Máximo Canales: la guerrilla urbana

Hoy, a la 5 a.m., al abrir el Correo (Internet), me encontré con la noticia, enviada por Luis Eladio Márquez, del lamentable fallecimiento de Paúl del Río. Según la información, murió como mueren los valientes, de frente, sin crucifijos ni rogativas. Cuando se reconoce que el paso de los años deteriora las facultades. ¿Para qué vivir? Talvez le hizo honor a su homólogo Paúl Lafarguer.

Conocí a Paúl del Río en diciembre de 1961, cuando se encontraba "enconchado", junto con su hermano (ingeniero), en el apartamento (Santa Mónica), de mi primo Enrique Guillén Mora. En ese entonces yo andaba en gestiones para organizar la lucha campesina, utilizando como instrumento legal la Ley de Reforma Agraria (febrero de 1960). Dicha actividad nos condujo a organizar junto con Augusto Vergara - sugerencia de Simón Sáez Mérida - las primeras solicitudes de tierras en El Vigía, lo cual desató la represión del gobierno y condujo a lo que se conoce como "La guerrilla de La Azulita". Primer intento de organización guerrillera surgida en Venezuela (Triangulo Negro.1960). Los gobiernos elaboran leyes para beneficio de las mayorías y cuando éstas, las utilizan, dichas leyes se transforman en subversivas. ¡Qué paradoja!

Por motivo del fracaso en La Azulita (Páramo La Mona 1962), salimos del país y luego de permanecer seis meses en Colombia y Ecuador, el plan de regreso nos conducía a la incorporación a la guerrilla de Los Humocaros con Argimiro. Caímos presos en la alcabala de San Antonio, con lo cual se frustró el plan.

Al salir liebre, regresé a Tovar. En septiembre de 1963, la situación de Paúl se hizo muy difícil en Caracas, viajó y se "enconchó" en mi casa (Hacienda El Volcán). Durante la permanencia conversamos mucho sobre el pro y el contra de la lucha urbana y la lucha rural. Tema del momento en la izquierda. Paúl, como guerrillero urbano, había demostrado su gran audacia para realizar acciones. Mi tesis era la guerrilla rural, la organización campesina. En síntesis, la una era el complemento de la otra. El accionar de ambas era la forma de dividir las fuerzas represivas al tener que vigilar las ciudades y combatir la guerrilla en el campo, lo cual exigía aumentar el contingente militar y policial. Es lo ocurrido en Colombia, luego del Caguán, elevar el contingente militar/policial a más de 500 mil efectivos, que tampoco han derrotado ni a las FARC ni al ELN. Las acciones contra la guerrilla (asesinato de Raúl Reyes, Jorge Briceño, Alfonso Cano), han sido realizadas por medio de bombardeos aéreos, con tecnología militar gringa. En sesenta años, las campañas militares con 100 mil o con 500 mil efectivos, de igual manera han sido derrotadas por la guerrilla.

Durante la estadía en El Volcán, para distraer el tiempo, con un revolver calibre 38 realizábamos prácticas de tiro al blanco. En lo cual Paúl tenía una efectividad asombrosa.

El seudónimo, Máximo Canales, lo tomó del aviso que existía en las autopistas para indicar la velocidad en cada canal.

En noviembre de 1977 nos encontramos en el aeropuerto de Tocumen (Panamá), viajaba con su compañera (esposa). Yo iba de paso hacia Tegucigalpa y Guatemala. Tomamos el mismo taxi y me invitó a ubicarnos en un hotel cerca de la Embajada de Cuba, donde debía realizar gestiones. Me contó que estaba de paso hacia Nicaragua para incorporase al Frente Sandinista. Brindó su aporte a la guerra de liberación nacional y al caer el régimen de Somoza, participó en el ingreso victorioso a la ciudad de Managua.

La retención de Di Estefano y el secuestro del barco "Anzoátegui" demostraron su audacia para las acciones militares urbanas. Siempre admiré su sencillez, tranquilidad, parsimonia y la inquebrantable fortaleza de sus ideales.

Paúl se retiró de la lucha activa y se dedicó a cultivar sus facultades artísticas. Abrió una Galería en Sabana Grande. En mis viajes a Caracas, luego de visitaba a Domingo Alberto Rangel en la oficina que tenía en Pro Venezuela, pasaba a visitar a Paúl y me mostraba sus pinturas o me leía sus poemas.

Se marcha un inolvidable compañero de la lucha revolucionaria que, en la década de 1960, participó en el empeño de elevar el ascenso de masas para la transformación de la sociedad.

¡Gloria a su memoria!



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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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