¿Dónde está la clase obrera?

Esta es la pregunta que con toda razón hace el Presidente Maduro, quien proviene de la clase obrera y se encuentra en la mejor posición para valorar la correlación de fuerzas políticas. Es evidente que se trata de la única clase que no está jugando papel alguno en el proceso social y político.

En simple declaración han quedado las alianzas sindicales acordadas por el Congreso Obrero de la Central Bolivariana Socialista, un acuerdo que responde a la conciencia de que la vieja división determina la pasividad de la clase obrera e influye de manera decisiva en la situación política y la defensa nacional.

Más de 7.000 sindicatos, varias centrales y numerosas federaciones sindicales desalientan el espíritu clasista y apenas el 17% de la masa trabajadora está afiliada en sindicatos, lo que demuestra que cada uno está constituido por un escaso número de integrantes. Según el censo electoral existen aproximadamente 14 millones de trabajadoras y trabajadores en edad de votar.

Los problemas sociales solo tienen soluciones sociales. La guerra económica, la corrupción administrativa y la inseguridad personal, en estrecha conexión, solo pueden enfrentarse con éxito sobre la base social de la clase obrera unida. Las medidas policiales y judiciales, sin esta base, tienen una relativa eficacia. La lucha por la unidad de la clase obrera adquiere en esta etapa verdadera urgencia y pensamos que las alianzas sindicales, tal como las propone la Central Bolivariana Socialista, es tarea que debe acometerse con urgencia.

No se puede en Venezuela endilgar culpas a determinado sector, porque si bien es cierto que el gobierno de la época inició la división en 1961, también lo es que la izquierda legitimó esa división al crear otra central sindical. El gobierno, al servicio del imperialismo yanky, se propuso poner fin al movimiento popular antiimperialista iniciado el 23 de enero de 1958, pero el error de la izquierda fue de tal magnitud que 64 años después aún se están padeciendo las consecuencias de ese error.

La pregunta de Nicolás Maduro cobra pleno sentido cuando al mismo tiempo plantea radicalizar la revolución. La burguesía interior ha estado asociada al imperialismo y solo el proletariado puede acometer la revolución de liberación nacional y el socialismo.



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Roberto Hernández Wohnsiedler

Abogado y Sociólogo. Fue diputado, vicepresidente de la Asamblea Nacional, Ministro del Poder Popular del Trabajo y Seguridad Social y militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV). Es autor del libro La Clase Obrera y la Revolución Bolivariana.

 robertohernandezw@gmail.com

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