt Venezuela sufría dolores de parto de la democracia. La economía experimentó una contracción que se ensañó particularmente con la industria de la construcción. Se aplicó un control de cambio. Los gastos de consumo privado crecieron a una tasa de 5,5% al año, la mitad que entre 1950 y 1957. Sin embargo, no padeció la sociedad los niveles de escasez que hoy se sufren.

El "viernes negro"

De profundas implicaciones tuvo lugar en el año de 1982 durante el gobierno de Luis Herrera Campins. Después de años de abundancia petrolera (primer shock petrolero 1974 y la caída del Sha de Irán 1979), ya para 1982 los precios se derrumban. Estalla el llamado "Viernes Negro" y el tristemente célebre Recadi. Sin embargo, la sociedad no padeció de los niveles de privaciones que se sufren hoy.

La crisis financiera

En 1994 durante el segundo gobierno del presidente Caldera. El epicentro fue el sector financiero y prácticamente la mitad del mismo fue barrido. Se aplica un control de cambios que condujo a la quiebra de unas 70.000 medianas y pequeñas industrias impedidas de obtener divisas para adquirir insumos.

Finalmente el Gobierno da un giro en sus políticas y recurre a la Agenda Venezuela, devalúa el bolívar en un 70%, aumenta el precio de los combustibles en un 800%, se revisa la Ley Orgánica del Trabajo siguiendo pautas de una Comisión Tripartita y se ejecuta la Apertura Petrolera.

Fueron años difíciles que se agudizaron con una fuerte caída de los precios del petróleo (en su peor momento llegaron a 7 dólares el barril); pero aún así, la sociedad no se vio enfrentada a los niveles actuales de escasez.

La crisis bolivariana

Así, llegamos a la revolución bolivariana. Se auguraban años de abundancia. Los precios petroleros aumentaban marcadamente por la recuperación del sudeste asiático, cuya demanda de petróleo, después de haber caído en cerca de 2 millones de barriles diarios, había retomado un vigoroso crecimiento arrastrando consigo los precios de los hidrocarburos al alza.

La planificada toma de Pdvsa y el despido de 20.000 de sus trabajadores (que incluía al 75% de su nómina ejecutiva donde se concentraba la mayor parte del conocimiento), produjo un severo impacto en nuestra economía; sin embargo, en los años siguientes los precios alcanzaron niveles nunca antes soñados (la cesta venezolana llegó a unos 116 dólares por barril).

El Gobierno parecía tener ahora todo a su favor. Dispuso de los enormes ingresos adicionales sin control alguno, creando fondos paralelos que se erogaban al margen del presupuesto aprobado por la Asamblea Nacional.

La sensatez indicaba aprovechar aquella situación excepcional para crear condiciones para un crecimiento sustentable de la economía y una solución y sostenible de los problemas sociales del país. Pero privó un programa dogmático que le dio la espalda a los fundamentos básicos de la economía y en buena medida de la democracia misma, causando un profundo perjuicio al aparato productivo, con una enorme mortandad de empresas, comenzando por el daño a la propia Pdvsa y al sector agroalimentario, expropiando a productores de campo (cerca de 4 millones de hectáreas), a Agro Isleña y atacando por mampuesto a Polar que es el grupo empresarial más sólido del país.

Esta situación merece un análisis aparte. Mediante recursos propios de un populismo exacerbado y un irrespeto total a la independencia de los poderes públicos se intentó crear una base política que garantizase el control y permanencia indefinida en el poder por parte del grupo gobernante. El resultado era inevitable. El aura de invencibilidad se basaba simplemente en los precios petroleros más altos y durante el período más largo de la historia. No entendió el Gobierno que si algo caracteriza los precios de los hidrocarburos es su volatilidad.

Como tenía que pasar, los precios se desplomaron y con ellos el país cayó de rodillas en lo que parece la crisis económica más profunda que haya conocido Venezuela. Las reservas internacionales se derrumban y no hay dólares para importar insumos ni bienes de consumo. La diferencia con las crisis anteriores es que ésta golpea duramente a los venezolanos con la inflación más alta del mundo, una escasez creciente nunca antes conocida y un aparato productivo que ha sufrido severos daños.

La inflación, incontrolable, campea por sus fueros alimentada por la impresión de dinero inorgánico del BCV a fin de financiar el déficit fiscal. Pero lo peor está todavía por venir. también lo mejor.



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José Pérez

Profesor Universitario. Investigador, poeta y narrador. Licenciado en Letras. Doctor en Filología Hispánica. Columnista de opinión y articulista de prensa desde 1983. Autor de los libros Cosmovisión del somari, Pájaro de mar por tiera, Como ojo de pez, En canto de Guanipa, Páginas de abordo, Fombona rugido de tigre, entre otros. Galardonado en 14 certámenes literarios.

 elpoetajotape@gmail.com

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