Sindéresis

Lo que pasó en Guayana: cuando la expropiación no paga

Entre los países del mundo donde se ha impuesto la idea socialista, hay muy pocos  donde, practicada la expropiación como metodología estratégica de gobierno,  se hayan obtenidos resultados finales  positivos para la economía en cuestión. En nuestro país esa realidad además de elocuente es patética. Y no es que la expropiación sea un mecanismo socialista de perversa aplicación. No. Las expropiaciones son saludables cuando se aplican en función de generar una riqueza colectiva que debió  haber sido previamente evaluada y proyectados sus resultados con exactitud matemática. Si ese factor está exento de la operación, la injusticia y la ruina están en el umbral de ella. Lo que pasó en Guayana con la empresa Gold Reserve y la Concesión de oro Brisas del Cuyuni, es un dramático ejemplo de tal aseveración. La empresa canadiense-norteamericana  administraba una concesión en la cual hizo una inversión millonaria, cumpliendo con todos los requisitos técnico ambientales para extraer el beneficio bajo estrictas normas de explotación. El Estudio de Impacto Ambiental fue aprobado por las autoridades,  y el plan geoexploratorio y proyecto de explotación ya habían culminado. Tan solo se esperaba una extensión de la concesión y un acuerdo previo explotacional que le diera una buena y justa participación al estado venezolano. Un sinnúmero de venezolanos, con buena remuneración y amplias condiciones de trabajo laboraban en la empresa sin mayores contratiempos. Pero el mal cálculo y la irresponsabilidad de algunos personeros que estuvieron en el Ministerio de Minas y Petróleo prefirieron, como queriendo mostrar una calidad revolucionaria que jamás tuvieron, romper la racionalidad de acordar con la empresa nuevas condiciones en las  operaciones mineras de Brisas del Cuyuni. Se le negó la posibilidad de extensión de la concesión a la empresa y se expropiaron sus bienes. Talleres, habitaciones, comedores, laboratorios y accesos  que componían el campamento levantado en el sitio, hoy luce en ruinas. Quien suscribe lo pudo constatar. Cientos de trabajadores despedidos. La minería ilegal se apodera día a día de los espacios auríferos. El pranismo azota y la corrupción alardea. El ambiente natural gime. Lo que pudo haber generado riqueza para el país y un buen ensayo para explotar oro en excelentes condiciones, hoy es una calamidad. La expropiación se practicó con irracionalidad extrema. Hoy, un Tribunal arbitral del Banco Mundial falla a favor de la empresa e insta a Venezuela a indemnizar con $740 mm a la empresa Gold Reserve. O sea caminamos sobre dólares para tomar centavos. Si la revolución no aprende que el objetivo ulterior del socialismo es el bienestar de los pueblos cualquiera sea la circunstancia para lograrlo sin mellar la dignidad y el honor de la patria, muy lejos estamos de concretarlo.

 



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Neri La Cruz


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