Una visión personal

Balance de los XVI Juegos Deportivos Nacionales Andes 2005

Nunca antes me hubiese atrevido a escribir un balance personal de unos juegos nacionales deportivos, a no ser por la desagradable experiencia que significó el haber cubierto periodísticamente más de 60% de las actividades deportivas en los estados Mérida y Táchira, acompañando a la Delegación deportiva del estado Vargas.

Sí, porque, si bien la justa debió concentrarse en los tres estados andinos, es decir; Táchira, Mérida y Trujillo, la verdad fue que se efectuaron competencias de diferentes disciplinas en más de 4 entidades federales. Por ejemplo, Vela se realizó en Maracaibo, Tiro deportivo en Barquisimeto, Boliche en Miranda y Pelota Vasca en Caracas. En Trujillo sólo se llevaron a cabo las competencias de Tae Kwon Do, en consecuencia, imposible que este servidor pudiese narrar lo ocurrido en las disciplinas antes mencionadas y, mucho menos, vivir la experiencia de pernoctar en Lara o Zulia, no me refiero en este sentido a Caracas o Miranda pues, soy de Vargas y por tanto mantengo un permanente contacto con estas entidades cómo es lógico comprender.

Entrando en materia, no me voy a referir a las competencias en sí, más bien, el motivo que me anima a escribir lo presente es para hacer una serie de señalamientos que considero pertinentes y que están relacionados con la organización de los juegos –específicamente- en Táchira y Mérida, la atención prestada (al menos en mi caso) a los visitantes y, en el caso de las competencias, a la actuación del arbitraje en algunas especialidades, por no decir en todas.

En el caso de la organización de los juegos, debo expresar que en ambas entidades andinas faltó la señalización de las rutas deportivas, vale decir, las calles y avenidas que debían llevar a los centros de competencia no tenían ninguna indicación por lo que nos vimos obligados a “conocer” la ciudad y, en más de una oportunidad, tuvimos que apelar a la consabida pregunta a los paisanos del lugar “¿Sabe usted cómo se llega a . . .?” Viéndolo desde el punto de vista positivo, al menos ya sé cómo se llega al aeropuerto de Mérida, dónde queda el hospital universitario, dónde está el mercado principal y, por supuesto, la zona llamada La Hechicera, sitio donde nos alojaron en unos bloques prestados al Inavi. Por otra parte, ignoro cual fue el trato dispensado a los demás por parte no sólo de los organizadores de los juegos, sino también por una gran cantidad de personas habitantes de la ciudad –tanto en Mérida como en San Cristóbal-, pero en el caso mío fue un tanto despótico, hostil y en algunos casos, incluso, violento. Recuerdo por ejemplo que, en una oportunidad nos dirigíamos al Complejo Deportivo 5 Águilas Blancas en Mérida y nos pasamos el cruce unos cuantos metros (no había ninguna señal deportiva), retrocedimos, pedimos disculpas a los Fiscales de Tránsito allí apostados y solicitamos nos permitieran doblar en la intersección, éstos de manera grosera nos ordenaron seguir la vía y cruzar “más alantico” unos 6 ó 7 kilómetros más adelante. Es decir, no hubiésemos llegado a tiempo para la competencia de Tenis Campo donde por cierto –contra viento, marea, Miranda y otros más- Jonathan Medina obtuvo la primera Medalla de Oro para Vargas. Otra perla, en el juego decisivo por la medalla de Oro entre los equipos de Béisbol de Mérida y Vargas, la actuación del público y los árbitros fue realmente vergonzosa. En primer lugar, el público –más de 5 mil personas- se comportó de una manera realmente salvaje, escupieron a nuestra mascota (uno de los nuestros con el disfraz de Tiburón), gritaban epítetos irrepetibles a los jugadores, llevaron grandes espejos con los que cegaban, reflejando la luz solar, a nuestros muchachos en el campo de juego. Los nuestros en el primero Innig del juego hicieron 6 carreras, pues los árbitros revisaron el guante del lanzador de Vargas, las pelotas y, además, solicitaron la nómina de todos los jugadores para realizarles la prueba Anti doping, en mi caso, me sacaron del campo de juego por que “legalmente no podía estar allí”, medida que no les fue aplicada a los periodistas del lugar, en fin, como comentara nuestro Director Técnico Adrián Mayora, “Alexis, ni los Yankess de Nueva York hubiesen podido ganar este juego”. Si hasta se dejaron pegar la pelota los merideños para producir bases por bolas y así, incluso anotaron carrera y los árbitros; “Bien, gracias”. Todo esto, y más, ocurrió en la ciudad de Mérida.

En San Cristóbal no fue menos, cito el caso del Fútbol Sala, el primer juego de Vargas que se escenificaría en el Gimnasio de Fútbol Sala del Complejo Deportivo de Pueblo Nuevo a las 2 de la tarde, fue diferido para las 8 de la noche porque dizque se iba a presentar el gobernador del Táchira y el Ministro de Educación Aristóbulo Isturiz, a nosotros -ni a nadie- nos dejaron estacionar nuestro vehículo en el estacionamiento oficial del gimnasio, aquello se convirtió en un pandemonium de carros y gentes, Vargas terminó jugando a las 10 de la noche y, el bendito gobernador y ministro nunca llegaron. Destaco también el hecho que, el calendario de los juegos de la especialidad a partir de ese momento, fue alterado de manera abrupta y consecutiva hasta su final.

Finalmente, por ahora, el caso del arbitraje ya es casi un lugar común la crítica. Sabemos por experiencia, que los jueces en las diferentes disciplinas siempre favorecen a uno u otro atleta dependiendo de varios factores que inciden sobre ese comportamiento. El primero es el económico; las medallas, aunque usted no lo crea, tienen precio: Oro puede valer 3 ó 5 millones de bolívares, Plata entre 1,5 y 2 millones y Bronce desde 500 mil hasta un millón. Ésta situación se presenta, fundamentalmente, en los deportes de combate aunque las demás disciplinas no están exentas de estos desafueros. Quizás la excepción en estos casos sean las disciplinas reinas de los juegos; vale decir, el Atletismo así por ejemplo, el corredor de 3 mil metros planos que llegue primero a la meta, llegó y punto eso es indiscutible, igual para las demás modalidades como Lanzamiento de Jabalina, Media Maratón, Impulso de Bala, Salto Alto, Largo, etc. Otros factores pueden ser el origen del árbitro, sí éste es –por decir algo- de Tucumán, pues seguro tendrá la tendencia a favorecer a los tucumanos. Estos casos, yo siempre los he percibido en los diferentes encuentros deportivos a los que he tenido la suerte de asistir, sin embargo debo reconocer que nunca antes en unos juegos nacionales, la parcialidad de los jueces fue tan descarada como en estos recientes juegos de los Andes. En el Fútbol Sala, Béisbol, Kenpo, Fútbol Campo (Lo dijo Jimmy López de Distrito Capital en Meridiano del 26/12), Tenis Campo, etc. Creo, firmemente, que esta situación del arbitraje debe revisarse muy seriamente pues los afectados directamente son los atletas y, al fin y al cabo, el país pues, de acuerdo a los resultados de los Juegos Nacionales, se escogen a los deportistas que nos representarán en los eventos internacionales, entonces tendremos a medallistas de Oro ficticios, con marcas o records otorgados complacientemente por los árbitros y, naturalmente, el fracaso no se hará esperar. Todavía falta mucha tela que cortar, pero dejémoslo hasta aquí, repito, por ahora.


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