Este 23 de enero se conmemora otro aniversario del derrocamiento del general Marcos Pérez Jiménez, hecho que dio paso a la llamada democracia puntofijista. Por tal motivo, es pertinente exponer aquí una breve descripción general del estado Mérida en la década de 1950.
- La población urbana, inferior a la rural, crecía sostenidamente, aunque no con la rapidez de hoy día. Si bien la emigración del campo se acentuaba con el paso del tiempo, muchas aldeas mantenían una importante dinámica socioterritorial. El número de habitantes de algunas poblaciones merideñas, de acuerdo al censo de 1950, era el siguiente: 25.064 en Mérida, 6.136 en Tovar, 3.158 en Ejido, 1.972 en Timotes, 1.688 en El Vigía, y 1.462 en Lagunillas (Francisco Martínez, en “Diccionario Geográfico del estado Mérida”).
2. La capital del estado crecía de una forma relativamente rápida, más allá del casco central y las calles longitudinales y transversales que, en buena medida, constituían la cuadrícula (imperfecta) que servía de asiento a la urbe colonial. Se trataba de un crecimiento algo desordenado y disperso, con la ocupación de espacios anteriormente destinados al desarrollo agropecuario, y de ejidos y terrenos baldíos.
3. La carretera Trasandina era la principal vía del estado (la Panamericana fue construida posteriormente), contribuyendo al sostenido crecimiento poblacional y a la progresiva modernización de la ciudad de Mérida y de otras localidades. Algunas rutas de menor relevancia también posibilitaban la movilización de personas y mercancías en Mérida, y numerosos caminos de origen colonial (caminos de recuas) aún eran transitados con frecuencia, siendo, en algunos casos, las únicas vías para acceder a algunos pueblos. Los vehículos automotores desplazaban poco a poco a los animales como medios de transporte.
4. Muchos merideños aún no tenían acceso a servicios como la electricidad, la telefonía y el agua proveniente de acueductos. La modernización era progresiva, pero lenta.
5. La agricultura continuaba como el más relevante sustento económico de los merideños, seguida por la ganadería y otras actividades. Destáquese la burocracia como fuente laboral, conformada por cientos de empleados públicos.
6. Numerosas obras fueron construidas e inauguradas en Venezuela, y en Mérida, entre otras edificaciones, vio la luz el Mercado Periférico (1954), que hasta el día de hoy abastece de alimentos y otras mercancías a los merideños.
7. La Universidad de los Andes seguía expandiendo su planta física, y el 15 de diciembre de 1956 fue inaugurado el nuevo edificio central (Edda Samudio, en El Edificio Central de la Universidad de Los Andes). El papel de esta casa de estudios en la ocupación espacial, en el crecimiento de la población y en la economía de la capital, será cada vez más importante.
8. El número de médicos en los principales centros poblados del estado andino iba en aumento; no obstante curanderos, comadronas y otros personajes, seguían atendiendo a enfermos y embarazadas a la usanza tradicional, mediante el empirismo fitoterapéutico (curación con plantas). En esa época no existía el Hospital Universitario de los Andes, pero si funcionaban algunos centros de salud generales y especializados en la ciudad de Mérida: el hospital general de los Andes, el sanatorio antituberculoso, la casa de maternidad (hoy Camiula), el dispensario antivenéreo, entre otros.
9. La actividad turística ya era importante en el estado, y lo será aún más tras la inauguración del Sistema Teleférico, construido en la segunda mitad de la década. No pocos hoteles, posadas y restaurantes satisfacían las necesidades de alojamiento y comida de los visitantes que disfrutaban los pintorescos paisajes andinos. En la capital de la entidad, operaban, entre otros, el hotel Belensate y el Prado Río (hoy Venetur).
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