La incoherencia de la izquierda nominal

Ser de izquierda hoy

Hay momentos en los que no está del todo claro qué significa ser de izquierda. Si buscamos un decálogo definitivo que nos permita establecer con claridad qué define a la izquierda y qué la diferencia de la derecha, encontramos caracterizaciones de distintos tipos, la mayoría de las veces relacionadas a la izquierda en plural, como bloque político localizado en una coyuntura determinada. Pero parece fundamental contar con un horizonte mínimo de lo que caracteriza a un izquierdista, lo que define que alguien sea de izquierda.

En una época que se definió por la hegemonía del discurso político liberal y los paquetes económicos neoliberales, se afirmó con frecuencia que nos encontrábamos ante el fin de las ideologías, suponiendo que la caída del muro de Berlín representaba la muerte no sólo del marxismo sino de la izquierda en general. Pero frente a ese panorama, aquellos que desde siempre lucharon contra el capitalismo junto a los que se sumaban a esa lucha, mantuvieron alzadas las banderas, continuaron encendiendo los ánimos y lograron victorias significativas, como en el caso venezolano.

Pese a esas victorias se continuó alimentado la idea sobre la poca claridad respecto a las fronteras entre la izquierda y la derecha, resultando que coaliciones electorales opuestas a gobiernos que se definen como socialistas o pro socialistas en la América Latina, han utilizado esa confusión, llegando a definirse como verdaderamente de izquierda. También sucede con frecuencia que pocas personas que conocemos se asumen de derecha, la mayoría sostiene que fue o sigue siendo de izquierda, aunque no apoye a los gobiernos que se asumen como tal.

Sumado a esto, resulta muy preocupante que esa supuesta oscuridad respecto a lo que significa ser de izquierda, induce a mucha gente a pensar que serlo es simplemente apoyar a los gobiernos, alzar algunas banderas, repetir consignas y criticar a la derecha. Ser de izquierdas termina por convertirse en un discurso, algo que se asume no como un compromiso vital que se traduce en una actitud cotidiana, sino como un determinado deber expresado sólo de manera verbal. Se disocia la relación entre palabra y acción.

Dentro de la militancia de izquierda abunda el comportamiento despótico en las propias relaciones interpersonales, a la vez que existe mucha gente que sólo se diferencia de la derecha en las banderas que alza, algunos discursos que dice y los compromisos verbales que asume. En este sentido, parece que la brecha entre lo que decimos y lo que hacemos es más grande, porque se ha olvidado que una de nuestras batallas más difíciles es lograr una coherencia cada vez mayor entre ambas cosas. Ser de izquierda pero comportarse a diario a partir de los antivalores del capitalismo es una contradicción que debemos señalar permanentemente, empezando por nosotros mismos.

En este sentido, pareciera urgente hacernos la pregunta ¿qué significa ser de izquierda hoy en día? En función de trazar al menos una disposición práctica en torno a ciertos temas. Para muchos esa respuesta sólo se puede definir por oposición a lo que es ser de derecha, a los valores del capitalismo. De donde deriva la afirmación de un conjunto de comportamientos asociados a la izquierda enfocados en la lucha por la igualdad en todos sus niveles, lo cual implica combatir el sexismo, el machismo, la homofobia, el racismo, el clasismo. Pero en general existe un elemento común, que es el combate contra el capitalismo en la medida en que se considera un sistema explotador, excluyente y reproductor de desigualdad.

Esta pregunta tal como la hemos planteado podría ser señalada por su generalidad, entre aquellos que critican la idea que apunta a la conformación de una nueva izquierda, en tanto que ésta se deslinda de algunas visiones del pasado, consideradas ortodoxas y caducas. Quienes sostienen esto dirían que debemos ser más precisos y preguntar ¿Qué es ser comunista hoy? O ¿Qué es ser socialista hoy? Si bien la acotación es válida, la generalidad de la pregunta nos permita dirigirnos al núcleo del problema.

No queremos responder cuáles son las cualidades de una organización que se define de izquierda, con determinada tendencia específica, sino caracterizar qué valores y prácticas debemos tener aquellos que nos definimos como personas de izquierda. Desde esta perspectiva podríamos decir que una persona que se asume de izquierda lucha por la emancipación, todos los días y en todos los espacios. Con lo cual no se trata nada más de banderas, discursos y compromisos verbales, nuestras acciones deberían estar orientadas por esa necesidad de emancipación, que habría de estar ligada a una emancipación interior, una ruptura con los propios antivalores que nos constituyen. Si duda hoy en día hay nuevos elementos que se incorporan en esa lucha, tanto el combate contra la homofobia como el espíritu ecológico.

Muchos dirán que no basta con cambiar de mentalidad, valores o actitud individualmente, sino que es necesario transformar las relaciones de explotación que constituyen al capitalismo, sus relaciones de producción. Pero hacer depender el cambio necesario de nuestra conducta y mentalidad, del cambio de las relaciones materiales resulta peligroso, porque puede derivar en una actitud descuidada sobre nuestros propios antivalores, que espera a que las relaciones de producción cambien para luego cambiar la conciencia. Ambas cosas han de ir de la mano, porque no podemos transformar las relaciones que genera el capitalismo si seguimos comportándonos a partir del producto de esas mismas relaciones.

No hemos pretendido responder detalladamente a la pregunta, sino asomar la importancia de una unidad entre lo que significa ser de izquierda y una práctica coherente con eso. Vemos con preocupación que muchos camaradas pertenecen a una especie de izquierda nominal, lo es sólo porque se asume de tal manera pero todo su comportamiento está minado, abundando la homofobia, el machismo, la xenofobia así como un espíritu profundamente egoísta. Muchos asumen que la revolución es algo que ocurre siempre hacia afuera. En general son de izquierda porque lo dicen ser, pero resultan ser conservadores en la práctica.

Esta cadena de sugerencias deriva también de la necesidad de identificar qué define nuestras acciones como personas de izquierda y a la izquierda en general para saber cuándo un gobierno que dice ser tal, o uno de sus miembros, se comporta contrario a esas acciones. Saber lo mínimo que constituye la práctica y espíritu de la izquierda nos permite señalar las desviaciones con mayor claridad, para impedir que los procesos históricos tomen un rumbo contrario al deseo de emancipación de los pueblos.



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