Alquimia Política

Sartre y la hermenéutica

La hermenéutica en tiempos de modernidad, postmodernidad e hipermodernidad, está cifrada en el legado de la filosofía existencialista, descrita en el "ser y la nada", de Jean Paul Sartre (1905-1980), filósofo, escritor, novelista, dramaturgo, activista político, biógrafo y crítico literario francés, exponente del existencialismo y del marxismo humanista, como síntesis del pensamiento de Hegel, Husserl y Heidegger; donde el autor idealiza a las personas como seres capaces de crear sus propias leyes al rebelarse contra todo tipo de estatutos, aceptando la responsabilidad, la ética y toda moral personal sin el apoyo de la sociedad, la ética o cualquier norma tradicional. Sartre dice que el hombre tiene la necesidad de plantearse la cuestión de la totalidad: "Ciertamente, existo aquí como comprometido en esa totalidad, pero puedo ser conciencia exhaustiva de ella, puesto que soy a la vez conciencia del ser y conciencia (de) mí. Solamente que esa cuestión de la totalidad no pertenece al sector de la ontología. Para la ontología las únicas regiones de ser que pueden elucidarse son la del en-sí, la del para-sí y la región ideal de la causa de sí."

En esta obra divide la realidad en dos regiones: el ser-en-sí y el ser-para sí (o de forma abreviada, lo en-sí y lo para-sí). El ser-para-sí es el ser de las personas, es la persona en tanto que subjetividad, en tanto que dotada de conciencia y libertad. El ser-en-sí es el ser de las cosas, de los objetos, de las realidades no humanas. Sartre, crear una idea abstracta del ser-en-sí, partiendo del antecedente de ser de Parménides (540-450 a.C.), que decía: "El ser es. El ser es en-sí. El ser es lo que es". Con la afirmación "el ser es" Sartre quiere señalar que el ser es positividad, realidad, actualidad. En el ser no está presente la nada, ni la diferenciación, ni el movimiento, simplemente es, por ser compacto, denso, homogéneo, no incluye en su interior duplicidad alguna.

Para Sartre, las nociones tradicionales de acto y potencia, apariencia y realidad, no existen; la nada no está presente en el ser, es un atributo que se le ha dado a la realidad; en el ser-en-sí no hay duplicidad de potencia y acto; el ser-en-sí no es consciente, pues la consciencia exige una especie de escisión, de hueco en el ser, y el ser-en-sí es lleno. El ser en-sí es increado; la noción de creación de lo real le parece absurda a Sartre; pero por otro lado el ser-en-sí no es causa de sí, simplemente es. Y por ser de este modo, sin justificación, ni sentido alguno, sin poder ser explicado o deducido, está demás; es un puro hecho, sin causa, sin razón, su existencia es absurda. Sartre, distingue en el hombre dos niveles de ser distintos, el humano y libre, y la parte común con los seres no humanos, la dimensión de cosa u objeto, la existencia ya hecha; a esta última la llama Sartre la facticidad del para-sí" y tiene como aspectos destacados: el hombre es cosa; el hombre es facticidad por su pasado; el hombre es cosa también por su situación la circunstancia concreta que le toca vivir limita las posibilidades de escoger; y el hombre es finito, la muerte lo convierte en una cosa, en algo ya fijo, establecido. El hecho del estar presente la conciencia ante sí misma es un signo de la existencia de una cierta dualidad o separación en el interior de la conciencia, pues no parece posible el conocimiento de uno mismo sin una cierta distancia. El hombre se convierte así en el ente por el que la nada adviene al mundo; esta nada en el interior del hombre es lo que le hace ser libre, le permite estar abierto siempre al futuro y nunca identificarse completamente con su ser actual, el-para-sí no es lo que es, y es lo que no es.

En este sentido, Sartre contraste lo existente con lo no existente, ya Immanuel Kant, estableció diferentes categorías de nada, y Hegel afirmará que el ser y la nada, son igualmente indeterminados porque la nada tiene la misma falta de determinación que el ser. Esta idea parte de vaciar al ser de toda referencia tras el objetivo de alcanzar la pureza absoluta; purificado, el ser y la nada son lo mismo, la absoluta inmediatez del ser lo coloca en el mismo plano que su negación y solamente en devenir podrá surgir como un movimiento capaz de trascender la identificación de la tesis y la antítesis.

A todo esto, concluye Sartre, nuestras "…investigaciones nos han permitido responder a la primera de esas preguntas: el Para-sí y el En-si están reunidos por una conexión sintética que no es otra que el propio Para-sí. El Para-sí, en efecto, no es sino la pura nihilización del En-si: es como un agujero de ser en el seno del Ser. Conocida es la amena ficción con que ciertos divulgadores acostumbran ilustrar el principio de conservación de la energía: si ocurriera, dicen, que uno solo de los átomos constituyentes del universo se aniquilara, resultaría una catástrofe que se extendería al universo entero, y sería, en particular, el fin de la Tierra y del sistema estelar. Esta imagen puede servirnos: el Para-sí aparece como una leve nihilización que tiene origen en el seno del Ser; y basta esta nihilización para que una catástrofe total ocurra al En-sí. Esa catástrofe es el mundo. El Para-sí no tiene otra realidad que la de ser la nihilización del ser. Su única cualificación le viene de ser nihilización del En-si individual y singular, y no de un ser en general. El Para-sí no es la nada en general, sino una privación singular; se constituye en privación de este ser. No cabe, pues, que nos interroguemos sobre la manera en que el para-sí puede unirse al en-sí, ya que el para-sí no es en modo alguno una sustancia autónoma."

azocarramon1968@gmail.com



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