La expresión trasnochados es un término despectivo que creó la derecha para descalificar a los revolucionarios que abrigaron la esperanza de desarrollar una revolución en la Venezuela de los setenta y ochenta. Con todas sus equivocaciones, que sin duda fueron muchas, la lucha armada y la batalla política, tuvo en sus filas gente decidida y dedicada, sin contar los cientos que murieron creyendo que ese era el camino. Chávez no solo los reivindicó, sino que jamás le escuchamos una expresión de descalificación ni de irrespeto; además de la incorporación de varios de ellos al gabinete. Y entonces debemos preguntarnos: qué hicieron revolucionarios de toda la vida como Giordani, Navarro o Ana Elisa Osorio, para que de la noche a la mañana sean unos “fracasados”, “traidores” y “trasnochados” tal como los calificó mi camarada Nicolás.
Luego de las duras expresiones del Presidente en contra de estos “trasnochados”, regresé corriendo a ver la película “La revolución no será transmitida” por algunas escenas que recordé. Allí estaban Ana Elisa y Navarro, en Miraflores, junto a otros líderes del chavismo, tratando de encontrar una salida para salvar a Hugo y el proceso. Y es justo entender que también prestos a morir si a algún militar gorila se le hubiera ocurrido resolver el problema a sangre y fuego. Por ello me entristece escuchar a un camarada utilizar un término que tantas veces le escuché decir a connotados líderes de la derecha durante la Cuarta República.
Ya dije que el documento Giordani fue a destiempo. Pero tampoco es posible negar hechos que sabe todo el país; y es obvio que en cualquier momento alguien que conozca la dinámica del alto gobierno y que no esté de acuerdo con algunas decisiones, dará un paso al frente para decir lo que se está haciendo mal.
Y a decir verdad, el tema de crisis política ha operado como un chantaje y autochantaje desde el inicio del proceso, con el viejo cuento de que denunciar esto o lo otro es un arma para el enemigo. Catorce años después tenemos un gobierno altamente descompuesto, con niveles de corrupción que rebosan los límites de la imaginación y problemas de incompetencia ya incontrolables. Un Estado que se acerca a cuatro millones de empleados, pero más ineficiente, menos servidor público y más de derecha. Para colmo, el gobierno no tiene idea de hacía dónde enrumba la política económica y se escarcea de manera inteligente para dejar morir el Plan de la Patria.
¿Qué dijo el “trasnochado” Giordani? Nada que no sepamos, porque el pueblo, además de no ser pendejo, lo vive todos los días. Hay que tomar correctivos y ponerse serio para poder mantener este proceso a flote. ¿Qué dijeron Navarro y Ana Elisa? Nada que no sea cierto. El chantaje y la amenaza no pueden ser óbice para la crítica.
Y hay una cosa que me parece aún más preocupante. La lealtad no es una exigencia, es un sentimiento. No se puede exigir lealtad cuando se trata a la gente de fracasado y traidor. Los revolucionarios somos leales a las ideas y a los proyectos, no a los hombres. Si hay hombres que encarnen ese proyecto, entonces somos leales a ese hombre. Yo nunca escuché una expresión despectiva y vejadora de Chávez contra algún camarada. Ni siquiera contra la oposición más allá de calificarlos de escuálidos. Por ello, somos leales a Chávez y a su ideario. Si éste lo encarna Nicolás, entonces seremos leales a Nicolás, pero la lealtad no es un axioma, tiene más de afecto y de humano que de otra cosa.
Y es sumamente preocupante cuando el Presidente Maduro asegura que la política económica la dirige él. Craso error. Ha de ser por ello que estamos tan mal. La política económica debe ser diseñada por un equipo multidisciplinario, con una muy alta formación política, porque es ésta la que determina la economía. Sin embargo, y por tenerlo cerca, el caso Cuba es emblemático. En los últimos cinco años le han dado la patica al capitalismo de una manera acelerada. Miren los resultados. Y ello es producto no solo de la presión del imperio y las trasnacionales, sino de los errores en materia económica. Es un tema muy complejo el de la economía para que lo decida alguien tan ignorante en la materia. Mucho menos en nuestro caso, cuyo reto es construir un país potencia, pero no por la línea del neoliberalismo, sino creando modelos económicos propios.
Creo que lo más preocupante de todo esto, es la intolerancia. La ausencia de autocrítica y la imposibilidad de llamar a un gran debate nacional del chavismo en donde las verdades priven por sobre cualquier. Claro está, si es que queremos hacer una revolución y dar un paso hacia la construcción del socialismo en el entendido de que ese fue el legado del camarada Hugo.
Monitoreando las reacciones de diferentes articulistas y militantes sobre las acusaciones de Nicolás, estigmatizando a los camaradas de fracasados y traidores, me vienen a la memoria dos hechos históricos sobre los cuales he leído. En su momento, ambos llegaron a niveles de terror en donde murió gente por el simple hecho de que no le gustó a otro, o porque opinó de manera diferente. Nunca cometió un delito.
A la muerte de Lenin, éste mantenía un debate público con los formalistas rusos, una tendencia socialista pequeño burguesa integrada por académicos, intelectuales, artistas, que en definitiva no aupaban una revolución, sino una reforma. Nomás llegar Stalin al poder y cortó por lo sano. Se dice que unos 35 mil pasaron por las armas y las cárceles. No hubo debate, solo imposición.
El macartismo fue uno de los períodos más oscuros de la historia moderna de Estados Unidos, cuando un senador llamado Joseph McCarthy desencadenó un proceso de delaciones, acusaciones infundadas, denuncias, interrogatorios, procesos irregulares y listas negras contra personas sospechosas de ser comunistas, entre 1950 y 1956. También McCarthy acusó de deslealtad, subversión y traición a la patria. Solo le faltó fracasado.
Es imperioso el debate. Es imprescindible el debate. Necesitamos decirnos verdades más allá de aceptar imposiciones de líneas políticas de gente que no sabe de política o que mediocrizó la política. Porque ya no es posible imponerle al pueblo cosas subestimando sus niveles de conciencia. Para ello Chávez les enseñó y no podemos pretender ahora que se tapen los ojos.
Y dejen atrás ese bendito chantaje de que somos contrarrevolucionarios quienes señalamos fallas y errores. Porque no está en discusión el apoyo a Maduro y al proceso. Pero nadie puede negar que el gobierno está lleno de ladrones e incompetentes que por cierto no están pasados a tribunal disciplinario, porque el sol no se tapa con un dedo.
Caminito de hormigas…
Ya nadie da nada por la MUD. Hay conversaciones para crear un organismo nuevo que coordine a la derecha a nivel nacional. La idea es dejar a un lado a los terroristas para poder pactar con los militares… Me dicen que María Corina tiene un pie en la cárcel. Sus abogados no encuentran por dónde sacarla. Hay mucha presión de los amos del valle para que el juicio se engavete… El país entero está esperando la lista de los que se robaron los 25 mil millones de dólares de Cadivi. Eso es un hecho… Otro hecho es que aún nadie nos dice quién mató al camarada Eliezer Otayza… Esta columna se pregunta porque no se investiga a las mafias que se están formando en Misión Sucre, dirigida por profesores y coordinadores de derecha… Entre 20 y 25 palos cuesta obtener una pensión del IVSS. ¿Y el gobierno? bien gracias… Me aseguran que hay entre cinco y diez mil calificaciones de despido en el Ministerio del Trabajo. ¿Alguien me lo puede explicar?