La política, nuestras empresas y su más allá

El dejo que la "política" de 40 años de desidia sembrada en el común de nuestro pueblo, dejó el adolecer, desengaño y la temeridad calificativa de no creer ni en el político ni en la política como acto natural humano-social: "Filosofía de los asuntos humanos". La ciudad polis, comunidad política, la familia y el mito pueblo; dentro de lo que hoy nos corresponde: Trabajador = empresa, ciudad espacio hombre = mujer, hogar-empresa, polis-empresa. En ellas se determinan connotados parentescos variables e inconstantes conceptuosidades: Constitución, Estado, gobierno real, dominación política, esclavitud y la derivación de agudos pertrechos poderes democráticos-pueblo, tiranía-monarquía-oligarquía. Solemos por el carnaval de la discusión, de que tal o cual desea imperar sobre la idea del uno u otro, ceder espacios ganados, permitir intromisión; esto tiene supervivencia de los residuales de la pseudo política que no termina de morir, dado por nuestra irreflexión de admitir la apología del contrario o por benevolencia.- Nuestro cotidiano ideario nos envuelve irreversiblemente en constituir, valga la redundancia, la "Constituyente Del Poder Popular Trabajador" y ello, es motivo de repulsión por quienes oponen el ideario de fondo de nuestras empresas dentro y fuera de sus mismos predios políticos, determinados por la concesión de la nacionalización, la recuperación, la ocupación y creación. Reconozcamos la debilidad nuestra de nunca cohesionar en la planificación técnica el trance político, mas, entiéndase como parte básica del integral productivo, dado que esté, bajo la tutela neoliberal "Gerente o Gerencia" y todo su cuerpo departamental de igual o peor carencia del ideario socialista y revolucionario, desvirtuando con hábil desobediencia toda línea emanada de la política general, bien presidencial y coordinada por los necesarios políticos. Pareciera; y paso a creer no sólo eso es así, que la tecnocracia nos conduce a su libre albedrío. Nos nutrimos de activas figuras de índole real anti-procesos y en cada empresa nos condicionan las políticas inherentes al Plan De La Patria, nos tronchan el avance industrial, los cambios de transformación y la desculturización del esquema capitalista, nos rigen a toda expensas con sus normas del viejo sistema sin una política adecuada y acorde al Nuevo Orden Del Trabajo Social. Priva su voluntad, dominio, más control total tras la apariencia pseudo socialista mascarada por los "augustos" informes donde para nada tiene participación ni protagonismo, que no sea la solo explotación o venta del esfuerzo físico del trabajador y trabajadora; no se consolidad la sociedad social, se cumple aquello, de que el papel aguanta toda maniobra posible, y en este caso preciso, toda la estrategia para congelar la complementariedad de los cambios radicales a cometerse, las estructuras de fondo y sostener los míticos atrasos. Se conforman los gremios apestados de representatividad tradicional que le sirven de asolapados operadores políticos para cuartar la organización trabajadora protagonista, envolviéndola en la tramoya teatral de la figura sindical de composición ideológica capitalistas dada la condición de formación y el espíritu de tiranía de su nueve escogidos con la predilección de negociar las necesidades materiales mitigando las sociales y por supuesto, usurpando el pleno derecho a ser ellos dueños y conductores colectivos de lo que está obligado a que convertirse en utilidad de propiedad comunal en conjunto por los momento y por ahora de la dualidad obrero-trabajador y Estado-gobierno transitorio. Eso, es lo que bien nos define la permuta del viejo ideal por el nuevo que debe abrirse a la realidad de su época y consolidar ganar espacios de lucha política. Estamos anquilosados por la mayoría del empresariado y del manejo descargado sobre la masa operadora, se necesitan decisiones firmes.



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Omar Ignacio Pinto


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